Psicosis - Wigetta

Entre familia, entre recuerdos.

 ...Los recuerdos son pedacitos de tu pasado que jamás abandonan tu corazón...

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Alex era muy bonito, de eso siempre estuvo seguro porque nunca hubo un hombre que se le resistiera hasta que lo conoció a él.

-Lo siento-

Lo había visto por primera vez hacía dos meses a la salida del edificio donde vivía Guillermo –Su mejor amigo- Él iba llegando, él iba de salida, ambos chocaron y para Alex fue amor a primera vista.

-Está bien- Había murmurado él tras el choque.

Alex lo miro embobado mientras se alejaba.

-Acabó de conocer al hombre más atractivo de mi vida- Había gritado en cuanto ingreso al departamento  de su amigo.

Guillermo lo miro divertido mientras cerraba la puerta y alcanzaba a su amigo al sillón.

-¿Dónde lo viste?- Preguntó curioso el de ojos achinados.

-¡Aquí!- Grito emocionado- De seguro es uno de tus vecinos, vendré más seguido a visitarte- Comentó coqueto recordando al galán de hacía unos minutos.

-Madre mía chaval... ¿Al menos sabes su nombre?-

Alex sonrió.

-Lo averiguaré-

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Guillermo cerró los ojos, el sudor recorrió su frente pasando por sus mejillas para hundirse en su pecho, algo caliente se derramo en sus piernas.

Abrió los ojos despacio, el frío recorrió su cuerpo, la oscuridad y el silencio lo invadió. Clavo sus ojos negros en el techo blanco.

Guillermo...

Cerró los ojos nuevamente al oír su voz.

Guillermo...

Y los sonidos volvieron, el llanto, los gritos; el dolor.

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-¡Ah!-

-Guillermo ¿Estás bien?-

Volteó su rostro nervioso y demoró unos segundos en re-calcular donde estaba.

Genial.

Se había quedado dormido en el coche de Samuel, este detuvo el coche a un lado del camino y volteó a verlo.

-¿Ocurre algo malo chiqui?-

Y Guillermo realmente agradeció tenerlo.

-Nada- Murmuró con una sonrisa, Samuel se tranquilizó un poco al ver a su novio más calmado –Realmente estoy enamorado de ti- Confesó.

Samuel sonrió como sólo él sabía hacerlo y se acercó despacio al chico, él también lo amaba pero no hacía falta decirlo, Guillermo lo sabía y con eso bastaba. Fue un beso corto pero cargado de cariño y amor.

-Hora de irnos- Comentó al separarse, Guillermo formo un puchero tras la separación –Ya vamos muy tarde-

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