II.

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   Harry estaba caminando alrededor del centro comercial, buscando un regalo de aniversario, cuando lo vio. Era pequeño, simple, brillante y perfecto. Lo miró a través del vidrio por unos instantes, con sus ojos abiertos y su boca formando una pequeña o. Haciendo un inmediato viaje a aquella mañana después de la fiesta de Nick, se preguntó a sí mismo unas treinta y tres veces si debería entrar a la tienda. Pero cuando la razón le ganó al deseo, decidió que no, no aún, era muy pronto, y siguió caminando.

     Media hora después, aún no había encontrado un regalo lo suficientemente bueno para Louis, y se comenzaba a sentir un tanto frustrado. En adición eso, sus pies comenzaban a doler y quería ir de vuelta a la tienda donde había visto el pequeño objeto que le había llamado la atención, pero su cerebro no daba un brazo a torcer. Cansado, se sentó en una banca frente a una tienda de suvenires chinos para tomar un descanso.

    Al sentarse, su mente regresó al día en el que conoció a Louis en el baño. No era el lugar más romántico para conocer a tu otra mitad, él sabía eso, pero no deseaba cambiar ni una sola cosa sobre ese momento. Recordaba haber atrapado a Louis mirándolo a través del espejo, -admiraba tus rulos, diría luego-, y este volteó rápidamente, un tanto avergonzado de haber sido descubierto. Harry sonrió para sí mismo entonces, ignorante al hecho de cuan especial ese muchacho con el cabello de escarabajo se convertiría en un futuro bastante próximo.

    Poco después, lo vio de nuevo, y un dudoso Louis caminó hasta él, le dijo que no se preocupara ya que estaba seguro que iba a tener éxito, y le pidió una foto. No estaba coqueteando, estaba siendo sincero y con ese pequeño gesto, se convirtió en la primera persona en creer realmente en Harry. Y Harry nunca dejaría de estar agradecido por ello.

   Y entonces, estaban parados frente a los jueces, y no pudo evitar tomar pequeños vistazos hacia al chico, quien estaba temblando y nervioso, y era tan, tan hermoso. Y entonces Simon anunció su decisión; Harry nunca podía recordar cómo sucedió exactamente, pero en segundos, Louis había saltado hacia él, con sus dos pares de extremidades enrollándose alrededor de su cuerpo. Fue el primer momento en el que se tocaron, pero se sintió natural y muy familiar. Como el momento exacto en el que dos almas que se han amado por siglos se conocen en un plano físico por primera vez.

  Y era maravilloso el hecho de que incluso después de tantos años, todavía se sintiera anonadado cada vez que pensaba en ello. Porque simplemente estaba destinado a pasar. Ellos estaban destinados a suceder. Nueve años después, todavía sentía las juveniles mariposas en su estomago cada vez que Louis le miraba. Casi una década más tarde, todavía no podía pasar una hora sin él porque comenzaría a extrañarlo y a quejarse como un pequeño niño. Era hermoso sentirse de esa manera, y él era realmente feliz. Felicitaciones al señor Destino, por hacer su trabajo tan bien.

   -Buenos días, hijo.- De repente, fue interrumpido por una anciana asiática parada frente a él, con una sonrisa amable y arrugada, y una cesta de galletas en sus manos. No estaba seguro de cómo o cuando ella había llegado ahí. –Ten, toma una de estas galletas.- Empujó la cesta un poco hacia él, y él dudosamente estiró su brazo para coger una.

    Harry le agradeció a la risueña mujer, y con otra sonrisa, ella se fue. Aún un poco descolocado por la aparición de la señora, se dio cuenta de que era una galleta de la fortuna. Curioso, la rompió y adentro había una tira de papel con una frase en pequeñas letras. Tuvo que forzar un poco la vista para lograr leer la oración correctamente.

        "El destino camina de mano a mano con la eternidad."

     Respiró algo forzado, porque la situación era tan cliché que por un segundo le pareció ridículo. Algo perplejo, subió su mirada y se encontró con la de la mujer, quién le observaba con una sonrisa conocedora, y él se preguntó si ella podía leer su mente. Pero imprevistamente, ya no tenía más dudas y nunca había estado más seguro de algo en su vida, así que se puso de pie y comenzó a trotar hacia aquella tienda, la adorable dama todavía mirándolo desde la puerta de su local.

    Llegó a la tienda,  y esperó unos segundos hasta que su respiración se calmara antes de entrar. Cuando dejó de cesar, tomó un rápido vistazo al pequeño objeto brillante, y con una sonrisa de oreja a oreja, entró a la tienda. Casi cegado por todas las resplandecientes piezas de joyería, caminó hasta uno de los mostradores y educadamente saludó a la mujer parada detrás. Él llevaba un tapabocas, así que afortunadamente no había sido reconocido.

    -¿En qué puedo ayudarte?- La mujer preguntó, con una sonrisa practicada y aburrida sobre sus rojos labios. Ella era alta e intimidante, y si Harry no hubiera estado tan ansioso, habría salido corriendo del lugar.

  -Quiero, um, un anillo.- Le informó, su voz lenta como siempre. Y al decirlo, se sintió increíblemente placentero; una grande cantidad de emoción llenó su cuerpo repentinamente, su sonrisa agrandándose de inmediato. Llegó a un punto en el que tuvo que apretar fuertemente sus puños para calmarse y no quedar como un tonto.

     -¿Tienes algún estilo en mente?

     -Sí, de hecho, quiero uno específicamente.- Le hizo seña con su mano para que lo siguiera al mostrador que estaba ubicado frente a la pared de vidrio para poder mostrarle el anillo, orgulloso de su selección. Era bastante simple; un símbolo de infinito enrollándose alrededor de una banda de oro blanco. Había dos pequeños diamantes incrustados en un lado del símbolo, y Harry no podía dejar de mirarlo mientras que la vendedora procesaba su compra.

     Sonriendo como un tonto, se preguntaba cuál sería la reacción de Louis. ¿Lloraría? ¿Entraría en pánico? No estaba seguro, pero sí sabía que al final, incluso si no era inmediatamente, obtendría un sí.

      -A ella le encantará.- La mujer dijo al notar la absoluta adoración en el rostro de su cliente. Él se sintió confundido, preguntándose quién era 'ella', y entonces miró al anillo, analizó la situación y comenzó a reír. Ella lo miró con extrañeza mientras le devolvía su tarjeta de crédito.

         -Sí, él lo amará.

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Si has leído hasta acá, muchas gracias. Lo aprecio mucho! Espero puedas decirme qué te ha parecido. :)

(Edit: 22 septiembre 2015)
Una cosa que quiero decir; no he podido actualizar ya que no tengo computadora por el momento, pero si Dios quiere, en unas semanas podré. ¡Gracias!

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