Consejo 4: "Coquetea"

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Fin de semana y el colegio se iba de paseo.

Adrien y Nino hablaban de diversos temas, a veces tocaban el tema del amor platónico de Adrien pero este negaba a continuar por si Kagami llegase a escuchar.

Marinette, que ya había regresado de su descanso médico, se sentó con Alya y hablaban sobre sus carreras futuras. Alya quería estudiar periodismo; Marinette, diseño de moda.

Kagami iba con Lila, la azabache no hablaba demasiado y la castaña estaba atenta en su lectura con sus audífonos puestos.

Y así los demás se sentaron con sus amigos más llegados.

El trayecto del viaje duro 2 horas y media. Los alumnos ya estaban fatigados por tanto demoró pero se alegraron al llegar al lugar previsto.

Era una hacienda con un inmenso valle y un bosque al fondo.

— bueno chicos, por favor no se vayan tan lejos, por favor. Nos vemos para la hora del almuerzo en la Casa Grande— aviso la señorita Bustier, todos asintieron y comenzaron a caminar por todo el lugar. Dirán que es aburrido pero no si te encuentras rodeado de animales, un gran bosque donde perderse, digo, caminar. Había muchas cosas que explorar, para la protección de los alumnos el dueño del lugar con sus ayudantes vigilaban a los invitados y explicaban su función en ese lugar.

Un ojiverde buscaba con la mirada a cierta azabache hasta que la encontró.

— Marinette— se acercó a ella a paso apresurado ¿Qué? Pensaron que era otra chica, ¿no? Esperen.

— h-hola Adrien— aún tenía la nariz tapada eso hacía que este media rojita lo que la hacia ver tierna, o eso le habían comentado sus compañeros que preguntaron por su salud.

— me alegra que estés aquí, no podría hacerlo solo— Marinette bajo la mirada y asintió triste.

— el consejo 4 es coquetear— el rubio abrió los párpados como platos.

— ¿Coquetear? Marinette mis palabras se traban al hablarle, no puedo hacer eso— Marinette le golpeó el hombro y poso una mano en su cintura.

— escucha, Adrien, que los nervios no te detengan para lograr tu objetivo ¿Está bien? Ahora quiero que la busques y cumplas el consejo ¿Ok?— Adrien parpadeo varias veces al final sonriendo de oreja a oreja y abrazando a la de coletas.

— gracias Marinette, lo necesitaba— ella se sonrojo pero no correspondió el abrazo.

— sí, sí, ahora Romeo ve por tu Julieta— Adrien se marchó a buscar a Kagami dejando a Marinette con la mirada en el suelo.

Después de ya no ver al chico, se acercó al establo viendo con admiración y respeto a los caballos.

Justamente Juleka paseaba por ahí, y se acercó a la azabache.

— hola, Marinette— la mencionada se asustó un poco por tal entrada pero sonrió con la mano en el pecho.

— Juleka, me asustaste— Juleka rio y se disculpó— ¿Cómo estás? ¿También te gustan los caballos?— pregunto.

— un poco, me agrada dibujarlos. Paseaba por aquí y te ví y quedé venir a saludar ¿Ya estás mejor, verdad?— Marinette asintió.

— me alegra, se te extrañaba en el salón— Marinette rio.

— y yo los extrañaba a ustedes— un rato entre risas y mimando a los mansos caballos fueron suficiente para que ambas se despejarán de sus pensamientos.

— verdad, mañana iremos al cine con los chicos ¿quieres venir con nosotros?— Marinette dudo. No tenía tantos ánimos para salir ahora, pero no quería hacerlos preocupar negando su invitación.

— me encantaría, Jul. Gracias— Juleka sonrió.

— será divertido, mi hermano también irá— y siguieron conversando.

Adrien y Kagami se habían adentrado al bosque por una apuesta de la chica.

El reto fue cruzar el bosque, quién llegue más lejos gana y ahora estaban tratando de volver.

— esto fue mala idea— dijo Kagami.

— concuerdo contigo, pero no descarto el hecho que estar aquí contigo sea mágico— la chica lo miro con extrañeza.

— ahora lees poemas, Agreste— Adrien rió.

— no, fue el momento supongo. Pero, no miento, esto es mágico parece que en cualquier momento algo mítico aparecerá y tal vez nos de deseos o quién sabe tal vez nos maten— Kagami rio.

— que bobo— aún con la risa saliendo de sus labios sonrió.

— hey, ¿quién sabe?— la chica paro— te han dicho que tienes una risa muy bonita— Adrien no sabía de dónde sacaba tantas palabras, solo las decía y ya como si fueran, de verdad, algún acto de magia.

Consejos Para Adrien Where stories live. Discover now