Los deseos del otro

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-uf, si diablos, ¡A eso llamo deshacerse de esas malditas sanguijuelas.

Quil brincaba de felicidad, habíamos acabado con todos los neofitos, los Cullen nos miraron dándonos las gracias, Seth estaba sano y a salvó, que bueno por qué durante toda la batalla no había momento en que no pensara en como estaba, el claramente me decía que estaba bien.

Suspiré cuando lo ví llegando con Edward y Bella, todo iba bien, ¿Que podía arruinarlo?.

-¡sanguijuela!

Leah se abalanzó sobre un neofito sin pensarlo.

-¡Leah no!

Corrí hasta ella y le quite a aquella cosa de encima, pero se le hizo fácil rodearme, me tomo por las costillas y apretó.

El sonido que hicieron mis huesos al quebrarse resonó por todo lo lugar al igual que me chillido.
No sé qué dijeron los demás pues mi otro yo se escondió y me dejó solo a mi, gritando y contrallemdome del dolor.

Mi manda me lo quito de encima, me encontraba desnuda y gritando por el dolor, de un momento a otro tenía a Carlisle el médico revisandome.

-¡Maldita sea ____ ya lo tenía!.

Leah fue la primera en acercarse y posarse a mi lado.

-¡Leah!.

La callo Sam.

-¿Cómo está?

-Las costillas del lado derecho están rotas, tengo que alinearlas antes de que comience a sanar.

Carlisle poso una de sus manos en mi pecho lo que me hizo sacar un gran grito.

-ya empezó, aquí no puedo curarla.

-los Volturi ya vienen, no tendrán piedad si los ven aquí.

Hablo alguno de los Cullen.

-Llevenla a mi casa, es lo que queda más cerca de aquí.

Jacob estaba incado justo encima de mi cabeza, Leah me acariciaba el pelo, parecía que iba a llorar.

-Estare ahí en cuanto pueda.

Comenzaba a temblar y a sudar, mi otro yo aullaba de dolor.

Con cuidado los chicos me tomaron y cargaron en sus hombros, solté un grito.

-Tranquila _____ te tengo, vas a estar bien.

Me susurró Sam que estaba a mi izquierda, comenzaba a ver todo borroso, y justo cuando gire un poco mi cabeza, me encontré con un Seth en Shock y asustado, después mis ojos se cerraron, me desmaye por el dolor.

-¡Aaaaaaah!

Mis costillas comenzaban a acomodarse pero dolía más que cualquier cosa en el mundo.

-Esta bien, ya voy a acabar, falta un poco.

-¡Aaaaaaah mierda!.

-Leah, ayúdame a sentarla.

Pidió Carlisle, Leah se acercó y con cuidado levantó mi torso, solté un gruñido al hacer fuerza, Carlisle vendo mi brazo derecho y el izquierdo lo dejo libre.
Volví a acostarme y sentí un leve pinchaso en mi brazo.

-Es morfina, estarás bien, tal vez para mañana al medio día ya estarás mejor.

-gra- gracias.

InviernoWhere stories live. Discover now