Capítulo 5

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El sábado pasa, y así también el domingo. Sé que debería hacer algo tanto con Mino como con Hyesun, porque realmente me he comportado como un cretino, y sin embargo, en lugar de moverme, me paso el resto del fin de semana revolcándome en la sensación de culpa.

Y en este sentimiento de inquietud que crece dentro de mí, como si algo estuviera comenzando a romperse en mi interior, y no estoy del todo seguro que esto sea malo. Pero me aterra.

No puedo dejar de pensar en las palabras de Mino, en la forma en que me miró —la forma en que siempre me mira, para ser sincero— en sus manos acariciándome el rostro.

Es algo nuevo para mí, sobre todo desde el accidente, y me deja completamente aislado y vulnerable.

El lunes, cuando regreso a la biblioteca, me paso la mañana con un ojo sobre la puerta, como si esperase ver entrar a Mino para devolver el libro de un momento a otro. No es que lo tuviera durante mucho tiempo, no tengo excusa ni siquiera para recordárselo, pero espero que, quizá, use esa excusa para pasar a verme.

¿Y por qué debería hacerlo?

De hecho, viendo mi despreciable comportamiento no estoy autorizado a esperar tal cosa.

Tal vez pueda comenzar llamando a Hyesun y disculpándome con ella.

—¿Qué te pasa, muchacho?

La voz de Soonja me saca de mis pensamientos. Me está observando desde el otro lado del mostrador.

—Nada, ¿por qué? —pregunto aclarándome la garganta.

—Tienes cara de funeral. ¿Estás bien? —continúa con un tono dulce.

—Más o menos...

—Yo diría que menos que más. ¿Puedo ayudarte en algo?

—¿Me puedes conseguir un temperamento nuevo?

Soonja se ríe y niega con la cabeza.

—Por desgracia no, pero el hecho de que admitas que ese es el problema, es un paso adelante. ¿Has hecho algo irreparable?

—N-no... No es...

—Bueno, entonces haz algo para poner las cosas en su lugar. No creo que sea tan difícil —concluye con un encogimiento de hombros—. Solo la muerte no tiene remedio, Taehyun —añade de inmediato, alejándose.

¡Para ella todo es fácil! Yo no sé ni siquiera lo que debo decir.

Elijo llamar a Hyesun. Al menos con ella, incluso si solo me quedo en silencio, tendré más posibilidades de éxito.

Responde al primer timbre.

—¡Quería ver cuánto tiempo te llevaría! ¡Dos días! ¡Dos días antes de llamar para pedirme disculpas!

No puedo dejar de curvar los labios en una sonrisa. Hyesun ya me ha perdonado.

—¿Y qué te hace pensar que quiero disculparme contigo?

Click.

No, tal vez no me había perdonado aún. Marco nuevamente su número y me muerdo el labio.

Cuando oigo a Hyesun descolgar el teléfono sólo susurro:

—Perdóname...

—Así vamos mejor —suspira mi amiga, satisfecha—. No me gusta cuando nos peleamos. ¡Y no me gusta cuando te comportas como un idiota!

—No debería gustarte más, entonces. Tengo una pronunciada inclinación a comportarme como un idiota.

—¡Lo sé, cabeza dura! Pero te quiero... ¿qué se puede hacer? El ser humano no es perfecto e incluso los mejores se equivocan...

his scar ; namsongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora