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       Los agentes del gobierno estadounidense se habían puesto en marcha para poder conseguir una manera de entrar a la Casa Blanca sin poner en riesgo toda la operación y la vida de los rehenes que habían quedado atrapados dentro de la vivienda del presidente.

El capitán Johnson se vio obligado a tener que ir a donde estaban las carpas de la policía y S.W.A.T. a unos metros de la entrada de la Casa. Todo el país se había vuelto espectador de el ataque que se estaba llevando a cabo, los periodistas no se hicieron esperar y rodearon toda la zona donde se estaba maquinando la investigación. Pendientes de cualquier dato que pudieran pescar para usarlo a su favor y ganar dinero con ello. Eran buitres esperando un buen trozo de carne.

Por otro lado, los chicos que estaban adentro de la Casa lo estaban pasando mal, muy mal. Habían quedado escondidos en uno de los garajes que usaban las personas de limpieza para los utensilios que empleaban al arreglar el jardín presidencial. El lugar estaba repleto de pinzas, carretillas, macetas y un terrible olor a tierra húmeda. 

Nyx había dado aquella idea, sugiriendo que sería más fácil atacar desde adentro. Además, ninguno quería dejar a sus compañeras atrás.

—Ya conseguí abrir el agujero.

Hermes vio desde lo alto de la escalera –que habían tomado del garaje jardinero– a su equipo, esperando recibir el siguiente paso de su trabajo. Él y Hécate abrieron dos pequeños agujeros en el techo, siguiendo las indicaciones de Némesis para poder implantar unas cámaras ahí y poder precaver quienes se acercaban a su refugio.

Las cámaras eran pequeñas e inalámbricas, por lo cual hacía la tarea muchísimo más fácil.

Con ayuda de Apolo y Atenea ambos chicos terminaron de colocar las cámaras de manera que se viera de forma panorámica y trataron de esconderlas con las hojas que estaban en el techo del lugar.

—Las cámaras están funcionando. —informa Némesis mientras le enseña la pantalla de su computador a sus compañeros— No tenemos a nadie a nuestro alrededor por ahora, debemos de idear un plan rápido para seguir aprovechando eso.

Cómo había dicho la pelirroja, a su alrededor solo se veían arbustos y fuentes sin funcionar. Así mismo, descubrieron que estaban ubicados en el lado este de la Casa Blanca; cerca de donde estaban los túneles por los cuales habían ingresado Afrodita y Artemisa.

—No podemos ir allá sin armas. —Ares fijó sus ojos caramelo en todo el equipo— Esos sujetos son posiblemente sicarios y ex- militares, no se andan con malditos juegos.

—Además que ellos no dudarán en disparar sin importar nada, lo más probable es que sea una misión suicida. Pueden estar enviándole la información a personas externas y los que están ahí adentro solo serán un sacrificio para el objetivo.

Todos se quedaron callados por las palabras de Atenea, la ojiazul tenía muchísima razón. Lo que sea que los terroristas andaban buscando en la casa del presidente no estaban esperando salir vivos de ahí.

El fin justifica los medios ¿No?

—Ares y yo solo tenemos una glock 19 cada uno. —todos fijaron su atención en la chica asiática— No es que no podemos defendernos con los puños, pero no podremos estar pendientes de salvarles el culo a ustedes e ir contra los terroristas al mismo tiempo.

Sin poder evitarlo Hécate soltó una ligera risa al escuchar aquello, él tenía la mala costumbre de reír en los momentos menos indicados.

—No tienen que preocuparse por nosotros. —el pelinegro de cejas gruesas les sonríe a todos, casi relajado— Aquí a nuestro alrededor hay muchas cosas que podemos usar para defendernos.

Los Hijos De América. ©Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum