3. Nota de suicidio

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Una vez, lo vi sentado en mi silla frente al piano.

Por primera vez después de lo que pareció una eternidad, lucía en paz, sin dejar de lado su soledad, sin abandonar del todo la tristeza.

Pero estaba a salvo con el marfil en sus dedos. Se oía a libertad, olía a lágrimas secas.

No en la oscuridad ni en la lluvia, sino en el atardecer más rojo y más brillante, con el sol en el rostro, él contó la historia de su vida.

Le dije: "No reconozco esa melodía." Y luego de que lo hallara en su cuarto, en silencio para siempre, en sus manos encontré la composición de su partida.

PrivadoWhere stories live. Discover now