Capitulo 4: El plan de Erica

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—Entonces, ¿Pasarás la noche en casa de Megan?—preguntó su madre cariñosa mientras sacaba un cucharón grande de lo de los estantes para remover la comida que estaba preparando en la cacerola, por lo que se podía oler parecía ser carne molida a la mexicana, un platillo que le quedaba excelente.

—Si, madre, aunque mañana volveré temprano, no te preocupes-le respondió la joven mientras cerraba la nevera y empezaba a beber el jugo de peras que se habia servido en un vaso de vidrio.

—Bueno, nena, de acuerdo, pero tienes que prometerme que te vas a portar bien—volteó a verla, con esa mirada suave pero que la asechaba con su ternura, con la tristeza que siempre cargaba en su mirar. Ella odiaba esa mirada, simplemente la detestaba.

—Si, lo haré—le dijo devolviéndole la mirada con una sonrisa algo falsa.

—¿Quisieras que le diga a Alexander que te lleve?—preguntó volviendo a mirar la cacerola para concentrarse en aquello que cocinaba.

—No, madre, no soy una niña—«Deberias saberlo mejor que nadie» pensó para ella misma—, puedo cuidarme sola—. Sabía además que no podría irse con su hermano o todo su plan se arruinaría.

—¿Segura, Erica? Sabes que él puede acompañarte sin problema, que no te de pena—insistió intentando convencerla.

—En serio, no necesito que Álex me lleve a ningún lado—volvió a refutar, odiaba que su madre se preocupara por ella en ese momento, cuando ya podía sobrevivir sola como lo había hecho muchos años gracias a la depresión en que su madre se había ahogado. No necesitaba de sus cuidados ahora.

—Está bien—se resignó—pero, llámame apenas llegues ¿De acuerdo?

—Claro, yo te llamaré—respondió Erica para acercar el vaso de vidrio a sus labios y terminar su bebida de una vez. Se acercó entonces a lavarlo mientras suspiraba algo cansada, no es que no quisiera a su madre, la amaba, con todo su corazón, pero odiaba que su madre se preocupara por ella cuando ella era la que había ayudado más para que la familia saliera adelante cuando su madre se dió por vencida cuando su padre los abandonó.

Claro que no le quitaba crédito a Mike, Alexander y Adrián, quienes también fueron un gran aporte. Los tres, a pesar de estar estudiando sus respectivas carreras, tuvieron que conseguir trabajos a medio tiempo para aportar dinero a la familia, además de tener que pagarse sus propios estudios.

—¿A qué hora te irás?—preguntó con curiosidad.

—Pues—subió la mirada haciendo memoria. El museo cerraba a las 4:30pm según lo recordaba, así que tendría que estar ahí a más tardar las 4:00pm—. A eso de las tres y media—respondió por último.

—Está bien, amor, deberías ir a prepararte para que luego me ayudes a poner la mesa para que almorcemos-sugirió la mayor con voz tranquila y suave para luego suspirar.

—De acuerdo.

Fue lo único que respondió para luego solo salir de la cocina y subir las escaleras hacia su habitación. Cerró la puerta tras si estando algo fatigada mentalmente, hablar con su madre casi siempre le resultaba incómodo y estresante, habían pasado tantas cosas y no habían hablado de tantas otras que no tenían muy buena relación. De hecho, la señora Alicia no conocía casi en nada a su hija, había decidido echarse a morir cuando su esposo la abandonó y fue hasta hace poco que empezó a recuperarse, pero ya era demasiado tarde, Erica ya había madurado y se había convertido en una versión adulta de si misma sin que su madre supiera nada.

Suspiró pesado mientras se dirigía hacia su armario para sacar una mochila del mismo, no se sentía bien mintiéndole a su madre, pero al mismo tiempo sentía que no le debía nada, además, no es como si fuese a robar un banco, solo quería saciar una curiosidad que tenía, no era nada del otro mundo. Se quitó las dudas de su cabeza entonces, claro que iría, ¿iba a perder esa oportunidad solo por su madre? Por su puesto que no.

Only in the nightDove le storie prendono vita. Scoprilo ora