2.

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Al día siguiente me preparaba otra visita, y es que la princesa Leo vendría.
Me arreglé con un cuidado especial, ya que esa princesa era  muy cautelosa, y cualquier falla en mi vestuario, significaría horas y horas de consejos.

Acabe y salí al patio a leer varias peticiones. Me puse mis lentes y mientras lo hacía, los jardineros cortaban el césped y discutían sobre que forma debían darle a los arbustos.
Les deje de prestar atención y seguí leyendo, pero sentía que alguien me miraba con cierta atención.
Me giré a buscar aquella mirada, y la encontré: Era ese cocinero Cáncer.

Le salude y el sobresaltado también lo hizo, se acercó a mi y dijo:
-E-el clima está muy bueno-
Puse atención a mis decretos y le dije:
-Si, el clima es bueno hoy-
Se quedó en silencio a mi lado y yo le pregunté:
-¿Aún no está el desayuno?-
Se sobresalto y me dijo:
-Su mayordomo dijo que iba a esperar a una princesa-
Me miró con curiosidad y tranquilamente dije:
-Tienes razón, sería de mala educación comer sin la invitada-
Asintió y se fue.

Acabe de leer los decretos y me paré, pero cuando lo hice sentí que alguien me abrazo por la espalda. Me giré y era la princesa.
Ella me dio besos en la mejilla y dijo:
-¡Qué guapo! Hasta que me haces impresionarme-
Algo nervioso le dije:
-Ten cuidado, me lastimas-

Ella se apartó y me tomó del brazo. Entramos a el salón y después a la cocina. La princesa tomo un racimo de uvas y empezó a comer mientras hablaba del vino que me trajo.
Ella me daba a veces uvas en la boca y sólo abría la boca para recibirlas, así que me dijo:
-oí que estabas buscando amante, y no pude evitar dejar mí candidatura; aunque tengo una duda, ¿esta abierta para todo el mundo? Digo, pueden venir a ti, mujeres, hombres, niños, perros, patos...-
La interrumpí y le dije:
-Pues no hice yo la convocatoria-
Con curiosidad dijo:
-Entonces, si te ponen un hombre como amante,  ¿estaría bien?-
- No se, he estado viviendo en este castillo enorme, que no he tenido el tiempo de pensar en muchas cosas.
De todos modos, las únicas personas que presentarían su candidatura serían chicas, es lo más seguro, así que presenta tu candidatura, sería un honor rechazarte-
Inflo sus cachetes con un puchero y yo sólo me reí.

Mientras comentábamos varias cosas que le faltaban a el Reino, Cáncer llegó y nos trajo el desayuno.
Le agradecí y empezamos a comer, cuando se retiró cáncer la princesa me dijo:
- Muy guapo el cocinero, creo que si me rechazas me quedo con este, ¿de qué reino es?-
Acabe mi bocado y le dije:
-Del reino diversificado-
-Ohh, debe ser todo un rebelde, un chico malo-
Me dijo mordiendose el labio, yo aclarando la garganta le dije:
- No lo creo, es muy pacífico y muy tímido, todo lo contrario-
Saboreo con delicadeza y risueña dijo:
-Pareciera que ya le has hablado, no es digno de un Rey rebajarse a la servidumbre-
-Por eso no me gustaría ser tu pareja, eres tan materialista y clasista-
Le dije con molestia.
Él silencio se hizo y ella acabo de comer.
Tomo una copa de vino y dijo:
-Espero cambiar un poco para que nos podamos llevar mejor y por eso debemos comprender nuestros ideales-
Me propinó un beso en la mejilla y continuó:
-Así de amargado le gustas a muchos, pero deseo que encuentres a tu amante, sinceramente este país no brilla desde que subiste a el trono, así que vete apurando-
Se fue con un caminar coqueto, para llamar la atención de aquellos jardineros.

Me senté con una cara llena de preocupación, de verdad que debía empezar a tomar las cosas de forma sería.
Llame a mi mayordomo y el inmediatamente vino.
Le dije:
-Trae a todos los que están interesados en ser mi amante, debo ya tratar de sacar a este lugar de la espesa niebla-
Mi mayordomo aceptó y mando a mensajeros y a varios de mí corte a la búsqueda.
Me senté en mi trono a descansar y quedé dormido un poco.
Rato después desperté ya que alguien había tocado la puerta, pero en mis muslos había una rosa de mi jardín.
Me quedé observando la frescura y la belleza de mí flor favorita, y pensé inmediatamente que tal vez mi mayordomo la corto para aninarme.

Volvieron a tocar la puerta y salí de mis pensamientos, así que confirme que pudieran entrar.

Llegaron varias personas a la sala, y me sorprendió ver la cantidad de diversidad.
El mayordomo como siempre me presentaba a mis pretendientes, pero no podía decidirme, demasiado feos, demasiado guapos, demasiado jóvenes, demasiado viejos, demasiado peludos, demasiado lampiños, demasiado fríos, demasiado cariñosos... en fin, nadie me convencía, o tal vez estaba lleno de exigencias.
Se acabaron las personas y ya no había nadie. Todos los de mí corte me miraban atónitos, esperando una respuesta de mí parte, pero no había nada.
Ellos se retiraron y se quedó mi mayordomo, me dijo:
-Creo que en mis años de servicio, usted es el más exigente-
Reí incómodo y dije:
-No me llamó la atención nadie, y eso que soy muy bueno para dar oportunidades, pero simplemente no pude sentir nada-
Afuera el clima estaba terrible, me estaba angustiando por no decidirme, por no tratar de tomar a cualquiera y que con él tiempo se hiciera valioso.

Pensaba y pensaba, hasta que tocaron a mi puerta, deje que pasará y era cáncer, él me dijo:
-Vengo a traerle su postre, pensé que estaría algo cansado y se sentiría mejor con la suavidad y dulzura que contiene-
Se acercó a mi nervioso y me dio el postre. Lo deguste y estaba muy delicioso.
Le agradecí por llegar de manera oportuna y cuando él me estaba a punto de explicar los orígenes, se oyeron trompetas imperiales.
Sorprendido me asomé a la ventana, y mire a alguien con un vestuario de la realeza, este se giró hacia mi ventana y me miró, yo accedí a que pasará; tal vez quería hacer un tratado o algo por el estilo.
Paso al salón e hizo reverencia, con una sonrisa deslumbrante me dijo:
-Hola su alteza, soy el monarca del reino diversificado, oí que buscaba a un amante y no pude evitar venir a postularme, ya que usted no especificó género u otra característica, me animé a venir-
Sorprendidos todos los que estábamos en la sala lo miramos.
Yo indiscreto le dije:
-¿Cuál es tu signo?-
Él rió y dijo:
-Es lo que menos importa-
Tomo mi mano y le dio un beso, yo tratando de pensar con claridad no negué su calidez, era mejor tratar de ser menos exigente.
Le hable a mi ama de llaves y le dije que le diera una habitación digna.
Hizo reverencia y me dijo:
-Gracias mi altanero y hermoso rey-
Se fue y yo me senté en mi trono, esto era tan difícil, pero dejé que se quedara para poder sentirme más animado y platicar un rato, tal vez podría animarme...

El imperio de Capricornio (ChicoXChico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora