capitulo 6:segunda princesa

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[¡¡Atrapadlo!!]

Ordenó Almosso a los guardias que estaban sorprendidos. Los tres soldados que volvieron en sí me atacaron a la vez.

Agarré la punta de la lanza y la partí como si fuera una rama.

Pegué a todos en serio. Con puñetazos normales.

Los soldados volaron hasta chocarse con las paredes inconscientes.

[¡Qué!~~¡Todos! ¡¡Hay alguien ahí!!]]

Almosso gritó hacia fuera.

Su voz sonaba muy desesperada.

*DotaDotaDotaDota*, violentas pisada se acercaron, eran tres personas.

[¡¡Este tipo es un inva~~No un asesino. Matadlo ahora mismo!!]

[¡¡Ha!!]

Los soldados siguieron sus órdenes y me atacaron también.

Esta vez, estaban siguiendo las órdenes, así que me contuve los puñetazos y sólo les hice desmayarse.

Después de eso, de 2 a 3 veces de refuerzos vinieron, pero los derroté a todos.

[Bueno, parece que no queda nadie. Es tu turno ahora.]

[¡Khu! ~~¡¡Chúpate esta!!]

Almosso sacó algo como una varita, y movió hacia mí.

En un instante, llamas fueron lanzadas y envolvieron mi cuerpo.

Hace calor.

Hace calor, pero no un calor que no puedo aguantar.

La llamas desaparecieron rápido. La mayoría de mi ropa fue quemada, pero nada le pasó a mi cuerpo (ni siquiera a mi pelo).

[¡Qué!~

~¿¡L-la magia no tiene efecto!?]

[¿La tolerancia al fuego también es 777 veces mayor? Bueno, eso no importa ahora.]

Miré a Almosso.

Me acerqué a él, le di un puñetazo en la cara.

Se dobla, rebota en el suelo y no se vuelve a levantar.

Estaba respirando, así que parecía haberse desmayado.

[Ahora bien, qué debería hacer.]

Pensé un poco y miré a mi alrededor.

Vi a un soldado que se despertaba. Levantó su cuerpo e intentó ponerse en pie, mientras se sentaba en el suelo.

[Eh, tú.]

[¡¡Iii!! ¡N-no me mates!]

[… Si me escuchas. Seré benevolente y no te mataré.]

Es un incordio intentar aclarar el malentendido, así que fui con eso.

Después de luchar en la habitación, de las cosas desparramadas recogí un bolígrafo y se lo tiré al soldado.

[Escribe lo que te voy a decir ahora.]

[Q-qué… y dónde…]

[Espera un minuto.]

Cogí las cuerdas que iban aser usadas para detenerme (las esposas habían sido destrizadas y no se podían usar de nuevo), y até a Almasso.

Le rasgué la ropa y enseñé la parte de arriba de su cuerpo.

[Escribe aquí. ‘Soy el culpable de la disminución de las monedas de cobre. Fundía las monedas de cobre y vendía en cobre.]

Gran Premio de la Lotería-Vol 01-Where stories live. Discover now