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- Sinceramente...no creo que esto funcione- Dijo antes de devolverme las flores, las recibí por pura inercia, pero de una manera robótica, ¿En realidad esto estaba pasando, está no era mi prometida? Me le quedé viendo a los ojos y ella lucía devastada. La miré arriba abajo, llevaba sus botas para agua favoritas y su impermeable con pequeños paraguas cumplía la función de proteger su ropa del incesable chubasco que caía sin piedad sobre nosotros, el paraguas negro con diminutas margaritas blancas con centros amarillos resistía el agua, pero al igual que yo parecía a punto de romperse.

- ¿No me vas a dar alguna razón? - Pregunté y ella cerró los ojos con fuerza y a pesar de la lluvia pude ver las lágrimas caer por sus mejillas. Mi hermosa Elie, estaba vestida como ella, sus manos, su cara, sus gestos, todo parecía ella...sin embargo, yo sabía que algo iba mal- Vamos Elie, dime... ¿Hice algo mal? -Ella negó viéndome a los ojos, después todo sucedió en un segundo, ella soltó el paraguas y pasó las manos detrás de mi cuello para besarme. La fuerza del impacto de su cuerpo contra el mío hizo que me moviera unos pasos hacia atrás pero aun con ese desbalance logré mantener la compostura y la abracé contra mí, nuestros impermeables rechinaron un poco al rozarse, pero no importó, ni las rosas tiradas en el suelo, ni la lluvia que ahora nos mojaba.

- Lo siento mucho- Susurró antes de apartarse, iba a correr, pero la detuve a como pude.

- ¿Por qué? -Balbuceé mientras intentaba no llorar, la abracé fuerte y de golpe la lluvia se detuvo. Podía escuchar su llanto y de las cosas que más me dolía era no poder hacer nada por ella.

- Ya sabes la razón-Dijo sin voltear a verme y aferrándose a mí. Yo no la sabía.- Te amo, ¿No te es suficiente?... Quieres...quieres que te de algo que ya no tengo, David, te lo daría todo, pero ya no tengo nada-Ella susurraba, pero el volumen de su voz era el suficiente para que la escuchara. Acaricié su cabello y le di un beso en este, cerré los ojos y las lágrimas ardieron al salir.

- Quiero tu nada, quiero eso que según tú ya no tienes, Elie, solo tienes que decirme que es, hemos sido tú y yo desde hace muchos años, desde hace unos días te has inventado estas peleas y ahora mismo quieres que crea que ya no te quieres casar conmigo- Tomé su rostro entre mis manos y la obligué a verme- Eres el amor de mi vida, quieres que me vaya ¿y que haga qué? No quiero "todo" con nadie que no seas tú y si dices que no hay un todo contigo entonces quiero esa nada...yo quiero...esa nada-La voz se me quebró dos veces y ella tomó aire e hizo un puchero con la cara antes de suspirar y romperme el corazón ahí mismo.

- Tengo cáncer- Su voz fue clara, sin titubeos, con los ojos expresando todo lo roto que estaba su corazón.

- No, no, no, no-Repetía rápidamente mientras esperaba a que ella dijera que era una broma. Eso no pasó.

- Lo siento, mi amor- Empezó a llorar y solo atiné a abrazarla, a quererla y a decirle que yo iba a estar con ella, y que su "nada" ahora era nuestra.

En los siguientes meses Elie no me volvió a devolver ningún ramo de flores, ni volvió a intentar apartarse de mí, supo que incluso en lo más oscuro de la nada yo iba a estar ahí, y que sin importar que tan feas se pusieran las cosas yo siempre iba a estarlo porque eso pasaba cuando dos personas se aman.

El paraguas decorado con diminutas margaritas blancas con centros amarillos estaba colgado del perchero el día que ella dejó de respirar, tuve que usarlo para salir del hospital, una de sus varillas cedió ante la fuerza del agua y el llanto contenido salió, en medio de mi pesar no pude evitar sonreír al sentir la lluvia, tomé el paraguas roto y caminé al auto. Mi pequeña nada con Elie, ahora lo era todo.

La lluvia sobre nosotros.Where stories live. Discover now