—No sabe ni siquiera qué es una electiva —apostilla Brad, entornando los ojos.

—En mi otra escuela no había eso, ¿pueden, por favor, decirme qué es?

—Es una actividad extracurricular obligatoria —explica ella—. En preparatoria debes hacer una actividad extracurricular cada año. Si no las haces, en último año debes compensar todo, es un requerimiento para graduarse.

Estoy empezando año y ya casi veo cómo voy perdiendo todo: hora de almuerzo, matemáticas, la electiva... Eso debe ser un nuevo récord.

—¿Y qué opciones tengo?

—A estas alturas, muy pocas —dice Brad—. Debías hacer eso ayer o desde el día de la entrevista con el consejero escolar.

—¡¿Debía tener entrevista con consejero escolar?! —suelto—. ¿Qué más necesito para estudiar acá? ¿Pelo de unicornio?

—Si entrabas a Artes de la fantasía, sí, pero yo creo que esa actividad ya está llena —ironiza Ashley—. Ya, miremos opciones. Los clubes de idiomas siempre se llenan primero, así que esos descartados.

—¿Pintura y dibujo? —propone Brad.

—Soy un asco de artista.

—Todos lo son, por eso estudian.

—Paso —reafirmo.

—Bien... eh, ¿defensa personal?

—No, por favor.

—¿Algún deporte?

—No.

—¿Porrista? —propone Brad. Es Ashley quien responde.

—Ella no es una superficial como las porristas, ¿verdad, Emily?

Guardo silencio unos segundos tanteando mentalmente mi respuesta. Mi madre fue porrista en su escuela de joven, y mi papá siempre cuenta con orgullo que se veía hermosa animando a su equipo, así que, no es que sea ofensivo, pero tampoco quiero quedar mal.

—¿Algo más?

—Bueno... —dice Brad—, nos queda el Club de ayuda a la comunidad. Ash y yo estamos ahí. Ya está todo lleno, pero...

—Pero podemos hablar y te hacemos un huequito —termina ella la oración, con evidente más alegría que Brad—. No es complicado, solo son tres días a la semana y ya tienes dos caras familiares.

—Eso suena perfecto. Muchas gracias, no tengo cómo agradecerles.

—Sí tienes cómo. —Brad estira su mano y toma lo que me queda de mi lasagna para embutirsela en un bocado ante la mirada incrédula de Ashley—. Favor pagado, gracias, Emily.

—Eres un cerdo, Brad —acusa Ashley.

—Es para que ella se vaya acostumbrando.

Brad y Ashley son dos caras de monedas diferentes en todos los sentidos y parecen ser amigos de toda la vida. Eso, sumándole lo... amables (dentro de lo que cabe) que han sido conmigo, los convierte en casi mis amigos.

Brad se levanta de la mesa a los pocos segundos con la excusa de tener que ir a hablar con un maestro urgente, así que Ashley se pasa a la silla junto a mí y se pone a husmear su celular mientras yo sigo admirando a Ethan de lejitos.

—¿Muy enamorada? —inquiere de repente, siguiendo la línea de mi mirada—. No te hagas muchas ilusiones.

—Me invitó a salir ayer —presumo. Ashley baja su teléfono para prestarme suma atención—. Y me dejó una nota en el casillero esta mañana.

Un Cliché desComunal •TERMINADA•Where stories live. Discover now