Capítulo 5: Un secreto revelado

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El trio llegó a la hora acordada a la oficina de los jefes, Leon fue  quien se encargó de la misión de hoy. Mandó a Gato y Joey a vigilar en  las cercanías de la casa para que nadie se colara a la biblioteca o  evitar cualquier ataque sorpresivo. Después de que el evento haya  comenzado, enviarían a Kitty a dar la señal para que ellos pudieran  entrar a la biblioteca.

- Ustedes dos necesitarán unos accesorios  para que finjan ser de nuestro... círculo – dijo el gato siamés, buscando  una palabra adecuada para no ofenderlas – Para ti Kitty, te pasaré esta  fina bufanda azul, es carísima, así que será suficiente-

La gata lo  recibió, era cierto, al tacto era muy suave y delicado. Se lo envolvió  en su cuello de manera que un extremo de este le cubriera el pecho, el  largo le llegaba a la altura de la cintura mientras que el otro extremo  quedó en su espalda, movió el cinturón de su cuchillo para esconderlo  atrás, ya que esta prenda era ancha y lo cubria perfectamente.

-¿Cómo dijiste que te llamabas? – preguntó Joey.

-Sue – respondió Noah, obviamente no daría su nombre verdadero.

-Toma – dijo pasándole un collar y pulseras finas – Por este favor que nos estás haciendo te lo puedes quedar como paga.

Una  vez que recibió estos accesorios se arregló para que pudieran irse de  ahí, el carro les estaba esperando afuera ya que se estaba acercando la  hora.

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- Por lo menos se está poniendo más emocionante, te hubieras muerto de  aburrimiento si hubieras estado cuando todo esto comenzó – contó Joey  mientras cuidaban las afuera de la casa.

- ¿En serio? – preguntó Gato.

-Sí,  no teníamos un punto de partida, todas las pistas que encontrábamos nos  llevaban a nada, un callejón sin salida – respondió –Contando que  estaba solo, era aún más difícil es de esperarse que ellos no se  ensuciarían las manos.

-Es extraño – dijo pensativo el gato naranja – Usualmente, después de los robos estos quedan en nada.

-La diferencia está que afecta los dineros de esta gente por eso empezaron a moverse – dijo Joey.

-Sí es verdad – concordó.

-Al menos ahora podemos seguir un camino – dijo su compañero, el iba a hacer una pregunta y se retractó cosa que Gato notó.

-¿Qué ibas a decir? – preguntó

-No viene al caso...- excusó.

-Habla – exigió Gato.

-Es que...esa señorita que me abrió la puerta... ¿Quién es? – preguntó, él había escuchado que era la curandera pero nada más.

El gato naranja se extrañó - ¿Te refieres a Claire? ¿Qué pasa con ella? – preguntó el gato naranja.

-Sí...este no pasa nada...solo preguntaba – contestó él.

A  Gato le llamó la atención, aunque esas clases de pregunta ya la conocía,  claro...como no... por lo tanto sabía por dónde iba la cosa.

-Dos cosas, primero no la expongas o Kitty te degollará y segundo, cuidado que ella es como una hermana – le advirtió.

-Tranquilo, no haré nada – dijo un poco nervioso y defendiéndose a la vez.

-Más te vale – dijo Gato.

Notaron que la gente poco a poco iba llegando, así que decidieron acercarse sigilosamente a la casa y entrar.

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