parte 1.

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YoungJae acababa de vestirse, bajó las escaleras con claros rastros de cansancio y se sentó de mala gana junto a su madre a desayunar. Esto de tener un pésimo despertar le complicaba la vida entera, pues el colegio empezaba muy temprano y el castaño tenía la mala costumbre de estar hasta altas horas de la madrugada jugando videojuegos o simplemente con su celular.

Al sentarse y beber de su café bastante molesto, sintió como si madre ponía un plato con pan tostado a su lado y besaba su regordeta mejilla. Aunque no estaba de ánimos, puso su mejor esfuerzo para darle una pequeña sonrisa a su progenitora, pues se sentía agradecido de tener a alguien que entendiera sus berrinches y molestias mañaneras.

—¿Despertaste bien?—La mujer tomó asiento en frente de su hijo, mirando a este con cariño.

—Supongo que sí, ¿Y usted? ¿Aún tiene malestar a la espalda?— Visiblemente preocupado, le respondió a su mamá. Ella sufría de problemas a su columna vertebral, por lo cual solía preocuparse bastante cuando esta se quejaba siquiera un poco del dolor en su espalda.

—Ya no, pequeño.— La señora Choi tomó un sorbo de su té de menta y acarició la mano de YoungJae.—¿Hay algo que me debas decir?
Preguntó al ver a su hijo claramente intentando recordar algo.

El rellenito chico trataba de hacer memoria, y en cuanto la idea volvió a su mente, este saltó ligeramente en su asiento, dirigiendo la vista a la persona en frente suyo.

—Mamá, ¿Puedo invitar a mis amigos a una pijamada?—Le dió una pequeña sonrisa a la mujer, intentando manipular con aquél gesto a la misma.

—Claro que sí hijo. ¡Pero nada de chicas!—Medio en broma y medio en serio, le reprochó al menor

YoungJae sólo rió, no es como si fuese a invitar mujeres de todas maneras.

—Uh, se me va a hacer tarde, quedé en irme con Jackson y Jaebum al colegio.—El castaño tomó su mochila y guardó en esta sus lentes, los cuales solía usar en clases ya que su vista no era la mejor de todas, y el sentarse al fondo del salón realmente no ayudaba.
Dió un último mordisco a la tostada y un sorbo a su café para luego besar la frente de su madre y salir de su hogar.

Comenzó su camino a la parada de buses, donde se supone sus amigos estarían esperando para poder irse.

Una mezcla de nervios y felicidad se formó en el interior del castaño, pues no era un secreto que le gustaba Jaebum; de hecho, todos sus amigos lo sabían a excepción del azabache, quien aparentemente jamás había notado las dulces miradas que el más bajo solía dirigirle en cuanto se presentara la oportunidad. YoungJae prácticamente irradiaba corazones y arcoiris cuando estaba cerca del mayor, por lo que a veces se preguntaba seriamente si Jaebum no sabía o simplemente le ignoraba.

Decidió apurar su paso para no provocar que sus amigos llegasen tarde por culpa suya, y en cuestión de minutos, ya se encontraba cerca de la parada.

Allí se encontraban Jaebum y Jackson, ambos riendo de algo que seguramente el chino había hecho. Antes de acercarse más y ser notado por ambos, acomodó su cabello mientras mordía su labio y sentía cómo su corazón se aceleraba. Se rió ligeramente de si mismo al notar lo ridículo e imbécil que era cuando el pelinegro estaba cerca. El amor lo volvía tonto, muy tonto.

Ahora sí, caminó directo hacia sus amigos, y poco antes de estar frente a ellos, el par notó su presencia y agitaron la mano a modo de saludo. YoungJae sólo agachó un poco su sonrojado rostro al ver la hermosa sonrisa que el chico de rasgados ojos de dirigía.

—Hola Jackson, hola Bumie.—Se acercó y dejó un beso en la mejilla de cada uno como ya se le hacía costumbre.—¿Vamos ya?

Ambos chicos afirmaron y comenzaron su camino a la escuela.

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⏰ Last updated: Jun 10, 2018 ⏰

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PIJAMADA ; g7Where stories live. Discover now