—Oh, sí, estabas con él comiendo.

—Te veías bien vestida con tu uniforme —halaga.

—Gracias, ¿qué más te dijo?

Ante mi no tan disimulada expresión de ansiedad y querer saber, Brad mete comida con parsimonia en su boca, dejándome en ascuas. Mastica lentamente y cuando me resigno, encorvo la espalda y como sin tanta emoción. Brad toma un sorbo de su botella de jugo y cuando le pone la tapa, habla de nuevo.

—No deberías salir con él, rarita.

—¿Por qué no?

—No le interesas realmente.

—¿Y tú qué sabes? —espeto.

—Más de lo que me gustaría. Mira, Emily rarita, tú verás qué hacer, pero me siento mejor de haberte advertido.

—No estás advirtiéndome nada, solo me dices que no salga con él y no me das una razón.

—Eso es una advertencia —replica.

—Pero él es tu amigo.

—Irrelevante. —Su tono calmado me deja en una bahía de enojo y su falta de razones reales me invitan a replicar hasta que se acabe el mundo, pero decide cambiar así no más el tema—. ¿Qué electiva tomaste?

—¿Electiva? ¿Qué es eso?

Bran levanta sus dos pobladas cejas como si le hubiera preguntado de qué color es la piel de un habitante de marte. En eso, otra bandeja se acomoda en nuestra mesa y la que se sienta en una cara conocida. Se sienta junto a Brad, le sonríe y se saludan de beso en la mejilla.

—Hola, ¿cómo te acabó de ir ayer? No supe más de ti. —La chica que me sacó ayer de la cafetería y me salvó en parte la vida, me sonríe.

—Pues... bien...

La duda o más bien la queja que tengo respecto a la blusa que me dio se me atraviesa en la garganta cuando noto que decirle que estuvo mal dármela, es una muestra de desagradecimiento enorme y de paso de intolerancia que puede tomarse a mal. No obstante, de alguna manera, el universo se encarga de responderme cuando ella misma lo hace:

—Mi hermana me pidió su blusa amarilla ayer. La he cargado desde hace dos meses y solo ayer se acordó de ella, ¿puedes creerlo? —Usando su tono informal, hace su interrogante hacia Brad que tarda unos segundos en responder con una sonrisa.

—La puse en la lavadora anoche, mañana te la traigo. Pídele disculpas a tu hermana por mí.

—No te preocupes, ella no es de problemas. Solo que la pidió y ya.

Anoche divagué sola sobre la falta de respeto y educación de mis compañeros cuando fueron a Sesentas 60'! al no mirarme pero en este instante noto mi hipocresía cuando el mayor acto de descortesía está siendo efectuado por mí.

—Oh, por Dios, ni siquiera sé tu nombre. Lo siento muchísimo, me ayudaste ayer y ni siquiera te pregunté el nombre.

—Si te sientes mejor, yo tampoco pregunté el tuyo.

—Las mujeres son tan dramáticas —resopla Brad—. Ashley, ella es la rarita Emily; Emily, ella es la loca de Ashley. ¿Felices?

Ashley y yo compartimos una sonrisa de burla casi dirigida a Brad y este se rinde, dedicándonos una también.

—Me decías de las electivas —retorno el tema.

—¿No has tomado una? —pregunta Ashley, sorprendida—. Hoy es el último día de inscripciones. Y solo en algunas.

Un Cliché desComunal •TERMINADA•Where stories live. Discover now