XI - ÚLTIMO CAPÍTULO

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"Quiero abrazarte cuando se supone que no debo hacerlo"

Estoy mirándole sin casi parpadear. No sé describir cómo sentirme al verlo frente a mi casa, de nuevo, como hace dos meses solía hacerlo.

-Eres una mentirosa, Keatton, ¿no era que estabas en la cama?- me dice con toda la naturalidad del mundo, cómo si todo entre nosotros estuviera bien. O fuésemos amigos o algo de eso.

-¿Y tú no se suponía que estabas de fiesta?- le pregunto, elevando las cejas.

-Sí, pero tenía ganas de verte- se encoje de hombros. Ay, dios.

-¿Qué quieres?- le digo, soltando un suspiro, ignorando que siento el pálpito de mi corazón hasta en mi cabeza.

-Ya te lo he dicho, verte- me dice él.

-Male, tu y yo... Estoy intentando...- me corta.

-Deja de darle tantas vueltas a todo Destinee, tú sólo ven y hablemos, déjate llevar cómo solías hacerlo antes- me dice desde el coche. No me he dado cuenta que he estado andando poco a poco hasta llegar hasta él.

Miro a mi alrededor. Déjate llevar cómo solías hacerlo antes... ¿debería? No, definitivamente no. Pero lo hago, estoy sentada en el asiento del copiloto mientras él conduce a no sé dónde, pero tampoco es que me importe mucho, no me va a pasar nada, no si estoy con él. Llegamos a una especie de parque abandonado, y mis recuerdos se activan. Bajo del coche y me fijo en el lugar, hemos estado aquí juntos. Miro de reojo y me fijo en esa valla en la que estuve apoyada mientras nos besamos por primera vez.

"Estamos en una especie de parque abandonado, o algo así. No hay nada y a la vez hay de todo. Se nota que está empezando a llegar el otoño, ya que las hojas crujen bajo nuestras pisadas y me veo obligada a llevar manga larga casi todo el tiempo."

-¿Qué hacemos aquí?- pregunto mientras me siento en esa vaya. Él está a mi lado, fumando y mirando al lago que está en calma, yo también tengo mis ojos fijos en el reflejo de la luna.

-Me parece un buen lugar- dice encogiéndose de hombros. A mi también me lo parece.

Estamos durante un largo rato en silencio. Veo cómo tira el cigarrillo al agua y el reflejo de la luna se desdibuja un poco por el movimiento. Miro de reojo y veo a Male alumbrado por las luces del coche. ¿Está llorando? Dejo de disimular y fijo mis ojos en su fesonomía. ¿Por qué llora?

-Deja de mirarme- dice llevándose el dorso de la mano a la cara, y aparta las lágrimas que bajan por sus mejillas. Mis brazos están temblando.

-¿Por qué lloras?- le pregunto. Él no dice nada.

Intento comprender qué es lo que pasa por la cabeza de él, es una persona complicada. Verlo llorar me ha partido los esquemas, y que me haya venido a ver, y que diga que tenía ganas de verme... No logro entenderlo. Pero no puedo obviar el hecho de que le quiero, y que no puedo pretender que tenerle a mi lado llorando no me afecte, por que lo hace, y mucho.

-Te echo de menos- me dice. Se mueve, y se pone detrás de mi, abrazándome por la cintura, aprieto mi agarra en sus brazos y siento cómo apoya su cabeza en mi hombro derecho -Muchísimo-  cierro los ojos. Y yo, cariño...

-Yo también- susurro -Pero ya te dije que no volvieses a buscarme cuando te arrepintieses de esto- le recuerdo, sin embargo, no me despego de él, no puedo -Te dije que no iba a estar esperándote- le digo.

-¿Ya me has cambiado por Rex?- me giro a mirarle. Tiene los ojos húmedos, él también me mira.

Estamos muy cerca el uno del otro. Junta sus labios con los míos y no puedo evitar sentirme en casa. Me giro un poco, y paso mis brazos por su nuca, para acercarle más a mi. Le quiero, le necesito. Me ha hecho daño, me ha jodido, me ha hecho llorar y pasarlo muy mal... Pero joder, le quiero. Dicen que el primer amor nunca se olvida, yo no me puedo olvidar de él. Es imposible hacerlo si me agarra y me besa de ésta manera.

El monstruo IIIWhere stories live. Discover now