Capítulo 1.

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 Me despierto con ganas de seguir durmiendo como estaba hace unos días atrás, en verano, pero me doy cuenta de que probablemente este sea mi año.

 Empiezo tercer curso de ESO en un nuevo instituto, ya que me tuvieron que trasladar del último en el que estuve, tenía varios problemas con diferentes compañeros de clase, mejor dicho, ellos tenían problemas conmigo. Ahora tenía la oportunidad de empezar de cero, aunque eso implicaran muevas burlas.

 Despojé las sábanas que se pegaban a mi cuerpo y bajé descalza hacia la planta baja. Mi casa se encontraba en frente de el hospital general, motivo por el cual escuchaba siempre sirenas y algún que otro detenido que luchaba por liberarse de su cruel destino, la cárcel. Conforme pasaban los años uno se iba acostumbrando a tales escándalos y se dormía bien. 

 Abrí la pequeña despensa de la cocina para coger la caja de cereales Lion y los apoyé en la encimera mientras cogía un cuenco del lavavajillas y la leche de la nevera. Mi madré me srprendió por detrás y me ordenó que me sentara, me preparó ella el cuenco de cereales. Se acercó y me colocó delante mía el cuenco, pero este no contenía cuchara, por lo que me levante y cogí una.

—¿Entusiasmada con el primer día de clases?— Preguntó ella, no con el tono de alegría que utilizaba los anteriores años antes de que me tuviera que cambiar.

 Intento pensar en por qué está mal cuando me acuerdo de que su hermana tiene cáncer que comenzó en el pulmó y ahora se extiende por hígado y páncreas. Yo no me acuerdo ni siquiera de la primera vez que la vi, ya que ella está enfadada con mi madre, cosa que le afecta demasiado. Por el bien de su salud le sonrío y contesto con ánimo.

—¡Sí! — dije con entusiasmo.

 Después de desayunar ascendí las blanquecinas y relucientes escaleras de mármol, para dirigirme al aseo donde eché una mirada al espejo de cuerpo entero que colgaba de la pared. Una chica que medía 1'54 me devolvío la mirada. Sus ojos negros y pequeños profundizaban en mi interior, como si me penetraran con solo un mínimo contacto, pero las piernas eran anchas y no me agradaban para nada. La chica de la imágen era yo.

Suicide GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora