Fragmento (44)

181 5 0
                                    

Bueno, me muevo entre la novela y el poema y el hipódromo y sigo vivo. No ocurre demasiado en el hipódromo; simplemente tengo que aguantar a la humanidad, y allí estoy. Luego está la autopista, para ir hasta allí y volver. La autopista siempre te recuerda lo que es de la mayoría de la gente. Estamos en una sociedad competidora. Quieren que tú pierdas para que ellos puedan ganar. Es algo que está enraizado muy adentro y en gran medida aflora en la autopista. Los conductores lentos quieren bloquearte, y los conductores rápidos quieren adelantarte. Yo me mantengo en 110, así que adelanto y me adelantan. No me importan los conductores rápidos. Me quito de su camino y los dejo pasar. Son los lentos los que te irritan, los que van a 90 por el carril rápido. Y a veces te puedes quedar atrapado. Y ves lo suficiente de la cabeza y el cuello del conductor que tienes delante como para poder hacerte una idea de cómo es. Y la idea que te haces es que es una persona con el alma dormida, y al mismo tiempo amargada, burda, cruel y estúpida.

Charles BukowskiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora