Capitulo 16: la audición

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Todos los días agradecía por tener a Emma en mi vida. Parecía exagerado, pero realmente no había mejor amiga que ella. Agradecí internamente a nuestros padres por ser amigos de los suyos y habernos introducido en nuestra amistad cuando éramos apenas unos bebés.

Sin pensarlo, tiré mis brazos a su cuello y le di un fuerte abrazo. Ella rio y me lo devolvió.

Las horas pasaron, y cuando me di cuenta, ya me encontraba entrando al estudio. Nos habían dividido por turnos y por días, porque claramente más de mil personas juntas no entraban, pero aun así me costó encontrar espacio en el salón. Me ubiqué delante de todo, en una esquina. Por más que odiara la idea de la gente me viera tan directamente bailar, necesitaba mirarme al espejo desde cerca, y necesitaba aún más quedar calificada para estudiar allí.

Había cinco jueces delante de nosotros. Dos de ellos se pararon, nos dieron la bienvenida y comenzaron a decir indicaciones: básicamente, el que era seleccionado sería contactado en una semana vía email. El que quedaba afuera, no recibiría nada.

Fácil.

Y horripilante.

Respiré hondo. Noté que el cuerpo me temblaba ligeramente. Era la primera vez que estaba en frente de tantas personas bailando. La única que me veía siempre era mi profesora, Anne, y los pocos alumnos que íbamos a su clase.

Necesitaba relajarme.

Porque no podía hacerlo.

¡Rayos! Respiré profundo varias veces, pero el temblor seguía. No lo podía creer. Nunca imaginé que esto me iba a pasar, aunque debí haberlo sabido. ¿Cómo pretendía ser una bailarina profesional e incluso una profesora de baile, si no aguantaba la mirada de solo cinco personas? Esto estaba mal. Muy mal. A lo mejor no debería ni intentarlo, si al final...

Un par de ojos me miraron a través del espejo.

Uno era de color azul y el otro color gris, y aunque estaba a varios metros detrás de mí, en un costado, casi escondido, sabía quién era.

Horus tenía una sonrisa de costado. Levantó un pulgar y sonrió. Me quedé mirando sus ojos, su maravillosa cara, y cuando me di vuelta para verlo directamente y no a través del reflejo, desapareció.

Volví la vista al frente, aturdida.

Bien. ¿Las alucinaciones continuaban? Vaya. No tenía que ir al oculista, tenía que ir a un neurólogo. Era imposible que Horus hubiese estado allí. Es decir, a esta hora debería estar trabajando, y aparte, me encontraba en Gusiton, no en Mine Concect.

Y estaba adentro de una maldita audición, en un salón de baile.

Preocupada por eso y aturdida por su mirada, apenas el profesor empezó a dar la coreografía, me di cuenta de una cosa que antes había ignorado.

Por alguna razón, ya no estaba más nerviosa y mi cuerpo no temblaba.

—Para que sepas, tus pantalones no están manchadas de marrón. ¿Eso es una buena señal, verdad?—dijo Trevor apenas salí de la audición.

Esta vez reí con ganas, ya relajada.

La audición había sido un éxito. O al menos, lo había sentido así. La coreografía me había salido a la perfección, el tiempo lo había respetado, y lo más importante de todo, había sentido lo que bailaba.

Esa era la clave de todo.

No obtuve muchas miradas raras, suponía que porque las personas estaban igual de concentradas que yo, y eso hizo que me sintiera bien. Muy bien.

Ahora tan solo quedaba esperar.

Lo primero que hice al llegar a casa fue ir corriendo al baño a darme una ducha. Estaba sudada y con los músculos doloridos, y necesitaba urgente llenar la tina con un poco de sal y espuma. Era mágico.

HorusWhere stories live. Discover now