Capítulo 11: Desenlace Parte II

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Kitty aún se encontraba en esa carreta, no sabía cuánto tiempo ha  estado ahí, ni cuanto tiempo había pasado desde la pelea, solo estaba  pendiente si es que encontraba alguna oportunidad o descuido por parte  de ellos para escaparse. No le daría en el gusto a ese tipo, no era  nadie para que la estuvieran reteniendo de esa manera...

En ese rato se detuvo, ella se puso de pie a ver si escuchaba algo. Agudizó su oído.

-Y te dejaré aquí castigada para que aprendas en la oscuridad – advirtió y el desconocido abrió la puerta de su prisión-carreta.

Dentro de lo oscuro que estaba pudo ver a alguien pequeño que lloraba y arrojaron bruscamente para luego cerrar la puerta.

-¿Rue? – preguntó Kitty reconociéndola.

-¡Tía  Kitty! – dijo sorprendida y levantándose de un movimiento corriendo a  sus brazos –Que bueno encontrarla a usted – dijo ella entre lágrimas.

-¿Estás bien? ¿Te hicieron algo? – preguntó de inmediato.

-Estoy  bien, solo que tengo un poco de miedo, no sé qué le hicieron a tía  Claire o tío Joey – dijo ella – Además que me retaron en todo el camino –  agregó con la mirada en el suelo.

-Ya está...tranquila peque – dijo cariñosamente y la abrazó para consolarla – Fuiste muy valiente.

-No es así, no pude zafarme de ellos – dijo aún más triste.

-Te  equivocas, luchaste con ellos y eso es de valiente – le aseguró –  Tienes que estar calmada, estás conmigo y no dejaré que te hagan daño  ¿Ok?

-Ok – dijo tímidamente - ¿Y qué haremos?

-Tenemos que buscar una manera de salir pero todavía no – dijo ella – Con paciencia lo lograremos.

Kitty tenía una idea en mente, mejor dicho un plan B en caso que fallara el primero ya que aún tenía que elaborarlo.

-Oye... ¿Tú sabes por qué el pueblo de Tres María se llama así? – le preguntó para distraerla.

-No – respondió negando con la cabeza también -¿Me lo puedes contar?

-Claro  que sí – contestó - Ven sentemonos acá - le dijo llevandola a un rincón para acomodarse, la gata paso un brazo alrededor de Rue para acomodarla – Es una referencia para llegar al pueblo. Las Tres  María son las estrella que están alineadas, estas se pueden ver  en cualquier parte del mundo y cada una de ella tiene un tamaño distinto –  contó ella – Por ejemplo la que está en el medio es la más grande y  brillante, hay otra más pequeña e ilumina menos y por último la del otro  costado es término medio – agregó – Lo interesante es que donde estés,  tomes como referencia la estrella más gigante y luego visualiza la  mediana, ella apuntara hacia el pueblo y caminas a esa dirección sin  perderte, en especial si estas en un camino.

-Wow – dijo sorprendida – No tenía idea ¡Qué genial!

-Nunca lo olvides, te puede ayudar en cualquier momento – le dijo Kitty.

-Jamás lo olvidaré, más si me lo contó usted – le dijo.

-Eres muy linda Rue – le acarició con la mano libre la mejilla de la pequeña.

-Gracia tía Kitty – le dijo con un sonrisa.

-Dime Kitty solamente – dijo ella – No soy tan vieja – agregó en tono de broma haciendola reír.

-Lo que usted diga, Kitty – dijo Rue.

Nuevamente  el carro se detuvo, interrumpiendo su conversación y abrieron la puerta  -Marcus desea hablar contigo – le dijo uno de sus secuaces.

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