—No estoy para malditos juegos ¿Dónde está la chica? —grita acercándose, los prisioneros tiemblan de terror, ellos se esconden en las paredes, deseando traspasarlas para ser librados de aquel despreciable ser, sus cuerpos tiemblan levemente y sus rostros sucios y desesperanzados aclaman piedad.

—No lo sabemos, por favor no nos dañe. –habla ahora Adalia; la anciana quien tiene lágrimas en los ojos.

—Pueda ser que no sepan dónde está, pero si deben saber si tienen familia en otros lugares del mundo donde ella pudo haber ido. —acusa.

—Nosotros no tenemos más familia, solo somos nosotros. – dice Dinora; la mujer de ojos miel, el solo asintió y abandona la celda con molestia; los prisioneros no saben nada que pueda ayudarle.

—¿Que hicimos para merecer esto? – dice José; el anciano, siente unos brazos rodearle, voltea a ver a su esposa, la anciana suelta lagrimas inconteniblemente.

—Tranquila madre, tengamos fe por que tarde o temprano vendrá por nosotros. – dice Paul.

—¿Quien? Nadie vendrá. —dice pesimista el anciano

—Ella vendrá. —dice el hombre castaño con esperanza de que su hija apareciera.

Vancouver, Canadá

Despierta con una nube opacando su pecho; recuerda haber llorado toda la noche luego de la cruda verdad que había recibido, entonces acepta que Kiara tenía razón cuando le dijo que la verdad puede destruir más que una mentira muchas veces. Siente el peso de unos brazos envolviendo su cuerpo; la rubia la abraza, no están en la cama, sino recostadas en la pared, justo como se habían quedado ayer luego de llorar hasta acabar sus lágrimas, seguramente Kiara estaba tan cansada que se quedó dormida a su lado minutos después de que ella callera en profundo sueño, el dolor retumba en su pecho al recordar las palabras de su madre, sus padres no son sus padres verdaderos y su familia no es de sangre, anoche el dolor era tan intenso que le impedía pensar más allá, pero hoy todo encaja a la perfección; ahora entiende por qué nadie nunca la quiso, solo su hermana con la cual formo una conexión especial, ahora entiende el abandono de su madre, su desinterés hacia ella, ahora todo es claro; ella no es su verdadera hija, solo fue una obra de caridad, nada más.

Kiara se remueve, Arely la detalla; como frunce su nariz, como sus ojos se abren lentamente dejándola ver el color celeste y verde de distintas tonalidades en sus ojos duales enmarcados en pestañas gruesas y rizadas, como dos querubines envueltos en la más fina seda, sus labios entreabiertos, su cabello despeinado, su atlético cuerpo curveado a su lado; la muchacha rubia es más alta que ella al igual que Cassidy, Laurel y todas las personas a su alrededor, la única que seguramente es igual de pequeña que ella es Isabely, la rubia le dedica una mirada llena de ternura y cariño; entonces a su mente llega un flash, de una hermosa sonrisa, ella sabe que conoce a la joven a su lado, no sabe de dónde, ni como, pero la familiaridad que siente con ella no es normal «como si todo lo que está pasando es normal.»

—¿Como te sientes? —dice con preocupación Kiara al haber despertado por completo.

—Un poco mejor. —dice con una media sonrisa.

—¿Puedo preguntar que paso? —dice cautelosa.

—Descubrí que mi familia me ha mentido todo este tiempo Kiara, toda mi vida ha sido una farsa. —dice mientras sus lágrimas se empiezan a acumular en sus ojos.

—No lo hablaremos si no quieres. —dice comprensiva y la joven morena asiente con una mirada de agradecimiento.

—¿Qué te parece si partimos hoy? Después de todo mereces unas vacaciones. —dice la rubia intentando hacerla sentir mejor, ella sonríe levemente.

Predilecta:. La Nueva Portadora [La Saga Facinum] Libro 1Where stories live. Discover now