Golpeo mi frente con mi mano y sigo caminando. Estaba en Central Park ahora podría seguir y encontraría la calle donde vivía. El sol hacía sombra contra los edificios, había amanecido y yo no me creía haber camindo por una hora sin rumbo.

Me siento en una banca oculta en un pabellón y comienzo a revisar la mochila. Una sudadera, un móvil, una cartera y una carta. Sin duda es mi mochila, la sudadera me la ha comprado mi.madre unos días atrás, el móvil me lo dieron de navidad, la cartera era de papá y la carta me la lleve de la casa de Michael la última vez que fui.

Volteo a ambos lados y me levanto de la banca, si tengo suerte Michael me dirá lo que me paso y ya, igual y simplemente exágere, tal vez me golpee la cabeza y nada ha cambiado, solo la paranoia. Agarró el celular de la mochila y lo prendo. 6:07 a.m 17 mayo 2014. Mi último mensaje es del 8 de mayo.

No tengo tiempo para barajear todas las ideas que se me vienen a la cabeza que, lejos de ayudarme, me estan dando una jaqueca. Siento un jalón en mi cabello y me volteo, esperando a ver una ardilla o algo así, seria lo más sensato ya que estoy sentado frente a un árbol, pero no, es solo una hoja que se ha atorado en un mechón de mi cabello. Le doy un tirón y esta cae al suelo.

Es inevitable la sensación de decirme a mi mismo si enserio estoy haciendo esta idiotez, veo el prado y las hojas a mi al rededor, y lo confirmo.

Supiro y me dejo caer en la banca, he estado dandole tantas vueltas al mismo asunto que ni siquiera he podido dormir, aunque pensandolo mejor, he estado dormido 1 semana y eso es suficiente, además, pasado el rato, el sueño se niega a venir.

Me siento afligido, nada que ver con mi estado deplorable actual y a la vez mucho, y qué tal si mi padre estaba esperandome sentado en el pasillo y ni siquiera me moleste en ver? obvio no, nunca faltaría al trabajo, también lo dudo de mi madre y de Wes, mi hermano menor. Tal vez estoy dramatizando.

Recuerdo la última vez que los vi, hace exactamente una semana, ellos estaban enojados ¿conmigo?, lo más probable es que si, igual y ya se les paso.

Un agudo dolor en mi espalda baja me regresa a la realidad, agarro la mochila y me decido ir a casa, en fin, tengo 19, lo más que pueden hacer es regañarme y quitarme el móvil, que simceramente, ni siquiera recuerdo como usar.

Pasos descordinados y débiles me llevan a rastras hasta el lobby de mi edificio.

-Buenos días señor Gregory- me saluda el hombre de la entrada al que en la vida he visto.

-Hola- le contesto y sigo mi camino al elevador.

No puedo evitar pensar que esto es lo mas arriesgado que he hecho en mi vida, escapar de un hospital e inmediatamente ir a mi casa porque no tengo ni idea de como cuidarme, y eso que presumo de tener 19; Que deplorable soy.

Me recargo en la pared espejada del elevador, aprovechando que no hay nadie en el, y que vivo en último piso, así que 30 pisos más de siniestra tranquilidad.

Revuelvo una vez y otra, las posibles razones de mi extraño compartamiento matutino. Si alguien hubiera planeado con certeza el golpe probablemente no me hubiera tomado en cuenta ya que, cabía la posibilidad de "Que alguien creyera a un chico paranoico que había entrado en el dichoso coma", 1 de 1000, y me pregunto, si estuviera dormido?, no encontré nada de tubos o sueros en mi cuerpo, solo las agujas y las medicinas que, probablemente, sean de anestécia, pero por otro lado, quien me iba a creer, si solo era un chico triste y deprimido que tuvo un accidente y se siente reprimido.

Si claro.

El ascensor se abre y me deja ver el ventanal de la sala. Me sacudo el pantalón y espero a mis padres con una cara de enojo y con mil excusas y regaños acerca de mi actitud irresponsable y de la imagen que le estoy dando a Wes. Me encojo de hombros y espero sus regaños, sin embargo, el ruido del apartamento es simplemente el de la televisión.

Es sábado, lo que significa que mi padre ha de estar en la casa, desayunando con mamá y con el bicho de 7 años, pero dudo que mi familia pueda comer tan silenciosamente.

En este mundo todo es posible, todo tiene una solución o alternativa matar o morir, a ellos no les dieron esa opción. Caminé por lo que solía ser mi sala, observando los inhóspitos cuerpos de mi familia tirados por los muebles. Sentí el pesar en mi corazón y retrosedí unos pasos, quería vomitar la escena era tan perturbadora, como si sintiera los gritos allí mismo, los ojos y las punzadas en mi propio cuerpo.

Solo había algo que me había impactado mucho más que lo anterior, una nota colgada del televisor.

Cortesía de "War Games" disfrútalo Atte. Michael.

Si aquello era un juego, yo estaba adentro.

Canción en multimedia "Voices" de Crown The Empire

Pretty DangerousDonde viven las historias. Descúbrelo ahora