1 - Por un frío beso.

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Saludos a todas y todos mis queridos lectores, los cuales me alegra ver que no son pocos. Aquí os dejo un nuevo relato, este algo mas romántico pero sin perder esa chispa de emoción en el sexo, espero y os guste ;)

"Después de una ardiente ducha, llena de miradas y mejillas sonrojadas, nos dirigimos a tu habitación. Una pequeña toalla tapaba tu cuerpo, mientras a mi se me secaba la boca solo de verte, encendiendo mi cuerpo con cada mirada, mientras mi lengua ansiaba lamer cada gota que caía desde tu pelo. En una fracción de segundo, nuestros ojos se encuentran, y librándome de ese odioso trapo que censuraba mi codiciada perspectiva, te cojo en brazos y te tumbo en la cama, quedando suspendida sobre tu impecable cuerpo, dejando a mi merced tu torso desnudo.

Enrojeces al instante en que mis ojos se centran en tu boca, mientras tus piernas envuelven mis caderas para incitar-me mas a que roce tu piel. Consigues ver una sonrisa de malicia en mis labios, a lo cual aprovecho tu desconcierto para cogerme a tus rodillas, acercándote mas a mi cuerpo el cual ahora observas al completo con los ojos abiertos de deseo, mientras yo disfruto de verme entre tus piernas, apreciando cada centímetro de tu piel, cada mirada, cada sonrisa que intentas esconder. El agua sigue cayéndote del pelo, dejando ríos de frías gotas que te erizan la piel, dejando tu cuerpo frío y seductor para mi lengua.

Dejo caer mi lengua sobre tu pezón izquierdo, lamiéndolo en círculos, suavemente, sin prisa, para que te acalores rítmicamente a mis lamidas. Cuando noto tus manos sobre mi espalda, presiono mi lengua contra tu seno, dándome la satisfacción de ver como te arqueas contra mi, suplicando que te de mas en mi oído. Dejo ese seno y poso mi mano en el derecho, el cual apreso mientras vuelvo a tumbarte en la cama, uniéndome un poco mas a ti, mientras mi nariz sube por tu cuello, mordiendo el lóbulo de tu oreja, estirando suavemente de tu piel, para morderte con fuerza sobre la clavícula, mientras araño tus lumbares, dejándote a mi merced. Tu respiración se acelera en mi oído, escondes tu cara en mi clavícula, negándome esa sumisa visión que tanto me gusta de ti. Alargo mi mano, cogiendo uno de los cubitos que teníamos en tu ventana y lo presiono sobre tu espalda. Impactada por la grata sorpresa, me arañas mas fuerte y me muerdes, atrayéndome a ti mientras te tumbas, y yo paso el cubito por tu abdomen, subiéndolo entre tus senos, rozando tus labios, tu cuello, tus pezones se van endureciendo cada vez mas con mi tacto, el cual sufren al conectar directamente con ese frío tan intenso. Gritas y intentas liberarte de esa dulce tortura, a lo cual retiro y beso tu torturado pezón, dándole algo de calor, apiadándome de ti. Te miro a los ojos implorando perdón. Coges mi cara entre tus manos y me besas, mientras yo coloco el cubito en tu otro seno para repetir esa tortura que hace unos segundos te hizo de nuevo mi perra. Me muerdes el labio inferior ante la sorpresa, desciendo el cubito por tu abdomen hasta que se funde, dejándote llena de caminos de agua. Vuelvo a subir a tus labios, para alcanzar otro de esos divertidos cubitos, el cual esta vez poso directamente sobre tu sexo, moviéndolo verticalmente mientras mi boca reparte pequeños mordiscos por tu torso desnudo. Bajo mi lengua a tu clítoris y empiezo a trazar círculos mientras el hielo sigue fundiéndose, reduciendo su tamaño y aumentando nuestros deseos. Meto mi corazón izquierdo lentamente dentro de ti un par de veces, abriéndote, ampliándote, haciéndote mía, mientas que el hielo se funde rozando tus piernas.

Levanto mi cabeza de tu sexo y te miro directamente a los ojos, mientras saco mi corazón y introduzco el cubito en ti. Tu cara es un poema al notarlo de nuevo en tu sexo, a lo cual sonrío divertida. Una vez dentro, empiezo a introducirme de nuevo en ti, rozando el cubito con la yema de mis dedos, haciendo que ascienda y descienda dentro de tu con cada embestida, hasta no notar nada mas que agua y tus fluidos.

Ceso y cojo otro cubito, repitiendo toda la tortura, y al volver a fundirse, repito otra vez, torturándote con ese frío que tanto mereces, ese mismo con el que yo vivo lejos de ti. Al acabar con el quinto cubito de la noche, decido que es hora de darte tu merecido.

Cojo mi cuerda, siempre fiel para atar a mis queridas perras, dejándote con las manos por encima de la cabeza, jadeando de expectación, cuando cojo una cuchara de madera, te abro las piernas y empiezo a golpearte suavemente. Decir que tu humedad resonaba por la habitación seria quedarme corta describiendo los gritos que dabas al compás de cada golpe. Tus pechos subían y bajaban al ritmo de tu entrecortada respiración, mientras yo azotaba tu sexo con lujuria y ambición. Una vez que veo que te climatizas a los golpes y empiezas a disfrutar, ceso, tiro la cuchara de madera a saber que rincón de tu habitación y te embisto con toda mi fuerza, a lo que respondes dándome esos últimos gritos de placer antes de fundirte en mi mano, dejándome a la espera de mi premio, por volver a domar a la perra que era, es y sera siempre, Mi Leona."

Espero y os aya gustado el relato, si os a gustado no voy a pedir votos o comentarios, eso va a elección de cada lector, pero si os agradecería que difundierais el libro si lo veis merecedor, humildemente, gracias a todos :)

27 Dias de Luz y OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora