Un Mapa para Volver

16 1 0
                                    

El bosqué terminaba en un pequeño pueblo silencioso. Era de noche cuando Kashmir había llegado, cansado y hambriento. Una pequeña casa con una luz encendida frente a la puerta lo recibió. Kashmir tocó la puerta, donde un hombre de barba canosa y mirada taciturna lo recibió. Al parecer, un viajero alegró al hombre, como si llevara años necesitado de compañía.

El amuleto de Kashmir se iluminó dentro de esa casa, pero el hombre no se dio cuenta pues preparaba té para Kashmir. Bajo una luz tenue en el comedor, el hombre ofreció a Kashmir de comer, a cambio de escuchar la pena con que cargaba. 

"Hace muchos años, mi hermosa esposa Bianca y yo tuvimos un hijo. Le pusimos Leo y lo amamos muchísimo. Construí esta casa para mi familia, y vivimos durante pocos años felices. Mi esposa, sin embargo, tenía una enfermedad extraña, una que se negaba a mencionar. Yo decía que ella... veía al mundo diferente, pero ella sufría mucho. Pasaba terrores y ansiedad, y conforme mi hijo se hacía más fuerte, ella se debilitaba. Ella murió cuando mi hijo tenía a penas cinco años, dejándonos los dos atrás. Su muerte... no fue por la enfermedad tal cual... ella quiso llevársela, con todo y su sufrimiento. Ella sólo quiso lo mejor para su hijo. 

Pero pronto, Leo también comenzaba a despertarse en la noche y amanecer sin haber dormido. Tuve que llevarlo al doctor... y la misma enfermedad de ella estaba en mi pequeño. Las medicinas lo ayudaban, pero conforme pasaba el tiempo, me daba cuenta que no podía hacer nada por él. Él lloraba cuando unos monstruos llegaban por él. Al principio, creí que era su imaginación de niño, pero cuando sus relatos se hacían oscuros y tenebrosos, entendía que algo más en su cabeza le decía esas cosas. Él me pedía no darme las medicinas, por que así, los monstruos se lo llevarían, pero iría con su mamá.  

Una noche se terminó su frasco. Fui esa noche, muy tarde, con el doctor por otra dosis. Pero la lluvia y el cansancio terminaron en un accidente de tráfico. Terminé en el hospital por tres días, sin hablar, sin moverme. Cuando pude comunicarme, Leo ya no estaba en la casa. Todos lo buscaron, pero Leo se había ido sin dejar rastro. Incluso algunos cuestionaron mi cordura, como si Leo hubiera sido mi propio invento. Pero faltaban sus zapatos de su habitación, y así me recordaba que todo era verdad. 

Aún no entiendo qué sucedió, pero de noche sólo imagino qué le sucedió a mi hijo. No creo que haya dormido desde hace mucho tiempo, ni salido de esta casa. Quiero a mi hijo de vuelta, pero eso es algo que no puedo recuperar. "

Esa noche, Kashmir escuchó ruidos toda la noche. El padre de ese niño no dormía, y sólo descansaba a ratos en cualquier habitación, luego, buscaba ahogar su ansiedad. El amuleto no dejó de emitir una luz roja esa noche, ni de capturar el eco de los ruidos de esa casa. 

Al partir en la mañana, Kashmir notó que había un frasco en la mesa del comedor, empolvado, empañado y viejo. El hombre se despidió con pesar de Kashmir, dándole un mapa para saber volver. Pareció que ese deseo que volviera era más grande que cualquiera lo hubiera pensado.

Kashmir le prometió que volvería, en algún otro tiempo.

La Leyenda de Kashmir y las Voces del LagoWhere stories live. Discover now