40. Una invitación por parte del sonido.

776 65 9
                                    

Entrada la noche volví al departamento, solo necesité poner un pie en la casa para saber que algo no andaba bien. La atmósfera se sentía pesada, como si algo malo estuviera ocurriendo. Corrí al cuarto de Sasuke ya que sentí su chakra en la habitación, al abrir la puerta lo vi colocando boca abajo el cuadro con la foto del equipo siete. Entré trastabillando de la sorpresa.

-O-onii-chan -tartamudeé-. ¿Qué haces?

Me acerqué a él con lentitud, parecía algo perdido. No, perdido no es la palabra, más bien como apabullado, ¿aturdido? No sabría describirlo bien.

-Nee-chan... -murmuró sin mirarme-. ¿Por qué estás aquí?

-Pues aquí vivo -traté de sonar sarcástica, para cambiar el ambiente, pero no funcionó-. ¿Qué estás haciendo? -repetí con un tono demandante esta vez.

Sasuke clavó su mirada en la ventana, parecía estar debatiéndose entre decirme o no. Finalmente soltó un suspiro y me miró, sus ojos estaban oscuros, sin brillo. Tenía rastros de golpes, como si hubiera estado peleando. No pude más que preocuparme al ver su estado, pero más me alarmé al escuchar lo que dijo.

-Iré con Orochimaru.

-¿N-nani?

-Necesito obtener más poder y Orochimaru puede dármelo -un brillo para nada bueno apareció en su mirada-. ¡Mírate a ti! Tan poderosa... todo gracias a él. Necesito ese poder, necesito ser más fuerte que tú.

-S-Sasuke, ¿d-de qué...? ¿Q-qué mierda estás...? ¡¿Por qué carajos estás siquiera considerando esto?! -me escandalicé, no lo entendía, hasta hace poco mi hermano no estaba interesado en Orochimaru, ¿por qué ahora sí? ¿qué lo había hecho cambiar de opinión?

-No cambiaré de opinión, Hanako.

Auch, el que usara mi nombre dolió. Ahora entiendo cómo debió sentirse esta tarde. Aiishh, este chico me sacará de mis casillas algún día. Ya verá, lo voy a golpear tan fuerte que olvidará su nombre. Realmente, este chico... Tsk. Niño.

Me crucé de brazos y fruncí mis cejas... con que esas tenemos, eh. Bien. Entonces que así sea.

-Bien, entonces así será. Quédate aquí -lo señalé con mi dedo, como hacía cuando estaba furiosa, y él se quedó viéndome confundido.

Salí de la habitación y corrí a la mía, allí busqué mi mochila y empecé a llenarla de las cosas que creía necesarias para un viaje hasta la guarida de Orochimaru. Guardé también mi equipamiento ninja, algunas que otras chucherías y volví con mi hermano. Me coloqué la mochila en la espalda y golpeé mi palma con el puño; sonreí de lado.

Sasuke se quedó congelado mientras me veía sorprendido, abrió ligeramente su boca para hablar, pero volvió a cerrarla rápidamente. Me vio una vez más de arriba a abajo y me señaló.

-Tú... ¿qué haces?

-Obviamente ir contigo -puse los ojos en blanco-. Hicimos una promesa, ¿recuerdas? Me prometiste que no volveríamos a separarnos. No sé si tú la olvidaste, pero yo no... y pienso cumplirla. Nii-chan, no te dejaré solo.

Apretó los labios en un gesto para no llorar, lo conocía como a la palma de mi mano, por lo tanto conocía varias (por no decir todas) de sus manías. Esa era una de ellas.

Asintió desviando la vista mientras golpeaba levemente su mejilla, en un intento de volver a estar serio y se acercó a la ventana. Ambos salimos del departamento, yo detrás de él, ya que no sabía a dónde se dirigía. Empezamos a caminar con dirección a la entrada de la Aldea.

Cuando estábamos por el banco cercano a la puerta, Sakura apareció frente a nosotros. Tenía rostro de cachorro mojado, como si la hubieran abandonado en un callejón y golpeado en el estómago. Sí, así maso menos.

Heridas del Corazón (Gaara)Where stories live. Discover now