Capítulo único.

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Se acomodó las medias negras una última vez sobre sus muslos, suspirando con cansancio y preguntándose cómo es que accedió a esta estupidez.
Debió saber que su novio tramaba algo cuando lo advirtió entrar a su cuarto con esa usual sonrisa que solo usaba para manipularlo, ese bolso oscuro y elegante entre sus dedos y utilizando ese tono de voz meloso que sólo usaba para defenderse cuando cometía una de sus atrocidades.

Se suponía que era un día de descanso; que utilizarían para descansar de todo el ajetreo de los últimos días de tanto trabajo, digo, por eso los chicos habían salido a primera hora de la mañana, para ir a divertirse y dejar el estrés. Pero ahí estaba él, preparándose para la follada de su vida.

¡Oh, porque estaba seguro que esto sería intenso!

Miró su reflejo una vez más en el espejo del baño, golpeteando sus labios con su dedo para esparcir el brillo sabor durazno que había aplicado, vio que su cabello castaño cayendo sobre su frente estaba perfecto y le dio una última ojeada a su vestido. Recuerda haberse puesto uno similar una vez que estaba jugueteando con los chicos frente a las cámaras, pero este era tan diferente; para empezar era relativamente corto y solo llegaba a cubrir lo necesario más allá de la mitad de sus piernas. Y ni hablar de las aberturas a sus costados que descendían sobre sus caderas, dejando en claro que no llevaba nada debajo; los lados de sus muslos, dejando ver su piel pálida, lista para ser marcada, no dejaban nada a la imaginación. Además pensaba que el hecho de ser rojo, el color designado a las pasiones, era la cereza del pastel.
Aunque esto en verdad eran sus piernas, decoradas con arneses de cuero sostenidos como ligeros a sus medias negras, abrazaban su culo en dos tiras rectas bajo el vestido trazando unas correas que se unían alrededor de sus caderas.

Tuvo el impulso de relamerse la boca en anticipación, pero recordó que quería que Namjoon saboreara su labial primero.

Abrió la puerta, notando que la luz de la habitación de Namjoon era más débil de lo común, muy tenue y calmante. Y agradeció que con la nueva mudanza cada uno haya quedado con sus propias habitaciones, porque se sentiría realmente mal de haber hecho algo cómo lo que está a punto, sabiendo que algún otro de los chicos habitaba frecuentemente el lugar.

- oh, cariño - el sonido ronco y afrodisíaco de la voz de Namjoon lo hizo dar un respingo de sorpresa. - te vez tan... delicioso.

Lo vio pararse de la cama y andar hasta él a un paso desesperantemente lento. Jin recordó a las panteras; como acechan a su presa con sigilo para después cazar sin piedad.

Sólo traía pantalones, unos jeans que se sostenían a sus caderas de una manera exquisita, el comienzo de la línea en V perdiendose dentro de la tela causó que Jin soltara un jadeo. Ah, y su torso de tez naturalmente bronceada, color canela, de músculos discretos; con sus brazos fuertes, las venas de sus antebrazos trazando líneas que a SeokJin le encantaría delinear con su lengua, sus hombros firmes, su pecho y abdomen esculpido en trazos y pliegues por los que se le hacía agua la boca... santo cielos, su novio era todo un Adonis.

Cuándo Namjoon estuvo frente a Jin y tomó su barbilla delicadanente, el mayor se sonrojó, mirandolo a sus ojos mieles y pensando lo inapropiado que era colorarse como si fuera a ser la primera vez.

Nam sonrió, tomando su labio inferior entre sus dientes, jalando la carne tibia y chupando. Dejó ir un suspiro cuándo sintió el dulce en los labios de SeokJin. - mmm, sabes tan... - volvió a probar sus regordetes labios en un beso profundo, trazando con su
lengua mojada y escurridiza entre ambos belfos.
- daddy tiene muchas cosas preparadas para ti hoy.

El Conflicto Del Vestido Rojo  || N.J. || OneshotWhere stories live. Discover now