Capítulo Dos

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Era tío. Goku entró en el salón de su casa poco después de la diez, con dos copas y una botella de su mejor champagne.

Tenía una sobrina, Marron, líndisima con el cabello rubio, ojos enormes y boquita de fresa, no podía dejar de sonreír, su hermana menor, Mai, ya estaba en casa, porque podía escuchar el ruido de la ducha, dejó la botella y las dos copas sobre la mesa de café, se sentó en el sofá y empezó a comprobar los mensajes y correos desde el móvil.

Milk Ox.

El nombre no le resultaba familiar... Entonces recordó que Bulma se había ido a casa enferma el día anterior, de modo que debía ser su sustituta; la llamada de Lazuli esa mañana para decirle que estaba de parto antes de lo previsto y que el vuelo de Krilin desde  la capital este se había retrasado hizo que olvidase todo lo demás. Milk debía ser la persona que ocupaba el sitio de Bulma hasta que volviese a la oficina.

–¿Mai? –gritó cuando escuchó ruido en el pasillo–. Ven aquí, tenemos algo que celebrar.

Cuando Mai apareció en el salón envuelta en un albornoz ya había abierto la botella y estaba sirviendo la champagne en las copas.

Ella sonrió, levantando su copa –Bienvenida al mundo, Marron –expresó, antes de tomar un sorbo–. Tiene tus orejas, bonitas y pegadas al cráneo.

Goku saboreó la champagne, encantado con la idea de que una diminuta parte de él fuese inmortal.

–¿Tú crees?

–Desde luego, y esta champagne está  estupendo –su hermana tomó un largo trago y arqueó una ceja–. Pero yo prefiero la variedad francesa.

El rubio la estudió, pensativo. La muerte de su padre los había dejado huérfanos a los tres entonces, él tenía dieciocho años; Lazuli trece y Mai, que no había conocido a su madre porque murió cuando ella tenía dos semanas, solo seis. ¿Cuándo esa niña se había convertido en aquella mujer sofisticada?

–Se supone que no deberías notar la diferencia.

–Por favor, tengo casi dieciocho años –replicó su hermana, ofendida–. No te pongas en plan padre.

Esa acusación le borró la sonrisa de los labios. Doce años antes, el de ojos esmeraldas había tenido que aceptar la responsabilidad de ser padre y madre para sus hermanas, y no lo lamentaba ni por un momento, pero a veces…

–Tal vez tengas razón –admitió–. Pero no voy a disculparme por ello, te quiero y eso no va a cambiar nunca.

–Lo sé –asintió su hermana, sacudiendo la cabeza–. Pero a veces…

Criar a Mai había sido la experiencia más difícil de su vida, y Goku tenía la sensación de que lo más difícil estaba aún por llegar: la despedida.

–Hablando de padres y niños –su hermana le clavó una intensa mirada–. ¿Cuándo vas a encontrar a una pobre chica que esté dispuesta a soportarte y formar una familia?

«Y dejarme vivir mi vida», le decía con los ojos.

Para evitar la eterna conversación, Goku tomó el móvil y siguió leyendo mensajes.

–No hay ninguna prisa aún eres muy joven y tengo que cuidar de ti.

Mai soltó un bufido. –Tenías mi edad cuando papá murió. ¿Cuándo se te va a meter en la cabeza que soy una adulta y…?

–No serás mayor de edad hasta dentro de tres semanas.

–Y otra cosa –siguió Mai, como si no lo hubiese oído– he estado pensando…

Las Fantasías De Milk 《GoChi》(Completa)Where stories live. Discover now