"Quiero abrazarte cuando se supone que no debo hacerlo"
Estoy mirándole sin casi parpadear. No sé describir cómo sentirme al verlo frente a mi casa, de nuevo, como hace dos meses solía hacerlo.
-Eres una mentirosa, Keatton, ¿no era que estabas en la cama?- me dice con toda la naturalidad del mundo, cómo si todo entre nosotros estuviera bien. O fuésemos amigos o algo de eso.
-¿Y tú no se suponía que estabas de fiesta?- le pregunto, elevando las cejas.
-Sí, pero tenía ganas de verte- se encoje de hombros. Ay, dios.
-¿Qué quieres?- le digo, soltando un suspiro, ignorando que siento el pálpito de mi corazón hasta en mi cabeza.
-Ya te lo he dicho, verte- me dice él.
-Male, tu y yo... Estoy intentando...- me corta.
-Deja de darle tantas vueltas a todo Destinee, tú sólo ven y hablemos, déjate llevar cómo solías hacerlo antes- me dice desde el coche. No me he dado cuenta que he estado andando poco a poco hasta llegar hasta él.
Miro a mi alrededor. Déjate llevar cómo solías hacerlo antes... ¿debería? No, definitivamente no. Pero lo hago, estoy sentada en el asiento del copiloto mientras él conduce a no sé dónde, pero tampoco es que me importe mucho, no me va a pasar nada, no si estoy con él. Llegamos a una especie de parque abandonado, y mis recuerdos se activan. Bajo del coche y me fijo en el lugar, hemos estado aquí juntos. Miro de reojo y me fijo en esa valla en la que estuve apoyada mientras nos besamos por primera vez.
"Estamos en una especie de parque abandonado, o algo así. No hay nada y a la vez hay de todo. Se nota que está empezando a llegar el otoño, ya que las hojas crujen bajo nuestras pisadas y me veo obligada a llevar manga larga casi todo el tiempo."
-¿Qué hacemos aquí?- pregunto mientras me siento en esa vaya. Él está a mi lado, fumando y mirando al lago que está en calma, yo también tengo mis ojos fijos en el reflejo de la luna.
-Me parece un buen lugar- dice encogiéndose de hombros. A mi también me lo parece.
Estamos durante un largo rato en silencio. Veo cómo tira el cigarrillo al agua y el reflejo de la luna se desdibuja un poco por el movimiento. Miro de reojo y veo a Male alumbrado por las luces del coche. ¿Está llorando? Dejo de disimular y fijo mis ojos en su fesonomía. ¿Por qué llora?
-Deja de mirarme- dice llevándose el dorso de la mano a la cara, y aparta las lágrimas que bajan por sus mejillas. Mis brazos están temblando.
-¿Por qué lloras?- le pregunto. Él no dice nada.
Intento comprender qué es lo que pasa por la cabeza de él, es una persona complicada. Verlo llorar me ha partido los esquemas, y que me haya venido a ver, y que diga que tenía ganas de verme... No logro entenderlo. Pero no puedo obviar el hecho de que le quiero, y que no puedo pretender que tenerle a mi lado llorando no me afecte, por que lo hace, y mucho.
-Te echo de menos- me dice. Se mueve, y se pone detrás de mi, abrazándome por la cintura, aprieto mi agarra en sus brazos y siento cómo apoya su cabeza en mi hombro derecho -Muchísimo- cierro los ojos. Y yo, cariño...
-Yo también- susurro -Pero ya te dije que no volvieses a buscarme cuando te arrepintieses de esto- le recuerdo, sin embargo, no me despego de él, no puedo -Te dije que no iba a estar esperándote- le digo.
-¿Ya me has cambiado por Rex?- me giro a mirarle. Tiene los ojos húmedos, él también me mira.
Estamos muy cerca el uno del otro. Junta sus labios con los míos y no puedo evitar sentirme en casa. Me giro un poco, y paso mis brazos por su nuca, para acercarle más a mi. Le quiero, le necesito. Me ha hecho daño, me ha jodido, me ha hecho llorar y pasarlo muy mal... Pero joder, le quiero. Dicen que el primer amor nunca se olvida, yo no me puedo olvidar de él. Es imposible hacerlo si me agarra y me besa de ésta manera.
YOU ARE READING
El monstruo III
Teen FictionTercera entrega de la trilogía "El monstruo". Alma oscura camuflada en ojos claros. Duro, frío, calculador. Dolor, tristeza, soledad... Sentimientos que hacen despertar a ese Monstruo. Ni siente, ni padece, dejó de hacerlo hace mucho tiempo. Una bes...