Sweet Dream XIX

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2:46am, esa era la hora en la que Yuzu escuchó el timbre sonar.

Su madre no se encontraba en casa en ese momento, pero aún así fue a averiguar de quién se trataba.

Al abrir la puerta, unos labios fríos y secos chocaron con los suyos, pero se sentían familiares y cálidamente adictivos.

Se separó con brusquedad de la persona que la había besado repentinamente, pero al ver sus ojos amatista volvió a besarla una vez más.

La extrañaba, la extrañaba demasiado.
Y la extrañaría mucho más.

Sintió como la posó con delicadeza en la cama y Mei se colocó sobre ella, Yuzu tomó sus mejillas y le sonrió.

-" Pensé que no volvería a verte ."- dijo Yuzu soltando una pequeña sonrisa.

Se unieron nuevamente en un profundo beso, pero Yuzu frunció su ceño al notar la mano de Mei rozar su abdomen. Aún así se dejó llevar.

Los besos de Mei descendieron hasta su cuello dando paso a un suave y delicado gemido de parte de Yuzu.

Aihara Mei conoció a Okogi Yuzu casi dos meses atrás. Y aunque llevaban prácticamente toda la vida siendo vecinas, ambas vivían en su propio mundo para el no conocerse antes.

Pero las cosas debían de ser así.

-" Cuando te conocí... "- escucho decir a Mei, quien se encontraba quitando su propia camisa -" Pensé: Esta chica en verdad es sofocante ."- soltó una pequeña risa -" Pero la verdad, Yuzu, es que siempre me gustaste ."- murmuró ahora cerca de su oído -" No soy buena manejando palabras amorosas."- dijo mirando fijamente a la rubia -" pero puedo decirte que en verdad te amo."

El amor, un sentimiento muy difícil de entender o explicar. Pero todos lo hemos sentido alguna vez. Sabemos que el amor se expresa de diferentes maneras y también que existen diferentes tipos de amor, pero cuando lo sientes, sabes cuando lo haces.

Yuzu vio a Mei fijamente, intentando descifrar que estaba intentando decirle con aquellas palabras.

Entonces cuando Mei le sonrió, su corazón sintió la alegría.

-" También te amo ."- dijo Yuzu en respuesta abrazando a Mei contra su cuerpo.

Yuzu despertó con un intenso dolor en su cuerpo, y con un brazo rodeando su cintura.

Sus ojos se abrieron con cansancio, y sintió su cuerpo desnudo siendo abrazado por otro de igual modo detrás de ella. Se sonrojó al recordar lo sucedido y cubrió su rostro al recordar que su virginidad había sido entregada a la chica de ojos amatista, tomó la mano que descansaba en su abdomen y sonrió sintiendo aún aquella alegría.

Miró a Mei, quien aún dormía a su lado, su respiración era delicada, así que asumió que aún se encontraba dormida. Volteó para quedar frente a ella y pasó la palma de su mano por su mejilla izquierda, rozando con su pulgar el labio inferior de la chica a su lado.

Sus ojos empezaron a abrirse, y Yuzu sonrió al verla despertar.

-" Buenos días ."- dijo la rubia besando la punta de la nariz de su acompañante.

Mei solo le devolvió la sonrisa y beso su frente.

Este sentimiento de plenitud lleno su corazón y lo encantó de una manera incomprensible. Sentía que a partir de aquel momento las cosas cambiarían, en verdad lo creyó así.

El libro que le había dado a Yuzu recientemente constaba de 22 capítulo, que si bien eso sonaba muy poco, cada capítulo tenía más de 1,007,996 palabras. Era un libro bastante duro de leer, pues desde que lees la primera página, puedes notar que el final no es muy agradable.

Mei acompaño a Yuzu a su escuela esa mañana, y después se marchó a su academia o eso le dijo a Yuzu.

-" Creo que recuerdo haberte dicho algo, Mei-San ."- dijo Matsuri dándole una sonrisa traviesa.

-" Solo quería despedirme, ¿bien?"- dijo Mei de una manera vacía caminando de regreso a su casa.

-" ya veo... "- dijo Matsuri siguiéndola -" Entonces supongo que no volverás a verla."

Sus manos empezaron a sudar.

-" Ya déjame, Mizusawa ."- dijo Mei entre dientes apurando su caminar.

Los seres humanos siempre buscamos la salida más rápida, nuestra manera de ver las cosas nos hace pensar de este modo. Estamos acostumbrados a no luchar y quedarnos callados, estamos acostumbrados a buscar respuestas en las mismas preguntas.

Pero por más que lo intentemos la conclusión será la misma, nunca aprendemos de nuestros errores.

Cuando entró a la casa Aihara, no encontró a su padre y se sintió aliviada, subió a su habitación y miró la mochila azul que tenía sobre su cama, tomó los tres libros que aún no terminaba, y el arma sobre su mesa de noche y los empacó dentro de la mochila.

Las lágrimas empezaron a salir cuando miró su habitación.

Los libros seguían tirados en el suelo esparcidos por todos lados, mientras que los libros escolares seguían en orden. Quitó su uniforme y lo guardó ordenadamente en su armario.

En su lugar, tomó una camisa blanca y jeans negros, botines negros y un abrigo grueso azul oscuro. Tomó una hoja y un bolígrafo y entre lágrimas escribió una carta a la única persona que le importaba en su vida.

La dejó sobre su almohada y dejó la puerta de su cuarto abierta. Dejó las llaves de la enorme casa en el buzón de la casa Okogi.

Y caminó a paso lento hacia el parque.

Nosotros creamos nuestro propio camino, nosotros ponemos los obstáculos, nosotros creamos nuestros logros.

Diciembre, un mes algo cliché, pero todos tenemos algún sentimiento por este mes, sea odio o amor.

Si hubiera sido un poco más valiente, Mei no habría hecho que Yuzu odiara ese mes.

A partir del día dieciocho, Aihara Mei y Okogi Yuzu dejaron de verse. Este fue el último día que se sonrieron, el último día que compartieron juntas.

Pues así lo había decidido Mei.

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" La pequeña se levantó entre lágrimas, pues sus pesadillas cada vez eran más fuertes.

Su padre llegó rápidamente a su lado, y abrazó a su hija con fuerza y amor.

El hombre conocía de sus pesadillas, el hombre sabía que por mucho que la llevase a un psicólogo, estas no desaparecerían".

-Sweet Dream, fragmento del capítulo 19.

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