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Capitulo 1 "De primaria a secundaria"

Todos recuerdan la primaria como una etapa en donde dieron su primer beso, sintieron por primera vez mariposas en la panza, momentos inolvidables con amigos, lo que era jugar a la bolita, al bakugan, coleccionar figuritas y intercambiar, donde le pedias a la maestra de turno que te ate los cordones entre otras cosas. Pero, mis primeros años no fueron así, ¿Por qué? porque me juntaba con los varones.

Desde primer grado hasta quinto grado tenía un grupo de amigos que no lo cambiaría por nada en el mundo. Cuando era mas chica yo sentia que no era lo mismo que las demás nenas, no me gustaba usar brillo ni tampoco el rosa. No solo miraba barbie si no que tambien ben 10, bakugan, yugi-oh entre otras cosas, cosas que hoy en dia se veria normal que el azul sea para nenas y el rosa para nenes, pero en mi tiempo era muy dificil pedirle a mama un juguete o una mochila de ben 10 sin que me diga "eso es para nenes".

Yo no tuve un grupo de amigas donde me sentaba a comer en el recreo o nos sentabamos a hablar de barbies, yo no llevaba ponys o barbies al colegio para jugar; yo solo jugaba con los varones, por eso aprendi a jugar a la bolita, al bakugan a coleccionar figuritas, a como intercambiar a como ser uno de ellos. Pero la pregunta que tendrán algunos ¿por que nunca quise ser femenina o no me gustaba simplemente que me digan "se un poco mas femenina"? Fácil, porque las niñas son muy aburridas, no podes saltar porque tenias pollera. Si te ensuciabas un poco ya se quejaban, porque eran muy histericas, eran muy sensibles, porque lloraban por todo, porque siempre querian estar bien o lucir bien, porque querian ser "princesitas". A mi me encantaba (y me sigue gustando) lo divertido, explorar, conocer, ensuciarme, moverme, y no quejarme por cada dolor. Yo nunca quise ser una "princesita" siempre quise ser quien yo queria ser.

Todos hemos tenido apodos graciosos en primaria ¿no?, obviamente yo no me quedo afuera!

Juntarme en la escuela con los varones y pasar mi mayor tiempo con ellos era basicamente tener que soportar las miradas raras de las maestras de turno y/o los apodos que me ponian las niñas.

"Marimacha", "machona", esas son las palabras que me describian en la primaria, son palabras que a simple vista se ven que son palabras que no tienen sentido pero para mi era como decir "matate". ¿Como podia disfrutar de juntarme con alguien que demasiado quiero si me tenia que aguantar que me digan esas palabras?, ¿Quién dijo que para ser fuerte no tenes que sufrir?

Cuando me decian eso, yo volvia a casa llorando, me sentaba en el jardin y me largaba a llorar en silencio, pero cuando creci me di cuenta que el silencio es el ruido mas molesto. Mamá me abrazaba y me preguntaba ¿Por que lloras?, yo no queria mandar al frente a nadie, no queria tener problemas. "Solo queria llorar", respondia y mama me abrazaba, mostrandome que ella si sabia lo que pasaba en mi cabeza, lo que pasaba en la escuela, con su abrazo me dijo en el calor "no estas sola".

Cuando estuve en 5to grado pase de estar con los varones a estar mas con chicas, pero, ojo que todavia no eran las chicas "populares" eran chicas que les gustaba el anime.

Aaah, nada es mas bueno que llegar a casa y leer un buen manga tomando chocolatada.

Pero de eso también habia algo malo, me llevaban "rara", "friki" y es donde se empezaron a preocupar por mi apariencia llamandome "ojerosa", "granienta", "gorda". Yo tuve una pasion que era dibujar y disfrazarme de mis personajes de anime favoritos, me encantaba bailar y cantar en japónes. En ese tiempo no habia nadie con quien compartir mis gustos, porque en ese tiempo, la comunidad otaku recien estaba floreciendo.

En un viaje al interior, me encontre con "Abba".

Abba era un chico de mi edad, flaco, pelirrojo y super amigable que tambien compartia mis gustos por el anime y la cultura japonesa. Nos conocimos por medio de mis amigas en el colectivo, recuerdo muy bien que nos llevabamos super bien y nos escuchamos todas las canciones en el viaje de los "Vocaloid". Cuando bajabamos a los lugares a comer o a caminar estabamos juntos, y nos compartiamos recetas japonesas. El siempre quiso que le cocinara el famoso "Ramen" pero desafortunadamente nunca pude.