Capitulo 6

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"Ya puede pasar", anunció la secretaria, mirándola de mala manera."Gracias", agradeció Briana, ignorando a la secretaria que mascaba chicle y la miraba con desprecio."Acepto su propuesta ,"comentó directamente y Lautaro la miró sorprendido."¿De verdad?" ,preguntó entusiasmado, mientras deslizaba su silla de ruedas hacia su lado."Sí, acepto un matrimonio sin amor, pero quiero ayudarle a olvidar el recuerdo de Lucía", explicó Briana."No puedo olvidarla, como dice. Ese no era el trato", respondió Lautaro."Tómelo o déjelo"dijo Briana, y él suspiró cansado."Lo acepto, porque necesito a alguien en mi vida o me volveré loco", admitió Lautaro."Entonces seré su espos, pero solo lo hago por eso, no porque estoy cansada de todos los mensajes que recibo diariamente de todas esas mujeres, o las que me visitan. Son frustrantes", expresó él.Briana sugirió: "¿Para cuándo sería la boda?"preguntó Briana, con los brazos cruzados."Si quiere, nos casamos mañana mismo"propuso Lautaro.Briana se rió."Creo que para que sea más real y que crean en esta boda, hay que prepararlo todo con calma", comentó Briana.Él asintió con tristeza, sabiendo que a pesar de intentar convencerla, no lo lograría. Briana comenzó a mirar vestidos de novia y su ilusión se volvía cada vez más intensa. Cuando llegó a la casa de su futuro prometido, fue sorprendida por él, esperándola con un hermoso anillo plateado.—Quería pedirte que fueras mi esposa, mi amada Lucía —comentó Lautaro equivocándose, y Briana borró la enorme sonrisa.—Me acabas de llamar Lucía —comentó Briana, y Lautaro abrió los ojos sorprendido.—De verdad, lo lamento mucho, Briana. Yo..."No importa, cómo acepto", comentó con dolor, poniéndose ella sola el anillo en el dedo. Se fue a la cocina, tomó un vaso de agua y después corrió hacia el baño. Cerró con llave y empezó a llorar. Sabía que era la segunda opción, pero ahora no le importaba mucho. Se deslizó suavemente hasta llegar al suelo, se cubrió el rostro con las manos y lloró con mucho pesar."¿Estás bien?", preguntó Lautaro dudoso, golpeando la puerta. Había llegado con su silla de ruedas, con bastante dificultad debido a los escalones."Vete", comentó Briana."Lo lamento, no quise confundirme"", dijoLautaro."Quizás no sea buena idea casarme contigo", comentó con dolor mientras lloraba."No quise hacerte llorar, Briana, lo siento, yo soy un idiota. Estoy sacrificando mi vida entera por el recuerdo de una persona, así que por favor, intenta poner de tu parte", comentó Lautaro, abriendo la puerta y viendo que tenía un enorme ramo de flores."¿Y eso?", preguntó Briana."Son para ti", comentó avergonzado, mirando hacia otro lado. En cuanto desvió la vista, vio que Briana se había desprendido la camisa y tenía las mejillas rojas. Se quedó perdido, la ventana apenas daba un pequeño rayo de sol que iluminaba el cabello dorado de Briana. Parecía un ángel, con las mejillas sonrojadas, los ojos brillantes y los labios entreabiertos. Nunca en toda su vida se había sentido de esa manera por ella.Se encontraba dando vueltas en su cama. No había podido dormir, comía mucho menos después de pensar lo guapo que se veía Eduardo con ese ramo de flores. La había dejado encantada. Nunca había pensado que un hombre podía verse así de bonito. Su corazón suspiró tanto por él que enseguida supo que estaba perdida.Sin embargo, esa mañana, cuando llegó al trabajo, lo encontró a Lautaro acercándose a ella con su taza de café. La miró curioso y preguntó:"¿Cómo estás hoy?" Ella se encontraba junto a Emma, que ya había regresado del jardín y se encontraba tan entusiasmada que no paraba de hablar."¿Verdad que no paro de hablar?"", dijoEmma cariñosamente."¿Cómo quieres ir a jugar al jardín?", preguntó Lautaro hacia Emma."Sí, papá. Como todas las mañana", respondió Emma emocionada y se puso de pie para alejarse. "¿Qué ocurre?", preguntó Briana con curiosidad, levantando una ceja.Lautaro, se desplazó con su silla de ruedas hasta llegar frente a ella."Quería decirte que me alegra mucho que estés aquí", comentó de la nada y Briana levantó una ceja."