Acaricié sus piernas con las yemas de mis dedos y continué besando sus labios hasta quedarme sin aliento. Para cuando quise deshacerme de la única prenda que le cubría me detuvo insistiendo en bajar mis pantalones primero, le vi tragar saliva impaciente, con nerviosismo desabotonar la mezclilla y bajar el cierre con una velocidad increíblemente lenta. Le ayudé a zafarme de tan ahora incómoda prenda cuando estuvo en mis tobillos y volvimos a besarnos durante minutos que parecieron horas. Un beso tras otro, aprendiéndonos de memoria la textura de los belfos contrarios.
Nuestras erecciones eran víctimas de la fricción que generaban nuestro cuerpos al estar tan cerca, jadeos y suspiros profundos se escapan de nuestras bocas y mordidas juguetonas nos rogaban por más. Podía oler el lubricante natural de mi omega invitándome a continuar y sin más rodeos me decidí por bajar su ropa interior.
Jugué con su miembro mientras que le preparaba para recibirme, teniendo cuidado al dilatarle me aseguré de que el placer que sintiera fuese mayor a cualquier incomodidad que pudiese surgir. Besé sus bonitas piernas mientras el segundo dedo hacía acto de presencia, pasé mi lengua por el interior de sus muslos y mientras acariciaba uno de sus botoncitos rosados introduje un tercero. Los gemidos de Jimin rogando por más y sus maldiciones por no poder soportar tanto placer me estaban llevando al borde. Me creí capaz de incluso llegar al orgasmo sin necesidad de haberme tocado, todo lo que mi omega provocaba en mi era simplemente inigualable.
Cuando finalmente le sentí listo me dirigí a sus labios de nueva cuenta y mientras le besaba me deshice de la única prenda que portaba, el cuerpo desnudo de Jimin bajó el mío era magia. Tan suave, tan reconfortante, tan placentero, no cabía duda, él estaba hecho para mi y yo para él.
Desatendí sus labios sólo por unos segundos para poder unir nuestros cuerpos sin más rodeos.
Cuando me sentí completamente dentro de la razón de mi existir, regresé a sus labios. Susurré palabras de amor sobre los suyos y besé cada centímetro de su rostro. Comencé a moverme suave disfrutando al máximo de la calidez que me abrazaba, besé sus labios apenas chocándolos con los míos, acaricié su cabello y acomodé algunos cuantos mechones que se mantenían rebeldes pues ahora estaban pegados a su frente debido a la fina capa de sudor que comenzaba a invadir nuestros cuerpos.
Cuando las estocadas se hicieron más rápidas y los gemidos de Jimin más intensos, deduje que estaba por llegar, toqué nuevamente aquel punto dulce que le había arrancado quejidos placenteros y unas cuantas lágrimas y pude sentir como liberaba su orgasmo en nuestros vientres. Besé sus labios profundamente para después esconder mi olfato en la curvatura de su cuello, mi lengua pasó por donde dentro de poco mis dientes se hundirían y mis labios dejaron dulces y cuidadosos besos.
El placer me estaba abrumando y me sentía al borde, una, dos, tres estocadas más y me encontré liberando mi semilla dentro de él, al mismo tiempo que anudaba clavé mis colmillos en su cuello y acaricié sus cabellos intentando que el dolor no le fuese insoportable.
En ese momento lo pude sentir y sé que él también, nuestras mentes estaban conectadas y miles de cosas pasaban por ellas, nuestros corazones latían al mismo tiempo y... describir la felicidad que sentí en ese momento se había vuelto una tarea imposible.
Le escuché gritar bajito y mi instinto protector salió a flote. Retiré mis dientes y antes de levantar mi vista completamente a sus ojos, dejé un par de lamidas a la herida para acelerar el proceso de cicatrización.
Cuando me encontré frente a frente con él me quedé sin palabras. Un segundo orgasmo había arribado a mi omega y a pesar de que tenía lágrimas escurriendo por sus mejillas me sonreía de una manera casi irreal. Acaricié su rostro con suma delicadeza, pasé mi pulgar por sus pómulos retirando todo rastro de agua salina. Besé sus labios y después su frente. Le susurré cuanto le amaba y cuán especial se había vuelto en mi vida, recibiendo sonrisas tímidas y palabras que prometían un para siempre.
Pregunté si el dolor era demasiado, recibiendo una negación con su cabeza y un beso en la punta de mi nariz. Con mucho cuidado descansé todo mi peso sobre él y le abracé posesivamente. Le prometí el sol, la luna y las estrellas, le prometí incluso mi vida y amor eterno, le repetí un sin fin de veces lo increíble que era y lo bonito que me parecía. Después de unos minutos haciéndole mimos en el rostro y cabello mi omega cayó en un dulce y tranquilo sueño. Le cuidé mientras el nudo se desinflamaba y me dejaba acompañarle en su siesta.
Le tomé entré mis brazos y escondí su rostro en mi cuello, llenando sus inconscientes fosas nasales de mi aroma y así asegurarme de incluso protegerle en sus sueños. Besé sus cabellos una vez más antes de cerrar los ojos y cubrirnos con una sábana, durmiendo como nunca antes lo había hecho.
"Mi omega, sólo mío", repetía una y otra vez con un tono alegre. Mi alfa meneaba el rabo al compás de la canción más alegre que podía sonar en la radio. Bendito sea el destino por haber puesto a Jimin en mi camino.
"Cuando mi omega falleció mis temporadas de calor se fueron con él, se supone debería estar entrando por el segundo celo desde entonces, sin embargo lo único que siento en mi interior no es más que un frío infernal".
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Actualización doble porque me estoy cambiando de casa y no sé cuándo podré volver a actualizar jajaja ;v;
Tengan un bonito domingo.♡♡
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I don't like cats ‹ ✨ Yoonmin ✨ › ×Omegaverse×
Fanfiction"Su esponjosa extremidad se meneaba de un lado a otro sobre mi cara, con esta noche era la cuarta seguida que ocurría. Abrí mis ojos refunfuñando, no había conseguido conciliar el sueño hasta hace un par de horas y ahora, me encontraba siendo levant...
Cuarto recuerdo
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