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—A ver... Discusiones sobre Tristes trópicos mezcladas con charlas sobre en qué lugar del cuerpo te cortas porque crees que eres una asesina. Super normal, exactamente igual que con cualquiera de las otras chicas que conozco. ¿Pero qué les pasa a las mujeres? Te lo digo en serio, si tengo que volver a escuchar otra de estas conversaciones y hacer como que no me aburro... —niega con la cabeza.

__________ no se lo puede creer, no se puede creer que se esté riendo. Andy también se ríe.

Por un momento los dos están partiéndose a carcajada limpia.

—Yo no me corto por eso —dice, cuándo consigue calmarse.

—Entonces, ¿por qué no...? —empieza Andy, pero __________ lo interrumpe.

—Mira, lo que te estaba intentando decir hace un minuto es que, bueno, tú eres la única persona que me escucha, que no hace ver que todo marcha perfectamente. —

Para de hablar, no está segura de si debería continuar, pero, la verdad, es lo mínimo que puede hacer por él teniendo en cuenta todo lo que él la ha ayudado.

— ¿Sabes? Después de que murieran mis padres me di cuenta de una cosa. —A __________ le tiembla la voz—. Me di cuenta de que lo que la gente te dice, su manera de reaccionar, te dice más de ellos que cualquier otra cosa. Piensan que te están dando el pésame o como quieras llamarlo, pero en realidad se están mostrando ante ti tal y como ellos son.

—Creo que no sé por dónde vas —dice Andy frunciendo el ceño.

—A ver, bueno, esto es lo que quiero decir. —__________ coge aire—. Después del funeral, una mujer mayor se acercó a mí para decirme cuánto lo sentía. Yo apenas la conocía, mis padres un poco más. Es igual, me dijo que lo sentía mucho y entonces añadió: al menos ellos no han muerto solos. —__________ cierra los ojos al sentir que las imágenes y los sonidos de aquel día vuelven a su mente. No es fácil, pero hace acopio de valor y continúa—. Si lo piensas bien, es un comentario bastante extraño. O sea, mis padres estaban muertos, se acababan de morir en un accidente de tráfico, es una manera horrible de morir, y ella estaba diciéndome que era bueno que hubieran muerto juntos.

__________ para de hablar por un segundo y mira a Andy. Puede ver que la escucha con toda su atención.

—Cuando digo que era mayor —continúa __________ —, es que era mayor, ochenta y pico, creo. Yo ya sabía, en fin, todo el mundo sabía, que su marido había muerto hacía treinta años, y su único hijo murió en Vietnam poco después. Y me di cuenta que todo lo que le quedaba por delante era la conciencia de que iba a morir sola. No estaba siendo una insensible: para ella, mis padres lo habían tenido fácil.

—Y aquí tienes otro ejemplo: el otro día le hablé a Andrea de mi hermano, sobre lo de que tenga que cumplir con el rol de padre y, ¿sabes qué me dijo? Que le parecía todo un detalle. Tampoco estaba siendo insensible, sino simplemente que no lo comprendía. —__________ se mueve y aparta la mirada de Andy—. Pero contigo, bueno, las cosas que dices... Tú sí que lo comprendes, y eso me hace sentir... mejor. —__________ puede sentir cómo se sonroja.

—Te estás poniendo roja —dice Andy después de un momento.

—No puedo evitarlo.

—Bueno, pues no lo evites. O sea, ponerse roja... es bonito.

—Oh.

—Me alegra saber que puedo hacer algo para que te sientas mejor.

—Oh. —Ahora __________ sí que está roja pero no aparta la mirada. Solo deja que la mire, con la cara roja y todo.

—Vamos a llegar tan tarde al instituto... —dice Andy—. A primera hora ya no llegamos.

—Hoy no voy a ir al instituto —le cuenta __________ —. Es que no puedo, no después de lo de anoche. Además, de todos modos, voy tan atrasada con los deberes que me irá bien quedarme en casa e intentar ponerme al día.

La chica de la sonrisa rota. [Andy Biersack y Tú]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon