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(20:40 PM Aeropuerto Ezeiza)

-¿A qué hora llegaba el avión?- Preguntó Ivan mientras tomaba su submarino (leche con chocolate derretido).

- A las 21:00, Ivan, ya te dijimos- Dijo mi mamá, con cara de estar cansada de oír esa pregunta más de una vez.

-¿Por qué tuvimos que venir tan temprano?- Dije sosteniéndome la cabeza con la palma de la mano y jugueteando con la taza de café con leche, mi madre estaba relejada devoraba las medialunas, mi padre tenía el diario entre sus mano e ignoraba nuestros comentarios, mi papá era poco paciente y llegaba a ser algo duro, su familia había venido de Inglaterra durante la segunda guerra mundial, fueron a EEUU pero por ser comunistas los enviaron de vuelta y por eso terminaron en Argentina.

-A ver si se dejan de quejar, por favor, ¿Qué más quieren?- Dijo mi madre con cara de molesta.

-¿Qué te pasa? ¡Cambia esa cara ya!- Dijo mi padre, por lo visto se dio cuenta de mi cara "I HATE THE WORLD".

- Nada me pasa, son las 20:50 -.

-Si algo te pasa, ¿Es por el viaje a Mar Del Plata?-

-No te preocupes no nos vamos a quedar a vivir en Islandia, querida- Dijo mi padre irónicamente.

- Ya sé Pa, pero no quiero, entendeme, quería ir con las chicas-. Furioso lanzo el diario sobre la mesa y me dio las llaves del auto, me sorprendí y negué con la cabeza, mi madre por un momento se asusto pero se relajó cuando no acepte.

-Es suficiente, vamos, que es momento de pasar los bolsos-.Mi hermano me miró furioso, siempre me culpaba cuando nuestros padres nos retaban, lo fulmine con la mirada y volví a mirar hacia la pista de aterrizaje, tenía 10 años pero parecía ser mayor que yo, a veces su actitud dominante conmigo me parecía detestable, todo por ser varón mamá y papá le habían dejado tomar sus atribuciones.

En el avión la vista era hermosa y aún más cuando se podían apreciar las nubes y el cielo, ese mensaje que recibí antes de volar, me relajó y me hizo sentir mejor, Malena me envió un mensaje >>Suerte en el viaje linda, las chicas lo pensaron y mejor vamos para las vacaciones de invierno<<, el corazón me latió fuerte y le mande caritas de amor, yo sabía que en el fondo no eran como papá decía: Unas conchetas.

Las horas pasaban y el viaje se hacía denso, por el aburrimiento pongo una canción de Charly Garcia, para relajar un poco el ambiente, cierro mis ojos y me duermo en un pesado sueño.

A las 6:50 me desperté sobresaltada por las sacudidas de mi hermano que me enseñaba Nueva York, abrí los ojos como platos cuando vi los rascacielos y las luces, las increíbles autopistas, cuando el avión descendió se me dio vuelta el estomago y la voz dijo "First Scale New York, please ask to keep the safety harness fastened, thank you". Bajamos del avión con las maletas y esperamos sentados en las banquetas del increíble aeropuerto, deberíamos esperar 3 horas, luego tomaríamos el vuelo que no llevaría a Londres y de allí finalmente en Reikiavik.

A mi madre se le ocurrió recorrer un poco, luego tomarnos algo y seguir con el vuelo, obviamente sin salir del previo. Vidrieras enormes y largos pasillos, mi padre estaba molesto como siempre, los lugares tan comerciales lo incomodaban, aunque ahora agradezco su crítica a la sociedad de consumo en ese momento me irritaba, y ahora me he vuelto una vieja criticona, mi padre miraba los negocios con recelo y hacía caras irritables, con mi hermano nos reíamos, pero al no le causo ninguna gracia. Nos detuvimos en un Starbucks, mi padre se quedo afuera, por mi parte aproveche a conectarme a internet, tenía muchísimos mensajes de mis amigas de nuestros grupo "Las trolas", ahora pienso que ese nombre era muy poco amigable, pero bueno, en ese momento nos parecía lo más gracioso, las chicas me pedían fotos, así que saque unas cuantas con mi celular y se las mande, estaban impresionadas, ponían "Te envidiamos", "Nunca pensé que podrías estar ahí", "Mira la vos", por un momento uno de esos comentarios me dejo picando, una llamarada de rabia se encendió, pero no quería arruinar mis vacaciones así que me dedique a mandarle mensajes a mi prima Candela.

Nos embarcamos rápidamente en el avión, me esperaban unas cuantas horas de viaje, así que me puse de nuevo los auriculares y me apoye contra el vidrio, mirando lo estrellado del cielo, el sueño se me había ido pero me quedaba una gota de aburrimiento.

En Londres, la cosa fue más rápida, y además de fotografiar y comprar algunas cosas, entre ellas té, mi madre es una obsesiva del té por cierto, nos fuimos a una tienda de recuerdos donde mi hermano y yo nos compramos de todos esos recuerditos boludos que después terminas tirando, bueno todo eso nos compramos y el típico comentario de mi vieja de que para que gastar tanta plata en esas porquerías que después andan rondando por al casa y nadie las usa.

Finalmente se nos hizo tarde y de suerte llegamos a embarcarnos en el avión de nuevo, ahora nos esperaba el destino final. 

DesconocidosWhere stories live. Discover now