Capítulo 3

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Harry POV.

-¿Sigues juntándote con esa tonta de Marshall?- preguntó James encendiendo un cigarrillo.

Lo observé arqueando una ceja.

-Primero, ella no es una tonta, es mi mejor amiga, así que más te vale que cuides tu vocabulario- dije secamente y sin rastro de emoción en mi expresión. -Segundo, ¿estás buscando otra suspensión?- añadí señalando el cigarrillo mientras él le daba una calada.

-No me molestaría faltar unos días a éste estúpido lugar- dijo él con una expresión de «es lo que hay». -No veo la hora de graduarme y largarme de ésta asquerosa ciudad. 

Me encogí de hombros mientras cruzábamos el patio de vuelta a la cafetería. James dejó caer el cigarrillo y con un bufido, lo pisé, apagándolo.

Todos tenían la idea de que al graduarse, se escaparían de aquí e irían a alguna parte más emocionante de los Estados Unidos.

Loveland no era precisamente la ciudad del amor como lo sugería el nombre.

Se trataba de una pequeña ciudad situada en Colorado. Era sencilla y no sobresalía del resto, pero me gustaba.

Con Megan habíamos estado de vacaciones en Nueva York aquel verano, y había sido genial. Realmente emocionante.

Pero supongo que siempre amaré la tranquilidad de Loveland. Allí había crecido. Y no planeaba específicamente largarme de allí al cumplir los dieciocho.

Nos sentamos en nuestra mesa habitual. Se puede decir que mi grupo era el más escandaloso en el instituto.

Cualquier rumor que corriera en los pasillos acerca de las descontroladas fiestas que hacíain era probablemente cierto, y más.

Las novias de algunos de los chicos se acercaron a protagonizar aquellas melosas escenas que solían hacer durante cada almuerzo.

Palmeé mi bolsillo, revisando si tenía mi billetera a mano, y me puse de pie dirigiéndome al bufet.

Estaba tomando una hamburguesa cuando sentí una mano en mi hombro.

-¿Qué con eso de que me acompañarías en mi dieta?- se quejó ella cruzándose de brazos y frunciendo el ceño. Era adorable.

-Oh cierto, ¿qué tal mañana?- le dije y solté una risita cuando me fulminó con la mirada.

-Lo prometiste Harry. Qué mal amigo eres- me reprochó dándome la espalda para tomar un jugo y colocarlo en su bandeja. 

-Y tú eres una tonta, pero de todos modos te amo- le dije riéndome ante su berrinche. -Oh vamos, estás delgada, ¿para qué una dieta?

-No me interesa si estoy delgada o no, quiero estar saludable. 

Alterné mi mirada entre ella y la hamburguesa. 

Finalmente Megan soltó una carcajada.

-Bien, empezaremos la dieta mañana.

Asentí con una sonrisa y besé el tope de su cabeza.

-Por eso te adoro.

-Lo sé. 

Cuando pagamos el almuerzo, ella se dirigió a su mesa de siempre y yo la seguí.

-¿No regresarás con tus amigos?- preguntó sorprendida mientras tomaba de su limonada.

-Megan Marshall, ¿qué clase de amigo crees que soy? No voy a dejarte sola, pequeña fracasada.

Ella arqueó una ceja y supe que tenía una réplica mordaz en la punta de la lengua. Calló, observándome con una sonrisita en las curvas de su boca. 

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⏰ Last updated: Jul 03, 2014 ⏰

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