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Me fui así sin más. Sin reclamos, sin susurros en su puerta, sin quejas. Sólo me fui. 

Sí, golpee y golpee sólo para decirle que no había sido con intención el faltar a nuestra cita, que no había deseado llegar tarde ¡Que nunca llegaría tarde a una cita con ella! y una vez dicho, no había más. 

No me queje cuando pidió que me marchara, lo hice, sí, derrotado, ofuscado, triste y agotado, pero lo hice, sólo me marche ¿Por qué? Aquel mensaje en su celular cuando tomábamos helado junto a Romeo fue suficiente.

¿La había perdido? 

Quería creer que no pero ahí estaba aquel mensaje, tan grabado en mi mente como si en estos precisos momentos lo estuviera leyendo. 

"¿Nos vemos mañana? Necesito verte y tenerte a mi lado."  

Golpee el manubrio de mi auto. El idiota era alto, su cabello no iba plateado con el mío, seguía con un tinte rubio en el. Y además, por qué negarlo, era atractivo. Un maldito idiota que le enviaba mensajes a mi esposa. 

Pero había dicho que me amaba... digo, me invito a cenar... estaba nerviosa... o quizás, yo sólo confundí las cosas y realmente aquello no era una cita como tal y sólo quería contarme todo lo que sucedía. 

Apagué el motor del coche y me quedé durante algunos minutos ahí. Mirando a la nada, en un silencio ensordecedor que no era, ni siquiera, minimamente agradable. 

Unos golpes suaves en la ventana me sacaron del trance. Le sonreí vagamente a Steph y baje. 

-¿Qué paso? ¿Cómo estuvo la cena? - pregunto con cierta expresión de confusión en su rostro.  

-No llegué - respondí cerrando la puerta del coche para entrar a casa. 

-¿Qu-qué? - gritó  para luego alcanzarme. 

-¿Y Jack? - pregunte mirándola.  

-En casa con su padre, que es mi marido - respondió viéndome divertida. 

Sonreí y avance. 

-Entonces... - volvió a alcanzarme. 

-Llegue tarde 

-¿por qué? - alzó sus manos. 

-Porque David tuvo un accidente 

-¿Esta bien? ¿Fue grave? - preguntó rápidamente. 

-No... pero pasará la noche en el hospital 

-¿Gaby y Colton saben? 

-Si, están con él - quito mi abrigo para tirarlo en la cama. 

Steph me queda observando. 

-¿Qué paso? 

Suspire - ¿por qué tú y tus hermanos siempre hacen tantas preguntas? - hago una mueca.

-Entonces llegaste tarde y luego... - entraba a la habitación Jesse. 

Mire hacia arriba negando. 

-Van a hacer la 1 de la mañana, creo que todos debemos dormir. - mire a mis dos hijos más grandes. 

- ¿Al menos la llamaste? - entra Jacob dejándose caer en la cama. 

-¿o se te acabo la batería del teléfono? - lo siguió Romeo.

Esta vez reí. 

Respire profundamente para luego ver a mis cuatro hijos sobre la cama. 

-Llegue tarde. Se me acabo la batería del teléfono. No la pude llamar. Su mamá no me quiso abrir la puerta, lo hizo porque sólo le dije lo de David. Me dijo que se sentía mal por todo, la callé  besandola, se separó, me pidió que me marchará, me marché. Baje del auto, Stpeh estaba esperándome. Tengo a cuatro personitas insoportables pero que amo en mi cama pidiendo explicaciones como si fueran mis padres, y ni siquiera a ellos les di tantas explicaciones en  mi adolescencia. Ahora quiero dormir porque estoy cansado y sería muy feliz si al menos uno  de mis hijos, se quedará conmigo, aunque ya no fueran mis bebes de años atrás. Pero - los mire fijamente - en silencio, sin preguntas, ni interrogantes. - sonreí.

Los cuatro me quedaron viendo fijamente.  

-Yo a la orilla - se levantó Romeo metiéndose rápidamente bajo el cobertor.  

Reí divertido. 

-¿Noche de películas? - se levantó Jesse para arreglar todo mientras los demás ya estaban acostados.

[...]

Con mis cuatros hijos a mi alrededor ya durmiendo no podía sentirme más completo. CORRECCIÓN. Sí podía sentirme más completo... con ella a mi lado, con mi April a mi lado. 

Y aunque quería... no pude dormir en toda la noche. Aquel mensaje seguía en mi cabeza. 

¿Quien era él? ¿Le gustaba? ¿Ya habían salido? ¿Ella lo extrañaba también? ¿Lo quería tener a su lado como él le había escrito? ¿Llevaban tiempo saliendo? ¿Hace cuánto se conocían? ¿Quién era?

Y así eran las múltiples preguntas que me invadían, los múltiples pensamientos que me torturaban. 

-¿Está todo bien? - susurró Steph. 

-Oh, lo siento, princesa ¿Te desperté? 

Ella sonrió. Seguía siendo mi pequeña princesa. Los cuatro seguían y seguirán siendo mis pequeños. Mis cuatros más grandes éxitos. 

-Pasó algo más ¿cierto? - susurró acomodándose para verme fijamente a los ojos. 

Callé durante algunos segundos. 

-Vi un mensaje en su celular - confesé. - cuando fuimos a tomar helado con Romeo 

Steph se enderezo. 

-¿Qué decía? 

-Nada importante - negué. 

No era algo que debía compartir con mi  hija. 

-Vamos, papá - me miró con esos ojitos llenos de preguntas y asombro que seguía manteniendo desde pequeño. 

-Era de un hombre -apreté mis puños. - decía que si la vería mañana, que ya la extraña y  la necesitaba a su lado...

Steph me quedo mirando en silencio durante algunos segundos -No creo que mamá este con alguien, papá - me miró honestamente. Callé observándola - Sólo debes ir y preguntarle a mamá - sonrió - nunca te ha mentido en nada. Esta no será la excepción- besó mi mejilla - ahora me marcharé - se levantó lentamente - debo ir a casa - sonrió despidiéndose.

Suspire profundamente, no sabía muy bien qué hacer. Tome el reloj de la mesita de noche. 7 am. 

Me moví lentamente evitando despertar a mis tres pequeños, ya no tan pequeños, hijos que quedaban en cama. 

"Sólo debes ir y preguntarle a mamá. Nunca te ha mentido en nada. Esta no será la excepción" 

Las palabras de mi hija rondaban en mi cabeza. Tenía miedo de preguntar, tenía un maldito miedo de preguntar.  


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