Mi madre me abrazaba con fuerza mientras sollozaba, me di cuenta que le costaba trabajo respirar cuando abrió la boca en busca de oxígeno y su garganta hizo un ruido agonizante. Acariciaba mis cabellos, me escondía en su pecho, aunque las palabras se quebraban al salir me repetía una y otra vez que todo estaría bien.
Me sentía pequeño, indefenso. En el pasado siempre me opuse a ser consolado, si quiera tocado por mi familia. Me causaba nauseas la idea de ser una carga para ellos, así que crecí haciéndome el fuerte ante sus ojos, llorando a escondidas y fingiendo que nada era lo suficientemente grande ni irresoluble para afectarme.
Pero hoy era diferente, abracé a mi madre como solía hacerlo cuando era apenas un bebé. Le permití llenarme de amorosos besos y me permití mojarle con mis lágrimas. Permanecí en silencio pues sabía no necesitaba decirle nada más, supe que ella podía leer lo que pasaba por mi mente cuando susurró en mi frente un roto " "está bien si te dejas ir" seguido de un abrazo posesivo.
Papá observaba desde el marco de la puerta de la que solía ser mi habitación hace ya bastantes años. No lloraba pero podía ver sus ojos cristalinos y sus labios frunciéndose evitando darle paso al quiebre.
Me amaban, lo sabía. Siempre lo supe.
Me reprendí a mi mismo por no haber sido el mejor hijo del mundo. El que ellos merecían. Siempre fui antipático y asocial, cuando en las reuniones de negocios querían presentarme siempre huía y me escondía para no ser víctima de tantas miradas. Me dolía decepcionarles pero también me dolía ser juzgado por las personas importantes para las que ellos solían trabajar.
Mis padres eran una pareja sumamente feliz. Si bien no eran destinados, si se habían amado con locura hasta sus últimos días, afrontaron todo tipo de problemas juntos y siempre estuvieron para apoyarse.
Mi madre, una hermosa omega, perdió la oportunidad de tener más hijos cuando yo nací. Una complicación durante la labor de parto echó a perder su matriz y también sus sueños de tener una gran manada con mi padre. Sin embargo eso no evitó que me cuidara y me entregase todo su amor.
Mi padre era un alfa ejemplar, cariñoso hasta la médula y protector como sólo él sabía serlo. Pudo haber dado su vida con tal de protegernos a mamá y a mi. Adoraba a su familia con todo su corazón, impidió que su omega siguiera trabajando hasta que yo tuve alrededor de los diez años, cuando con mucho esfuerzo y muchas caricias chantajistas ella consiguió por fin salir de la casa y reanudar su vida laboral. Y no es que mi padre fuese alfista, los rangos sociales para el venían siendo la misma cosa pero simplemente veía por el bienestar de su pequeña manada.
De igual forma ellos amaban a Jimin, como cualquier otra persona que llegase a conocerle. Su muerte les dolió incluso como si hubiesen perdido a su propio hijo, y, es que quizá así lo supusieron cuando llamé para darles las malas noticias.
Después del velorio de mi omega ellos insistieron en cuidar de mi en mi departamento. Siendo sincero fueron las únicas personas que lograron que yo abriese la puerta, las únicas personas que permití me acogieran en sus brazos.
Hicieron un nido con las sábanas que tenía guardadas en algún armario y con los almohadones y cojines que reposaban en mi sillón. Ambos me tomaron entre sus pechos y me cuidaron cuál cachorro indefenso que era y sigo siendo. Me permitieron tomar una de las almohadas de Jimin y abrazarla hasta que mi lastimado alfa y yo pudiésemos conciliar el sueño al menos por unas horas.
Tenía tanto que agradecerles y tanto por lo cual disculparme.
Mamá hizo la cena mientras papá y yo tomábamos una cerveza en el jardín de su casa. Me miraba sin decir palabra alguna y yo solo podía atinar a agachar la mirada con un nudo en la garganta.
-Yoongi.- Me llamó y como respuesta sólo recibió un profundo y largo suspiro.- Tu madre y yo te amamos, eres nuestra adoración.
-Papá, yo...
-Puedo imaginar el dolor que estás sintiendo. Si algo le pasase a tu madre seguramente yo estaría en la misma encrucijada que tu.- Me interrumpió. -Yoongi, yo cuidaré de tu madre hasta el fin de mis días.- Prometió al dirigir su vista al cielo estrellado que nos acompañaba en esa fría noche y acomodó el cuello de tortuga de su suéter, esbozando una gentil pero triste sonrisa.- Te amo, hijo. Siempre vas a ser el mejor lobo y el mejor hombre que existe ante mis ojos. Estoy orgulloso de ti. Ambos lo estamos.
Escondí mi rostro entre mis brazos y mis piernas, tomando una posición que asemejaba un acurrucamiento entre mi mismo. Dejé salir más lágrimas y pude sentir la cálida mano de mi padre recorrer de arriba hacia abajo el largo de mi espalda.
Para cuando la cena estuvo lista nos reunimos en el comedor que albergó gran parte de mi vida y comimos en un silencio cómodo. Los platos se vaciaron y mi madre mencionó las múltiples veces en las que Jimin le ayudó a preparar los alimentos y aunque las lágrimas caían por sus mejillas ella mantenía una sonrisa única en ella. Mi padre también recordó cuando mi omega se acercaba a él y charlaban animadamente durante horas, mencionó que en alguna ocasión un "gracias, padre" se escapó de sus labios e inundó su pecho en felicidad y orgullo.
Yo por otra parte recordé la primera vez que le traje a casa, sus manos sudaban. Estaba sumamente nervioso y sus mejillas llenas de color rojo no le ayudaban a aparentar otra cosa. Se abrazó a mi durante casi todo tiempo que estuvimos dentro y no dejaba de preguntarme una y otra vez si creía que se veía presentable.
Para mi el siempre lucía más que presentable.
La hora de ir a la cama llegó y mis padres impidieron que utilizara mi habitación. Como último capricho me pidieron que durmiera con ellos y les permitiera cuidar de mi una noche más. No pude negarme y para eso de las doce de la noche los tres compartíamos un cálido y a la vez triste silencio. Ninguno dormía, lo sabíamos. Pero nos venía más conveniente guardar las palabras y dedicarnos a apreciar la existencia del otro.
La noche llegó a su fin, viéndome obligado a regresar a Seúl y despedirme de los mejores padres del mundo. Sus besos y abrazos no se hicieron esperar cuando me encontré en la puerta a punto de ir hacia mi auto así como una caja llena de galletas de vainilla que mamá había preparado la noche anterior y una petición de avisar cuando llegase a mi departamento.
Definitivamente les había extrañado.
Definitivamente habría deseado permanecer más tiempo entre sus brazos.
Definitivamente les amaba.
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I don't like cats ‹ ✨ Yoonmin ✨ › ×Omegaverse×
Fanfiction"Su esponjosa extremidad se meneaba de un lado a otro sobre mi cara, con esta noche era la cuarta seguida que ocurría. Abrí mis ojos refunfuñando, no había conseguido conciliar el sueño hasta hace un par de horas y ahora, me encontraba siendo levant...
