Motivo

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Poco a poco la noche se apoderaba del cielo de Asgard, por lo que adquiría un color rosado gracias a la próxima puesta del sol.

Los habitantes del reino comenzaban a volver a sus casas después de un largo día de trabajo, deseosos de reunirse con su familia.

Loki veía este acto desde un gran ventanal de su habitación mientras pensaba en lo sencilla que parecía la vida; despertarse temprano en las mañanas, bañarse, saludar a su familia en el comedor, desayunar y marcharse a hacer sus actividades diarias, para que luego, en la tarde, volviera con su familia y les platicara sobre su día.

Evidentemente no era tan fácil.

Para empezar, el lugar que tenía de frente, el lugar que lo había visto crecer y convertirse en lo que era hoy, no lo consideraba como su hogar. Sentía como si en realidad no perteneciese ahí, como si todo lo que pensaba que era suyo en realidad no lo fuera. Se sentía muy diferente.

Su apariencia, además, era muy distinta a la de los demás asgardianos; no sólo a la de los guerreros que eran obviamente más altos y fornidos que él, sino que también en comparación a la de los hombres comunes había una clara diferencia.

De igual modo estaba su magia, un arte practiado principalmente por las damas, que junto con su apariencia algo afeminada, se ganaba las burlas o comentarios ofensivos de guerreros al practicar sus conjuros.

Se sentía despreciado. A donde quiera que mirase sólo encontraba ojos de desaprobación, inclusive en los de su propio padre, al cual jamás pudo hacer sentir orgulloso por más que se esforzara.

Por ello se refugiaba en libros y había desarrollado su característica personalidad detestable. Si las personas lo consideraban una molestia, pues en eso justo se convertiría, si lo miraban feo, él los miraría peor, si no podía ganar con su fuerza, ganaría con su ingenio.

Así era como pasaba sus días, sintiendo que sobrevivía en lugar de vivir.

Únicamente se sentía amado por su madre y su hermano. Sabía que su madre siempre lo amaría, pero necesitaba más.

Y con su hermano, bueno, desde muy pequeños se habían distanciado.

Thor había encontrado mayor entretenimiento en las peleas y en las mujeres, al igual que entrenaba con sus amigos y después iba de fiesta, lo que ocupaba todo su día.

También Loki sabía que cuando Thor fuera rey ni siquiera voltearía a verlo.

Cerro los ojos, inspiró hondo y se dijo que no lo permitiría. No permitiría que una de las personas que más amaba se siguiera alejando de él.

Se aferraría a su plan inicial para evitar que Thor se fuese de su lado, porque después de todos esos años era justamente eso lo que buscaba con sus bromas; la atención de su hermano.

Y por eso se sentía tan molesto; en esta ocasión, sus bromas no dieron el resultado planeado, puesto que su hermano no parecía haberse inmutado. Eso lo invadió de terror. ¿Qué pasaba si se volvía invisible para Thor?

No se esperó para contestar esa pregunta.

Con paso decidido se dirigió al comedor, donde suponía que encontraría a su hermano.

Luego de que volviece de su excursión  se habría dirigido a su habitación a cambiar sus prendas. Una vez hubiese habierto la puerta y cayece en la trampa se habría dado un baño para luego ir a cenar, ya que, por muy asqueado que estuviese, iría a comer algo después de estar todo el día fuera.

Camino allá recordó que aún tenia puesta la provocadora ropa interior y el delineado. Se dijo que llegaría hasta el final para así amarrar a Thor por siempre.

Mi turno [Pausada]Where stories live. Discover now