— ¿Esos no son...? Si, ¡Chicos! — gritó Sophie usando sus manos para que su hoz sonara más fuerte.

Era obvio que podían escucharla, para no ser maleducados con ella, porque esa mujer no les había hecho nada, aun, detuvieron su paso para girarse lentamente, casi cómica.

— ¡Sophie!

El menor fue el primero en acercarse a la mujer, la saludó con un beso en la mejilla y la abrazo con cariño, atrás le siguieron los adultos que tenían cara de perro rabioso dirigidas al esposo de ella. Este había comenzado a rezarle a todo Dios o santo que conocía para que nada malo pasara.

¿En serio estas esperando?

Le emoción en la voz de la mujer causaba cierto grado de ternura e incomodidad, ella era la única que no sabia nada. Había llevado una mano a su estómago, esperando sentir un bulto, algo decepcionada por no encontrarlo, pero eso no le quito la sonrisa, quitó su mano tan rápido como la había puesto.
Tom asintió con una sonrisa algo incómoda, le mostró la foto y ella la tomó con mucha ternura, llevó una mano a su corazón conmovida.

— Amor, mira, es como cuando tuvimos el primer ultrasonido de Hal o Chris.

Le mostró la foto a su esposo, estaba tan emocionada, él, en cambio, se veía a punto de un desmayo o paro cardíaco, como si su peor pesadilla se estuviera cumpliendo. Llevó la vista a esa pequeña masita que se suponía era el bebé, no pudo evitar que un pequeño sentimiento se instalara en su corazón, no, tenía que alejarse, tenia que respetar a su esposa, no podía engañarla otra vez.

— Que bonita.

— Gracias.. — el tono del menor salió seco, no podía evitarlo, y si alguien le preguntaba culparía a las hormonas.

Le dolió que le hablara así, pero él solito se la buscó, además, le dolería más si Sophie se alejaba con sus hijos, no podría soportarlo.

¿Qué Tom está qué..?Where stories live. Discover now