De vuelta a casa

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La mayor diferencia que Luke pudo apreciar en ese momento fueron sus ropas. Vestía de forma más elegante y llevaba un monóculo en su ojo derecho que de alguna forma confundió al niño. No recordaba que Layton tuviera problemas de visión, pero recordó que su antiguo profesor y mejor amigo daba mucha prioridad a la etiqueta, lo que le habría parecido divertido si aquello fuera una situación diferente.

Tampoco pasó inadvertido a sus ojos el largo bastón con borde teñido en metal que sujetaba de forma casual con su mano izquierda. Algo le dijo a Luke que lo usaba de defensa personal y no le habría parecido extraño. Años atrás había visto a su profesor defenderse con tan sólo una tubería y unas grandes habilidades en esgrima. Hershel podía defenderse con cualquier cosa.

-Hay que ver cuánto has crecido, muchacho. –comentó repentinamente Layton sacando al niño de sus pensamientos con una alegría y amabilidad en su voz que Luke recordaba bien y hacía casi doler sus oídos. Era como si el tiempo no hubiera pasado- Brenda ha estado cuidando muy bien de ti.

Por un momento Luke se cuestionó si la Resistencia no estaba equivocada. Hershel Layton era ahora el Primer Ministro y gobernaba con cierta firmeza. Controlaba la prensa, los medios y al estado, pero a pesar de su extravagante vestimenta Luke no vio ningún cambio en su personalidad.

Sabía que los Rebeldes no estaban de acuerdo con las normas de Layton. Las calles eran vigiladas y había toque de queda, el futuro cambiaba a pasos agigantados. Hershel había desarrollado nuevas fuentes de energía que estaban afectando a todo Londres para bien, pero también para mal.

Todo lo bueno tiene algo malo y el hombre ante él parecía no haber cambiado en absoluto. Quizás los Rebeldes estaban exagerando. Hershel Layton nunca haría daño a nadie. Al menos no el Hershel Layton que conocía. Y el hombre ante él actuaba como si se hubiera ido ayer a dar un paseo y no hace 2 años a quedarse con el Gobierno.

-¿Qué hace aquí, señor Layton? –pregunto Luke con cierta incomodidad. Layton ya no era su profesor, ya no era el profesor de nadie. Llevaba 2 años sin impartir educación en la Universidad de Gressenheller y 2 años sin ver a su aprendiz. Ahora era el Primer Ministro. Debía hablarle de señor, ¿no? El niño no estaba acostumbrado a esas cosas y su padre, aunque trabajaba para el Estado, nunca se había molestado en hablarle a su hijo de esos temas.

Luke tenía la sospecha de que su padre, aunque nunca lo admitiría, estaba muy enojado con Layton por haber abandonado a su hijo de esa manera.

-Luke, ¿a qué se debe la formalidad? Sigo siendo tu profesor. –respondió el mayor con una suave risa, como si las palabras de Luke le hubieran sonado a broma. Quizás Layton no estaba acostumbrado a escuchar al muchacho hablarle tan formal. Nunca lo había hecho desde que se conocieron.

-¿Lo sigues siendo? –preguntó Luke con cierto desafío y enojo. Entendedle, ¡Hershel Layton se había marchado sin una palabra de despedida o de cuáles eran sus motivos! Y ahora volvía como si nada hubiera pasado, Luke tenía derecho a estar ciertamente molesto.

Layton pareció sorprendido por un momento ante sus palabras, pero luego sonrió con amabilidad y compasión. Como si comprendiera la molestia del niño.

-No te enojes conmigo, muchacho. Sé que estos años han sido difíciles, pero todo tiene una explicación. Lo prometo. –contestó con calma.

Un silencio de minutos o quizás horas se formó entre ellos. De alguna extraña forma no fue incómodo. Como si ambos necesitaran un momento para procesar la situación.

-¿No me dejarás entrar, Luke?

La pregunta de Layton sorprendió al niño. Hershel las dijo prácticamente bromeando, como si siguieran siendo los mejores amigos y obviamente lo fuera a dejar entrar. Luke, por otro lado, estaba confuso y un tanto nervioso. Por primera vez no sabía si quería dejar pasar a su exprofesor.

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⏰ Last updated: Sep 02, 2018 ⏰

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La gente cambia, pero Hershel Layton no.Where stories live. Discover now