Capitulo 16: la audición

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Una vez que estuvo llena y caliente, con sales de distintos colores y burbujas que rebalsaban, me adentré en ella. Un suspiro de satisfacción salió de mí y me hundí más.

—¡Cariño!

La puerta del baño se abrió de repente, y me apresuré a estar bien tapada con la espuma.

—¡Mamá!—exclamé, y hundí parte de mi cuello. Mi madre no sabía muy bien lo que era la privacidad.

—Lo siento—dijo mientras se sentaba en el piso y volvía a cerrar la puerta.—¿Cómo te fue en la audición? Lamento tanto no haber podido ir a saludarte, la reunión se alargó demasiado...

Asentí y traté de ignorar el hecho de que me estaba bañando. Por suerte, la espuma hacía un excelente trabajo cubriendo todo, y desde el ángulo donde estaba sentada mi madre, sabía que no podía ver nada más que mi cara.

—Lo sé, no pasa nada. Estaba con Emma y Trevor, así que...

No verlos allí, como me habían dicho, me decepcionó un poco. Pero la verdad era que mis amigos lo recompensaron excelente, así que no estaba enojada ni nada por el estilo.

Había tenido apoyo, que era lo único que me importaba.

—Bueno, cuéntame— pidió y apoyó la espalda en los azulejos de la pared.

Le relaté toda la audición: la gente que había, lo nerviosa que me sentí, cómo Emma y Trevor me ayudaron; cómo eran los jueces, la coreografía, etc. Todo hasta el último detalle. Mientras le contaba eso, la mirada de Horus se me vino a la mente.

—...y tengo que hacerte una pregunta—dije, y tragué saliva.

Mi madre se enderezó y me miró un poco preocupada.

—¿Qué pasa, Iris?

Dudé.

—Verás—tomé aire, arrepintiéndome de mis palabras a medida que las decía—. ¿Algún... médico te dijo de...eh...alucinaciones que podía sufrir?

Tuve que juntar toda mi fuerza de voluntad para hacer esa pregunta. Sobre todo, porque le iba a tener que dar explicaciones. A mi madre le gustaban los detalles. Muchos detalles.

Parpadeó, confundida.

—¿Me estas preguntando si tienes tendencia a sufrir alucinaciones?—preguntó con cautela.

Asentí.

Se apoyó de nuevo contra la pared, y sus ojos ya no estaban alegres como hacía unos minutos.

—¿Por qué me lo preguntas?

¡Oh, dios mío!

—Mamá...

Negó con la cabeza, con los ojos muy abiertos.

—No, cariño, no dijeron nada de eso. Tienes una salud mental perfecta. Pero quiero saber el origen de tu pregunta. ¿Ha pasado algo?

Exhalé, relajando mi cuerpo. Por un segundo pensé que iba a decir que sí, y mi vida como la conocía pasó por delante mis ojos como si fuera una mentira.

—Bueno, he estado viendo...cosas.

Más bien estrellas que brillan como bolas de disco, personas reflejadas en espejos, colores de pelo distinto y claro ¡escuchando pensamientos de las personas! Lo normal.

Inclinó la cabeza hacia un costado y levantó una ceja, esperando.

Yo no podía creer que estuviera teniendo esta conversación en el baño, mientras estaba tomando un baño de burbujas.

Increíble.

—¿Qué clase de cosas?

Suspiré.

—No lo sé...Estrellas raras...y...—respiré profundo. No le iba a decir ni lo del pelo ni lo de Horus, porque me internaría yo misma, así que opté por algo que a ella le parecía «normal».— He...he escuchado los pensamientos de Emma. Sin querer.

Me hundí hasta la barbilla y las burbujas me hicieron cosquillas.

Bien, lo había dicho.

Mi madre abrió mucho los ojos e inclinó un poco su cuerpo hacia adelante.

—Interesante—murmuró, y luego sacudió la cabeza—. Bueno, hay algunas estrellas raras en el cielo, no hay que preocuparse por eso—dijo, restándole importancia con la mano.—Y en cuanto a los pensamientos, ¿te ha pasado con otra persona? ¿O solo conmigo y con Emma?

—Solo contigo y con Emma. Aunque con ella me pasó solo una vez.

Asintió y se quedó mirándome unos segundos.

—Bien, ya hablamos muchas veces de esto, pero...solo quiero recordarte que no tienes que preocuparte. No alucinas esas cosas, Iris—dijo, y su mirada volvió a tener el brillo amoroso de siempre.—No todos pueden hacerlo, pero eso no significa que sea algo raro. Simplemente es...

—...especial, lo sé—terminé la frase por ella.

Asintió.

—Solo ten cuidado—hizo una mueca—. No pasa nada, pero estaría bueno que aprendas a diferenciarlos. Es decir, si te llega a pasar con algún extraño sería un tanto...inquietante. Pero no te cierres, ni te preocupes, esta todo más que bien. De hecho, ¡es fantástico! Puedes escuchar pensamientos, Iris.—Su entusiasmo se reflejó en su cara.

Pero no en la mía.

Mi madre estaba loca.

No podía creer que en serio le entusiasmara la idea de que pueda escuchar pensamientos. ¡No estábamos en una película de fantasía! No era normal. No era especial.

Era raro.

Y es era clase de palabra que me definía a la perfección.

HorusWhere stories live. Discover now