Soltando un gemido de dolor y malestar. Abriste tus ojos sintiendo tus párpados pesados y lentamente regresó tu visión. 

Perfecto, la pandilla te tenía cautiva.

Observaste lo que te rodeaba y dedujiste que estabas en el almacén frente a los muelles. Tenías las muñecas atadas con una cuerda gruesa, mientras colgabas incómodamente de una viga, aproximadamente a medio metro de el suelo.

No está tan mal, pensaste al cabo de unos segundos. Pero desafortunadamente pronto descubriste que esto era solo para que la pandilla pudiera torturarte para sacarte información. 

Estupendo. 

Sin embargo, tenías un dispositivo que era capaz de enviar una señal de socorro ubicada en tu muñeca, e informar a alguien de tu paradero por si alguna vez terminabas en este tipo de situaciones.

La noticia de tu secuestro pronto llegó al equipo cuando enviaste la señal de socorro.

Nightwing decidió ir el mismo en tu rescate y escogió a Red Robin, Cassie e Impulso para que lo acompañaran.
Lo habías salvado múltiples veces, además que era poco común que tú fueses secuestrada, lo que significaba que la banda era más peligrosa de lo esperado.

Nightwing y su equipo pudieron infiltrarse en el almacén de Blüdhaven con un alto grado de sigilo que sorprendió a Cassie. Escucharon diligentemente el plan que Nightwing había compuesto para sacarte a salvo y esperaron en silencio hasta que su líder dio la señal para moverse, y poner el plan en acción.

Un disparo hizo añicos el silencio en el almacén sorprendiendo a todo el equipo. Red Hood emergió de repente de las sombras en el techo del edificio, derribando a la mayoría de la pandilla con una serie de disparos y golpes precisos. 

—¿Qué está haciendo Red Hood aquí?!—Exclamó Cassie, cubriendo rápidamente su boca debido al volumen de su voz. 

—Supongo que él también quiere rescatar a T/N.—Respondió Tim, mirando a Nightwing con una mirada divertida. 

Sorprendentemente, Red Hood lo estaba llevando bien solo, pero el equipo intervino para sacar a un nuevo grupo de miembros que entraron en el almacén. Después de aproximadamente 20 minutos de pelea, los matones de la calle yacían inconscientes sobre el concreto, demostrando que el equipo salió victorioso.

Red Hood cortó la soga de tus manos, cuidadosamente con su cuchillo favorito. Colocó un brazo alrededor de tu cintura para sostenerte. Llevaste una mano a la cabeza en un intento de combatir los mareos que repentinamente te invadieron y así volver a enfocarse. Con un gemido exasperado tropezaste a su lado, sin embargo el agarre de Jason, solo se apretó más alrededor de tu cintura en respuesta a tu inestabilidad. Cerraste los ojos para recuperar los sentidos y permitir que tu sangre pudiese circular correctamente.

—¿Estás bien?—La inconfundible voz de Red Hood resonó a través de tu cráneo, trayéndote de vuelta a la realidad. 

—Sí, un poco inestable, algunos moretones, cortes y probablemente un dolor de cabeza, pero lo que sea.—Supusiste, abriendo los ojos para mirar a Jay. 

—Nada serio entonces.—Fue la respuesta que hizo que fruncieras el ceño.

Jason normalmente se burlaba de tu condición, él no encajaba con la descripción de "serio", así que esto era de esperar. Sin embargo, si resultabas gravemente herida, encontraste a Jason a tu lado ofreciéndote curar y coser tus heridas. Constantemente te supervisaba, por no decir cuidaba, para que supieras que realmente se preocupaba por tu bienestar a pesar de comentarios como estos.

—Es fácil para ti decirlo.—Te burlaste, al mismo tiempo que el sarcasmo goteaba en tu voz. 

—Woah, espera, vine desde Gotham y golpeé a estos tipos para salvar tu trasero. Tengo moretones también princesa.—Se justificó Jason, haciendo un gesto hacia los cuerpos plagados de heridas de bala no letales esparcidas por el área. Excepto el hombre que había admitido haber orquestado tu captura y tortura, él  había recibido una bala en la frente por cortesía de Jason.

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