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'Querido Graham:
Se que seguramente nunca recibas esta carta, pero aún así he decidido escribirte.
Probablemente si leyeras esto me preguntarías '¿Qué rayos estás haciendo?' y te reirías pensando acerca de lo tonto que soy.
Pero la realidad es que ya no estas aquí y ni siquiera puedo oír aquella risa, tal como cuando éramos pequeños y jugábamos juntos en el jardín de mi casa.
¿Lo recuerdas?
Apostaría lo que fuera a que si.
Solo dos niños tontos que no sabían nada acerca del mundo que los rodeaba...
No teníamos idea de que pasaría el día de mañana, pero tampoco parecía importarnos demasiado.
Sólo teníamos ocho y nueve años.
Además...
¿Qué pueden saber dos niños acerca de lo terrible que puede ser la vida?
Lo nuestro por aquellos días era soñar bajo el tibio sol que se posaba sobre nuestras cabezas.
Nos tirábamos en el pasto verdoso que se extendía frente a nuestros ojos; tú llevabas un cohete y un robot de juguete, mientras yo me vestía con ese traje improvisado que mamá me había ayudado a construir alguna vez.
¿Tienes esa imagen en mente todavía?
Y ahora todo se convirtió en un recuerdo tan lejano...
Lejano como la distancia de las estrellas del firmamento nocturno que prometimos algún día surcar juntos.
Por ese entonces solo éramos tú y yo contra el mundo, contra todos.
¡Llegaríamos tan lejos y tan alto que nadie podría alcanzarnos!
Pero la existencia es un ciclo muy, muy cruel.
No contaba con que tú serías la estrella que jamás podría alcanzar.
Un día sin aviso alguno descubrimos que ya éramos hombres.
No había galaxias imaginarias ni trajes caseros pero estábamos juntos.
Y en el momento justo mi corazón explotó como aquellas supernovas que tanto nos asombraban de pequeños.
Esa supernova que era mi corazón había explotado por ti.
Entonces decidí tomar el coraje suficiente para no dejarte escapar, porque eras mi estrella brillante.
Pero hoy pero ya no puedo tenerte cerca mío, y me dedico a contemplar el cielo por las noches; cada vez que una estrella fugaz pasa pido el mismo deseo: que vuelvas a mi lado.
Confié demasiado en que estarías para siempre junto a mi...
Quizá nunca dejé de ser un niño tonto después de todo ¿verdad?
En ese inocente 'Para siempre' olvidé que algunas frases son mentira.
Mi cabeza se alejó tanto de la realidad que cuando volví a ella tú ya no estabas.
Y la caída fue más dura de lo que podía siquiera imaginar.
Dijiste que te marcharías y ya nunca más volví a verte.
Te perseguí por aquel aeropuerto entre toda esa gente; fueras adonde fueras podría reconocerte.
¿Cómo no reconocerte si tu brillo estelar jamás se había ido?
Corrí hasta quedar sin fuerzas y tomé tu mano por última vez.
Te soltaste de mi repentino agarre y me dijiste 'Adiós' con un hilo de voz.
Tus ojos estaban vidriosos como el cristal de tus gruesas gafas cubriéndolos.
'¿Te volveré a ver?' pregunté, pero no contestaste.
Seguiste tu curso y ya no regresaste a mi.
Esa noche desde mi ventana no pude ver ni una sola estrella; el brillo de estas se había apagado.
¿Pero qué importaba si me hacía falta la estrella más brillante?
Me hacía falta aquel sueño de galaxias y planetas desconocidos, me hacía falta volver al momento donde todo empezó.
Esta carta nunca llegará a tus manos, pero espero que cada noche recuerdes a esos dos pequeños que imaginaban llegar a la Luna.
Pensaba que era un astronauta, pero sólo era otro hombre más que por miedo perdió a su mejor estrella'
- Damon
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N/A:
Hola señores y señoras, bienvenidos sean al primercapítulo ☺
Espero les haya gustado esta carta a pesar de ser algo triste...
El siguiente será un capítulo súper corto pero decidí dividir el relato para que se lea mejor (¡espero lo disfruten de igual manera!)
