En una noche de luna llena, una joven pareja disfruta a escondidas de su amor. Esa misma madrugada, un hombre encuentra la muerte a manos de una criatura mitad humana y mitad lobo.
La bestia se oculta entre los vecinos del pueblo; ¿quién será?
Gana...
Vale, esto es importante. Algo histórico, me atrevería a decir. Mientras escribía este relato a medianoche no me di cuenta de que por fin he cumplido uno de mis sueños como escritora: matar a todos los personajes, para llevar así razón con el spoiler que hago siempre de cualquier cosa ("Esemuere al final"), aunque no tenga ni idea de qué se está hablando.
Dejando eso a un lado, escribo esta nota para explicar el origen de este relato que me llevó un par de horas, entre perfilar y dejar de perfilar.
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A este disparador de ideas, propuesto por el concurso de relatos cortos realizado por CrazyWriterAwards, se le unió una experiencia que viví hace un tiempo con unos amigos de clase en una de esas horas sin nada que hacer en las que íbamos al Centro Social a tirarnos en los pufs o jugar al Bang, a El pueblo duerme/El lobo... Este último juego, que espero que conozcáis, a mí me encanta por las risas que nos echamos gracias a la voz narradora, las votaciones por venganza...
Total, que hubo una partida en la que me tocó ser lobo junto a otra chica que era el Infecto Padre de los Hombres-lobo (así, muy exagerado todo); este rol permite infectar a la persona que los lobos han decidido matar. De esta forma, en vez de morir, se convierte también en lobo. Creo recordar (fue hace tiempo, no me pidáis milagros) que decidimos no matar a nadie la primera noche. Así, queda la duda de «¿lo habrá revivido la bruja?», «¿habrá un infectado?». Resumiendo, a mí me terminaron matando por votación (a lo mejor la bruja había matado a alguien; ya os digo, no recuerdo los detalles) y en el siguiente turno o así cayó la otra chica. ¿Había terminado la partida? En teoría sí, porque ya no quedaban lobos: el pueblo había ganado. PERO mi compañera lobuna tuvo la gran idea de trolear al personal. Se llevó al narrador aparte y le explicó el plan: ella "había infectado" a alguien pero el narrador había olvidado decirlo (tocándolo para que supiera que era el infectado). Se continuó la partida, ahora sin lobos, pero ellos creyendo que sí y nosotros tres intentando no descojonarnos cuando tenían que despertarse los lobos y no se despertaba nadie. Se hizo la votación y se mató a uno de los jugadores (ya después les explicamos lo que había pasado y tal): el pueblo matándose a sí mismo, pensando que aún había un lobo entre ellos; un curioso ejemplo de la locución latina homo homini lupus («el hombre esun lobo para el hombre»), ¿no creéis?
Además de esta situación, en el relato aparecen algunos de los personajes del juego: los enamorados elegidos por Cupido (cuando muere uno de ellos, mueren los dos); la bruja y la vidente (fusionados aquí en un solo personaje); y la niña (mientras los lobos están decidiendo a quién matar, ella mira disimuladamente y conoce así la identidad de los lobos). Hay otros roles más que me hubiera gustado incorporar, como el ángel, por ejemplo, pero el límite de mil palabras (mil exactas tiene) no me lo ha permitido.