¿Te ocurre algo? ¿Tienes fiebre?", preguntó curiosa."No, no, de verdad. Hoy me levanté con ánimos", no comprendía la nueva actitud de Lautaro. Sin embargo, decidió aceptar aquello y suspiró.<<Me da miedo su positivismo..>>, pensó Britana."No te comprendo, sin embargo, espero que estés bien, Briana"", dijoEduardo."Sí, en serio", respondió Briana."Bueno", comentó Briana, no muy convencida. Y para su desgano, Lautaro comenzó a hablar."Hoy cumpliría años Lucía y quería festejarla con una torta. ¿Me ayudarías a preparar un pastel?", preguntó él entusiasmado."¿Qué?", preguntó Briana. "¿Cómo así puedes querer aquella propuesta?"Estaba contento porque era el cumpleaños de su difunta esposa, y Briana pensaba que era porque se iba a casar con ella.Asintió con el corazón bastante roto y se dirigió a la cocina. Sacaron todos los ingredientes, y Briana quería llorar, quería insultar a todo el mundo en ese instante, pero se contuvo. Se tragó las lágrimas que querían salir cada vez que hacía algo, y Lautaro, con felicidad, le pasaba los ingredientes desde la silla de ruedas."¿No es divertido que cocinemos los dos?", preguntó Lautaro, y Briana asintió."¿Estás bien?", preguntó mirando a Briana."Lo estoy", comentó sin mirarlo y siguió batiendo la torta. Esperaba con todo su corazón que le saliera mal, porque odiaba ese momento. Tener que hacerle un bizcocho a la otra mujer era algo inaudito. Ella era su prometida, pero al parecer, a Lautaro no le importaba demasiado los sentimientos de Briana. O al menos eso era lo que ella pensaba.Cuando puso el bizcochuelo en el horno, se alejó al jardín. No esperó a que Lautaro le dijera algo más, porque no le interesaban sus palabras. En cuanto llegó al banco, comenzó a llorar. Se sintió tan impotente como triste. Había tenido tanta ilusión de que él estuviera contento porque iban a salir en su primer día como prometidos. Pero había sido tan ilusa.Emma se acercó a ella y le dio una flor."Para ti, tía", dijo."Qué bonita", exclamó Briana, quitándose disimuladamente las lágrimas."Me gustaría que fueras mi mamá", comentó y la abrazó.Briana suspiró y acarició el largo cabello de la niña. Luego la alejó corriendo hacia la hamaca. Brenda se quedó allí, abrazada a sus rodillas, pudiendo ver en rojo que su amiga...Melissa salió con una bolsa de basura y en cuanto la vio, se acercó."¿Cómo estás?" preguntó con entusiasmo, y Briana asintió con una felicidad fingida."No estás bien", concluyó Melissa."No", murmuró Briana, suspirando."¿Se puede saber qué pasó?" preguntó Melissa."Estaba muy emocionada pensando que él estaba feliz porque era nuestro primer día de compromiso", respondió Briana."Espera, ¿te vas a casar con él?" preguntó Melissa sorprendida, abriendo los ojos como platos."Si..."."¿Por qué no te veo feliz?", preguntó Melissa confundida por los sentimientos de Briana hacia Lautaro."Yo pensaba que él estaba feliz por eso, y no... estaba feliz porque quería preparar un pastel para su difunta esposa"", dijoBriana."Ay, no amiga, ¿de verdad vas a soportar todo esto solo porque le quieres?" preguntó Melissa dudosa."Yo pensaba que podía... podía quitarla de su corazón", concluyó Brianna""Brianna..""Sí, en realidad lo hago porque él tiene mucho dinero"", dijoBriana."Briana, no mientas. Tú no eres como otra persona, tú eres sincera, leal y amas inmensamente a Lautaro"", dijoMelissa."Y él seguramente no lo sabe"."No, no lo sabe, ni lo va a ver. Prefiero que piense que me voy a casar con él porque necesito dinero", respondió Briana."Briana, ¿ estás sacrificando tu vida entera por alguien que no te quiere y lo sabes?"", dijoMelissa."Y qué otra cosa puedo hacer?" preguntó Briana con desgano, mirando hacia el cielo."Dejarlo ir"", dijoMelissa."