Allí donde solíamos gritar

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Después de que tu sueño fuese ser un buen músico, tener una tienda de instrumentos no está mal... ¿cierto?
Podría considerarse como que irónicamente la vida te acomodó en donde debías estar, algo relacionado con tu pasión...pero no siendo ésta misma en particular.

Pero Graham no podía engañar a nadie, mucho menos a sí mismo.
Podríamos entender la necesidad de Graham de trabajar después de haber consumido el dinero que tenía vendiendo una que otra cosa que encontraba en las cocheras de sus familiares, o haciendo trabajos pequeños como el de repartir pizzas o de mensajero en una pequeña empresa, en su alcoholismo.

Alcoholismo que le hizo caer de una ventana en una fiesta, que para la fiesta de Coxon, solo le costó una pierna rota y todos sus ahorros para la rehabilitación de esa misma pierna.
Graham para su suerte, tenía una tía la cual lo veía como su sobrino consentido y que se preocupaba por él después de aquel accidente que él cubrió como "un accidente de esos que pasan cuando alguien se aloca en una fiesta" (sin aclarar que quien lo hizo, fue él). Esa tía era dueña de una tienda de instrumentos que había quedado recientemente sin administración, y necesitaba a alguien que se hiciera cargo de ella.

Después de un exhaustivo año de terapias por ese accidente del 2006, en 2007 Graham comenzó a hacerse cargo de esa tienda.
Pero por más que tratara de encubrirlo, por más que siempre que le preguntaran como iba su vida y él respondiera que "todo iba perfecto", sabía que estaba mintiendo enormemente.

Y es que las cosas ya no solían serlo como en 1999.
Graham recordaba como solía sentirse como un alma sincera y libre en aquel año. Recordaba los 90's con un gran cariño, pero ese año en particular le traía a la cabeza la euforia de lo que significaba en verdad vivir.
Noches con bengalas encendidas, gritos de los jóvenes desvergonzados invadiendo las calles, y los álbumes de su muy preciado John Allen (al cual, no podía mentir, seguía escuchando, era una de esas cosas que no podía apartar de su juventud).
Graham extrañaba muchas cosas del '99, incluyendo a su hermoso Damon.

Graham solía ser muy autodestructivo sin intentarlo demasiado, eso incluía que nunca censuraba los recuerdos de Damon.
Pensar en Damon era como una droga muy adictiva pero muy dañina para él, y en cuanto aquel rubio risueño se paseaba de nuevo por los laberintos de su cabeza, encontraba así una perfecta excusa para volver a destapar una botella más, y quemar su garganta trago por trago.
Se permitía pensar en la sonrisa de Albarn, en la manera en que andaba en bici, y cuando en esa misma bicicleta le llevaba a varios lugares. La cafetería de la señora Kingston que estaba a unas cuadras del bloque de sus casas (las cuales, estaban muy cerca), o aquella pequeña colina a las afueras en donde subían a gritar...

Un suspiro hondo se apoderó de la boca de Graham, haciéndole saber que ya era la hora perfecta para cerrar el local, y para ir por un trago.

2009 estaba siendo un año frío, ¿o sería que Graham ya no podía percibir otro estado desde hace ya tiempo? Solo recordaba la frialdad en esas calles que recorría a diario de su casa al trabajo, del trabajo a un bar, de un bar a su casa, ni siquiera en verano podía recordar un toque cálido sobre su sensible piel, lo cual era muy curioso.

Coxon solía tomar un taxi después del trabajo siempre, ya que con el estado ansioso en el que se encontraba la mayoría del tiempo, no podía pensarse mucho el lujo de caminar, porque terminaría desesperado por no llegar rápido a encontrarse con la mejor de sus amantes: la bebida.

Pero ese día algo en su persona le estaba inquietando e incitando a que tal vez no sería una mala idea mover los pies, tal vez, podría hacerle un pequeño favor a su cuerpo después de tratarlo como mierda.

Al poner el candado en las cortinas metálicas de la tienda, cerrando así ésta, se dio oportunidad de comenzar paso por paso una irregular caminata de donde él ya estaba acostumbrado.
Y es que la vida está llena de peculiaridades, un día te encuentras con ganas de usar las piernas, y de pensar en todo eso que sentías te daba una razón de ser, y de vivir, y cuando tu vida no era monótona y te odiabas cada día por tener un empleo que no era malo, pero que por alguna razón odiabas y te hacía odiarte más a ti por las decisiones que tomaste y te imaginas como hubiese sido tu vida si nunca hubieses caído de la ventana o si no hubieses dejado que lo del '99 ocurriera...

1999 [Gramon]Where stories live. Discover now