Capítulo 5

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Por un momento, antes de salir del probador, Lauren creyó que sentiría vergüenza.

Entre todas las empleadas de la tienda, no tenía la más remota idea de cuál había sido aquella que las había pillado a ella y a Karla en aquel íntimo momento dentro del cubículo y por tanto, imaginó que al salir del lugar se sentiría observada e intimidada por las trabajadoras, asumiendo que esa chica en específico les hubiera contado todo a las demás.

Sin embargo, al tomar la mano de la castaña luego de que esta se había vuelto a colocar la ropa tal como era debido y que entre besos de ida y vuelta ambas recuperaran una imagen más presentable, Lauren se sintió con mucha más seguridad que antes, más incluso de aquella con la que había entrado al local. 

Al pensar y revivir en su mente lo que acababa de pasar en ese sitio, la liberación que sintió al ceder ante lo que su cuerpo le exigía y la entrega total que Karla le mostró en el encuentro, comenzó a sentirse con mucha más confianza, he incluso orgullo de lo que había sucedido entre ella y la castaña.

Así que cuando salieron del probador y se dirigieron a la caja para pagar la ropa que Karla había seleccionado, Lauren no sintió el más mínimo rastro de pudor o vergüenza al, entre todas esas prendas, entregar la etiqueta suelta del conjunto que en ese momento su acompañante ya llevaba puesto y que reemplazaba a los dos húmedos pedazos de tela que se alojaban en sus bolsillos. 

La mirada de la cajera era directa y denotaba sin ningún filtro que ella sabía lo que había pasado, ella y todas las demás, que también observaban a la pareja desde sus respectivos lugares. Sin decir nada, pero observando fijamente la manera en que Lauren tomaba la mano de Karla y el anillo que brillaba en el dedo anular de la segunda, la rubia detrás del mostrador pasó prenda por prenda por el sensor de códigos hasta que finalmente tomó la última etiqueta y dijo la cifra a pagar. 

Lauren entonces sacó su tarjeta de crédito, firmó lo que hubo que firmar y tomó las bolsas que le entregaban. Las cargó con su mano izquierda mientras que su brazo derecho lo pasó por encima de los hombros de Karla rodeándola en un gesto cariñoso y protector. 

"Felicidades por el compromiso." Dijo una de las mujeres que se encontraba cerca de la salida y no muy alejada de la caja. "Esperamos que hayan disfrutado su compra." Agregó con una sonrisa pícara, sin importar que una de sus compañeras a su lado le diera un codazo en la costilla pidiéndole con esa acción que se quedara callada. 

"Gracias." Respondió Karla aferrándose al abrazo de Lauren.

La ojiverde se sintió tan bien con ese abrazo, le gustó tanto la expresión en la cara de su acompañante... Por un momento le pareció que esa mujer era genuinamente feliz ahí, a su lado, bajo su brazo. Y esa pequeña realización, le causó un cosquilleo en el vientre. Se sintió feliz también.

"Gracias." Dijo Lauren esta vez, también respondiendo a la empleada. "Creo que vamos a volver pronto. Y lamento si causamos algún problema." Agregó. ¿Ya qué más daba? Ella sabía que todas las personas ahí lo sabían. "Compermiso." 

Al salir de la tienda, Karla pudo escuchar algunos cuchicheos de las mujeres que se habían quedado en el interior del local. De lo que consiguió interpretar en aquellos pocos segundos, ningún comentario fue malo. Decían "que suerte tiene" y efectivamente, a pesar de sólo estar trabajando para Lauren, en ese momento se sentía afortunada de estar con ella, de ser guiada por ella y consentida. 

Haciendo lo que hacía, había conocido a muchas personas, hombres y mujeres, aunque los primeros conformaban la mayoría. Y las personas que formaban su larga lista de clientes y ex-clientes, pertenecían a una amplia gama de personalidades. Algunos eran serios, directos, a otros les gustaba alardear de sus habilidades en la cama, otros simplemente se dedicaban a follar y recibir el servicio para lo cual le pagaban, varios eran vulgares y otros eran más respetuosos, ninguno de ellos jamás habían sido como Lauren. 

Vendedora de Caricias - Camren G!PWhere stories live. Discover now