Capítulo 40: Condenados

Beginne am Anfang
                                    

La puerta se abre detrás de nosotros, Adam no detiene sus besos ni sus caricias, me aparto de él para ver al demonio en la puerta, mi corazón sube a mi garganta.

¿Qué diablos hace aquí?

Por primera vez en mi vida siento vergüenza, esta no es la situación en la que esperaba verlo de nuevo, Archer me mira pidiéndome una explicación, pero soy yo quién le exige una.

Debería estar cuidando de Maia en este momento.

—Adam—lo aparto de nuevo cuando siento sus manos ganar más confianza con mi cuerpo.

Gruñe con fuerza, sus ojos siguen los míos viendo al demonio en la puerta.

—¡Archer! —Adam saluda como si nada.

—Señor—mi amigo contesta tomando su postura de guardaespaldas, evadiéndome lo mejor que puede.

—Me alegra que estes aquí. Quiero felicitarte por el buen cuidado que hiciste con mi ángel caído del cielo —Adam me pega a su cuerpo posesivamente, acaricia sin nada de disimulo mi cuerpo —Ahora que estoy aquí regresas a estar bajo mi mando.

Adam me aparta, se acerca a mí amigo con una mirada llena de amenaza, sostiene su hombro aplicando presión, mi amigo se esfuerza en disimular el dolor, pero su rostro se torna rojo.

—Quiero que bajes a los calabozos y te encargaras de los humanos—acerca su rostro a su oído para que lo oiga claramente. —Te quiero lejos de mi mujer, ¿te queda claro?

—Si señor.

—¿Si señor qué?

—Me mantendré lejos de su mujer.

—Así me gusta—palmea su rostro complacido —Ahora vete, que quiero estar solo con ella.

Archer se gira para salir, pero un demonio entra apurado impidiendo que lo haga.

—Señor, lo necesitamos afuera.

—¡AHORA QUE MIERDA PASA! —brama.

—Es urgente—se limita a contestar el demonio.

—Si me interrumpes por otra estupidez juro que haré de tu miserable vida aún peor—su voz se torna oscura y grave.

—Es urgente—repite seguro.

Sus ojos conectan conmigo, maldice entre dientes, se acerca a mí pegando sus labios en los míos. Sus manos acarician mis glúteos sin importarle que esos dos demonios estén aquí. Nunca le ha importado que vean como me hacía suya, en cambió a mí sí, por eso siempre era yo quién lo arrastraba a un lugar privado, donde nadie podía vernos.

—No tardo—dice con la respiración entrecortada. Deja otro rápido beso en mi boca antes de alejarse hasta la puerta. —La tocas y te corto la mano—le advierte a mi amigo saliendo de la habitación.

Ninguno de los dos habla, nos miramos con demasiadas preguntas en nuestras mentes, puedo ver lo contrariado que esta, sus ojos no me engañan.

—¿Qué diablos haces aquí? —soy la primera en hablar, cruzándome de brazos.

Me alegra saber que está bien, pero no quiero verlo, no aquí, no es seguro para él.

—Puedes explicarme de demonios le hiciste al ángel.

Mi cuerpo se tensa en su mención.

—Cállate—le exijo bajando la voz, alguien puede oírlo.

—Nos encontró a Maia y a mí intentando escapar—baja la voz acercándose para que pueda oírlo. —Por un instante creí que venía con noticias, pero vaya sorpresa que nos llevamos cuando intento matarme, sin darse cuenta que no tenía la daga.

Ángel de la muerte [TERMINADA✔]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt