Tras buscar desesperado sus pertenencias y aceptar la cruda verdad de que ya no tenía nada de lo que tanto había ahorrado, ninguna de sus pertenencias, ni su querida, adorada guitarra con él, había caminado durante una hora intentando recordar algo del camino, alguna calle, algún letrero que le fuera familiar, que le dijera que estaba cerca, pero nada, no era capaz de recordar nada, todo era nuevo, todo era desconocido.

Y en ese momento, Joshua Hong había sentido un nudo en su garganta que crecía y crecía. Se llamaba desesperación, y estaba comenzando a apoderarse de él. Cuando llegó a un negocio y entró a preguntar dónde se encontraba, el hombre le había dicho lo que parecía ser el otro extremo de la ciudad, a una hora en autobús. Joshua le había dado las gracias, había salido del lugar, se había sentado en el suelo y sin saber qué más hacer: lloró. Lloró amargamente, desesperado, sin un lugar donde dormir, sin dinero ni un mísero trozo de papel o un lápiz para escribir algo que le hiciera desahogarse y sentir mejor. No tenía nada, ni siquiera podía volver a casa, no tenía nada con él, ese hombre le había robado todo y él había caído como el estúpido campesino que era, del que todos los hombres de ciudad se reirían. Quería morirse, sus padres le habían advertido tanto de esto, se sentía tan avergonzado y tan tonto, las lágrimas corrían amargamente por su rostro empapando sus manos que lo cubrían, los sollozos le hacían tener pequeños espasmos que intentaba acallar y disimular cada vez que alguien caminaba por la acera frente a él, pero era difícil, pues no podía acallar los pensamientos en su cabeza que le decían que moriría solo en esa enorme ciudad de la que no sabía nada.

No sabía cuánto tiempo había llorado sin parar, pero de pronto escuchó la puerta del negocio abriéndose fuerte y un par de gritos que lo sacaron de su miserable estado por un momento. Miró confundido qué era aquel escándalo y pudo ver al hombre que antes le había respondido su pregunta gritándole a una mujer.

- ¡VETE DE AQUÍ Y NO VUELVAS A ROBAR MI NEGOCIO!

- ¡NI SIQUIERA ESTABA ROBANDO!

Ambos se gritaban mutuamente mientras la mujer, totalmente ofendida, dejaba el negocio voluntariamente gritándole al hombre por estarle gritando a ella. El hombre cerró la puerta con fuerza y la mujer, de brazos cruzados, le gritó a la puerta "¡QUIÉN VA A QUERER ROBAR DE TU COCHINO NEGOCIO!

Luego de eso hubo silencio. Joshua secó un poco su rostro húmedo miserablemente y, siendo lo único que quedaba en su bolsillo, limpió su nariz con un pañuelo que le quedaba. La muchacha lo miró entonces y Joshua la miró de vuelta, sintiendo su corazón latir fuerte al cruzar sus miradas. Era hermosa, la mujer más bella que haya visto en su vida. Sus ojos rodeados de largas pestañas eran profundos, soñadores, sus labios rojos destacaban su piel blanca y el lunar en su mejilla destacaba como una pequeña estrellita brillante, su cabello era rubio y largo, algo desordenado, perdiéndose entre el gran abrigo que traía, cubriendo un rojo vestido bastante corto que mostraba sus largas piernas las cuales intentó no mirar demasiado para no faltarle el respeto. Fueron casi segundos, pero Joshua tragó saliva y la muchacha, aun molesta sin decir nada se sentó a su lado, murmurando y alegando contra el hombre del negocio quien la había sacado del lugar. Joshua la miró confundido, aun con ganas de llorar y morir, y la mujer como si nada sacó de su abrigo negro una cajetilla de cigarros y un encendedor, encendió uno de los cigarros y comenzó a fumar en silencio. Tras un par de bocanadas de humo, murmuró.

- Malditos cigarritos de mala calidad, ni siquiera tiene cosas buenas para robar ese hombre – se quejó fumando aun el cigarrillo entre sus dedos. Su voz era más ronca de lo que habría esperado, pero tenía cosas más grandes en su cabeza como para preocuparse de eso. Entonces la muchacha lo miró alzando una ceja - ¿Qué te pasó a ti? Te ves acabado – dijo con el cigarrillo entre los dedos. Joshua suspiró, si comenzaba a hablar estaba seguro que comenzaría a llorar otra vez.

Las estaciones [JiHan/Jicheol]Where stories live. Discover now