¿Y que se case con otra?", preguntó Briana, haciendo una mueca."Pues, que sea infeliz con otra mujer, Briana, que haga infeliz a otra mujer, no a ti. Eres hermosa, solo te falta recorrer más lugares, conocer más personas"."Nos acordamos de ser solo amigos, ninguno de los dos está preso de no conocer a otra persona", comentó Brian."¿Entonces prefieres conocer a una persona mientras estás casada?", preguntó Melisa con una ceja levantada."No lo sé, Melisa", comentó Briana y se abrazó a sus rodillas."Ya está el bizcochuelo", comentó Lautaro mientras se desplazaba con su silla de ruedas hacia el jardín."Ahora voy", comentó Briana con desgano y Melisa suspiró. Brianna ingresó a la casa, sacó el bizcocho del horno con un guante y suspiró."Hay que dejarlo enfriar", comentó mientras se alejaba."Briana, no te veo muy animada, y me acabo de dar cuenta de que te pedí hacer un bizcochuelo para mi esposa anterior"", dijoLautaro."No te preocupes", comentó Briana mientras se alejaba."Briana, no quise lastimarte. Si lo hice de alguna manera, perdóname", comentó Lautaro, deslizándose rápidamente hasta tomarla de la mano.Briana, en cuanto sintió el suave contacto de Lautaro, se estremeció. Él no la soltó en ningún momento, entrelazando sus dedos con los de ella. Se quedaron observándose durante minutos, y ella no pudo apartar sus ojos de los suyos. Ambos estaban conectados en algo que ninguno de los dos podía comprender. Briana tragó saliva y carraspeó incómoda."Tengo que cuidar a tu hija", comentó y se separó."¿Cómo le fue en el jardín a Emma?", preguntó curioso, acercándose a ella."Bien, está muy contenta", respondió Briana."Me alegra saber eso", comentó Lautaro."¿Ahora puedo irme?", preguntó."Te avisaré cuando se enfríe el bizcochuelo"", dijoél."Está bien", concluyó Briana mientras caminaba."Pero no sé, ¿no será un pastel para Lucía?", comentó Lautaro y Briana se detuvo."Entonces, ¿para quién?", preguntó sin entender."Por nuestro primer día juntos de compromiso", comentó Lautaro."Pero ya lo hice sin ganas", comentó Briana y él se rió divertido."Entonces lo decoraremos y le pondremos muchas cosas ricas. Sí, quedará sabroso", comentó Lautaro girándose con la silla de ruedas. Briana sonrió.: Y cuando salió al exterior con Melisa, la vio... [continúa la historia].Con el semblante diferente, Melissa levantó una ceja confundida."¿Qué ocurrió?", preguntó Melissa, y Briana con una enorme sonrisa dijo."Él dijo que la torta sería por nuestro primer día de compromiso", comentó feliz y aplaudió hasta llegar al lado de su amiga."Quizás te vio muy triste"", dijoMelissa."Supongo", comentó Briana."¿De verdad te vas a conformar con ser la segunda migaja del pastel?", preguntó Melissa levantando una ceja."¿Y qué puedo hacer, él?", preguntó Briana."Olvidarlo, cómo mandarlo al diablo y buscar tu felicidad en otro lado, no en las sombras de un hombre que sigue enamorado de otra mujer", respondió Melissa."No puedo hacer nada para esto"", dijoBriana."Claro que puedes, mándalo al demonio. Tienes un mes para pensarlo, Briana. Yo que tú lo dejo"", dijoMelissa."No puedo, lo quiero tanto", expresó Briana con dolor, y su amiga puso los ojos en blanco."¿De verdad vas a decir eso?", preguntó Melissa."Sí", comentó Briana avergonzada, y Melissa suspiró."De igual forma, si sufres o si sales llorando, voy a estar aquí para ti", comentó Melissa y tomó la mano de Briana."Gracias"", dijoBriana."De nada. Creo que tienes que ser más fuerte", concluyó Melissa."Soy fuerte", comentó Briana y Melissa la miró."¿De verdad?", preguntó sin poder creer sus palabras.Briana se encogió de hombros, y en ese instante, volvió a ingresar a la casa para ver el bizcochuelo. Lautaro se había quedado dormido en la silla de ruedas, y Briana lo miró con ternura. Tomó una cobija que se encontraba en el sofá y lo cubrió. Acarició su rostro, deslizando su dedo con cuidado sobre su nariz y después lo bajó hacia sus labios carnosos.Lo miró durante unos segundos, observando lo tierno que se había dormido y lo afortunada que se sentía de que él fuera su esposo próximamente.

Contrato con el viudo paralíticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora