CAPITULO 47

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SAN FRANCISCO, varios días más tarde

~NARRADOR OMNISCIENTE~

En algún lugar de la ciudad de San Francisco, Miah se encontraba preparando la cena para su querido marido. Estaba tan concentrada en su cometido, que ni siquiera se dió cuenta de como la puerta principal se abría con las llaves.

-¿Step? –Preguntó al oír un ruido. Pero nadie le respondió.
Stephen, ¿eres tú?

-¿Quién voy a ser si no? ¿Un ladrón? –El chico dejó las llaves sobre la mesa de la entrada junto con la corbata que se había quitado.

-Todo es posible... –Volvió a murmurar la chica limpiándose las manos en el delantal antes de volver a la cocina. –¿Quiéres bañarte primero y luego cenar o cenar y luego bañarte?

-Primero cenaré.

-Vale, la comida está casi lista. –Stephen suspiró para ir a lavarse las manos al baño antes de entrar al comedor y sentarse en su habitual puesto en la mesa.
¿Qué tal el día?

-Bien, como siempre. ¿El tuyo?

-¡Muy bien! Salí de compras con mi madre. –Miah dejó un plato hondo con sopa de pollo con fideos frente a él antes de servirse uno también para ella.

Stephen no hizo nada más que mirarla mientras comía. No entendía lo que había visto en ella cuando se conocieron. Si, Miah podría ser guapa, cariñosa, comprensiva y buena ama de casa, ¿pero quitando eso? No hacía nada más. Dejó de trabajar cuando había dado a luz y a partir de ahí no hacía más nada que no fuera salir con sus amigas o ir de compras con el dinero que traía él a la casa.

-¿Qué pasa?

-Ya sabes lo que me pasa, Miah. Quiero el divorcio.

-¿Otra vez con eso? Pero mira que eres pesado ¿eh? –Rió limpiándose la boca con una servilleta. –El matrimonio se hizo para toda la vida...

-Déjate de estupideces y firma los papeles ya.

-Te dije la primera vez que no lo haría y seguiré sin hacerlo. Podríamos ir a una terapia de parejas y solucionar las cosas.

-No voy a ir a nada de eso y menos siendo con mi dinero.

-Pero mi amiga Mayte conoce a una buena...

-Joder, Miah. ¿Qué no entiendes que ya no te quiero? Me casé contigo prácticamente obligado.

-Pero nos amábamos...

-Sí, tiempo pasado. –Dejó la cuchara dentro del plato para levantarse. –Mañana recibirás la llamada de mi abogado.

Dicho esto, Stephen salió de la cocina dejándola completamente sola.

Miah no era tonta, sabía que su marido ya tenía a otra, o por lo menos, la estaba conociendo y por esa razón no quería firmar los papeles del divorcio. La echaría de esa casa sin más miramientos y ella se vería en la calle sin dinero.

NUEVA YORK, sábado por la mañana

~NARRADOR OMNISCIENTE~

Joe había llegado por la mañana temprano a casa de Cielo en nueva York. Como su buen cuñado ya le había dicho, su mamá y su abuela eran las encargadas de organizar la fiesta por su diecisiete cumpleaños.

-Es una pena que ni Jude ni Charline estén aquí siendo también tus hermanos...

-Lo sé. –La chica suspiró. –Pero al menos estás tú aquí... –Sonrió antes de juntar sus labios. A Cielo no le hacía falta hoy ponerse de puntillas para besarlo, porque los tacones que llevaba ya eran lo suficientemente altos como para estar a su altura.  

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