Capítulo 4 - Despertar, y que la pesadilla continúe

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“Mhm” asintió tratando de no parecer nervioso, subiendo las escaleras – tan lento como su adrenalina se lo permitía – dirigiéndose hacia su cuarto.

Aunque algo lo hizo detenerse en un escalón, a mitad de camino.

“Dios,” la voz de su padre notoriamente molesta le hablaba a nadie en específico. “¡éstas películas de maricas me tienen cansado! ¿Qué ya no queda nadie normal en éste mundo?”

Su corazón dio un vuelco.

“Hasta los jóvenes están volviéndose unos malditos homosexuales...” fue la última cosa que le oyo murmurar.

Lo último que le faltaba.

Llegó a su habitación lo más rápido que pudo, y falto de aliento se colocó los auriculares, puso el reproductor en aleatorio, y se estrelló contra la cama boca abajo sin importar el dolor del impacto.

Y la canción más suicida y depresiva que tenía comenzó a sonar.

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«Uuuuuuuuuuughh. Sólo, ugh».

Era la hora del sacrificio inicial del día (porque, vaya a saber uno cuantos tendría que hacer...), y no, no estaba preparado. Pero es como cuando quieres zambullirte en una piscina y el agua está muy fría. Sabes que hay dos opciones: no meterte, o tirarte con todas tus fuerzas de una sola vez. Si realmente quieres entrar a la piscina, o tienes que entrar a la piscina, debes aguantar el impacto del frío de alguna manera. Nadie dijo que sería fácil, ¿verdad?

Después de levantarse de la cama, habiendo sufrido ahí acostado por alrededor de media hora, se vistió, tomó sus cosas y se fue. Ningún “adiós” a papá o mamá porque ellos partían antes que él, dejándolo solo en la casa con su propia copia de la llave.

Audífonos puestos, música haciendo juego con su estado de ánimo. La calle se veía bien y seca, aunque las plantas se veían aún mejor, mojadas. El cielo azul, el sol comenzaba a salir. «Qué irónico», pensó. Siguió su tortuoso camino de siempre, pero un pequeño detalle había cambiado: esta vez no quería que terminara nunca.

Al llegar a la entrada de la institución, subió el volumen de la música para bloquear cualquier sonido proveniente del exterior, así nadie lo molestaría. Aunque si pudiese bloquear su vista sería tan genial... Un grupo de chicos caminaban hacia él y no parecían tener buenas intenciones. Justo como pensaba, veía sus bocas articulando, pero no escuchaba el sonido. Perfecto. Pero no contaba con que fueran a arrancarle los audífonos para que los escuchara atentamente.

“Vas a oírme, porque tengo algo que preguntarte, White”.

«Esa voz. ¡Noooo!».

Al girar su cabeza que había dado vuelta para fulminar con la mirada a los idiotas que le quitaron sus audífonos y que ahora se encontraban a sus lados, vio al líder de la manada. Y quién más era sino Fritz y sus sirvientes. Dicho cavernícola, con una sonrisa burlona de lado comenzó con su estúpido show.

“¿Desde cuándo te dedicas a chup–?” .

“Que te jodan” lo cortó Tyler medio encabronado, pero tratando de no perder la calma, mostrándose lo más sereno posible en lo que se daba vuelta para escaparse caminando.

“Ey, ey, cuida la boquita, nena” lo burló el bravucón, e hizo una seña de mano dando una orden que sus lacayos comprendían bien. Sin haberle dejado dar siquiera un paso, los tipos a sus lados lo tomaron firmemente de un brazo cada uno y lo giraron para que quedase enfrentado a su líder. “Realmente echaste a perder el poco respeto que tenía por tí” le comentó, como si debiera estar avergonzado de ello.

No debía perder la calma...

¿Qué es lo que quieres?” preguntó mirando pesadamente hacia otro lado.

“¿Yo? Pues nada, eso, que quiero saber si marica se nace o se hace” comenzó a reír ante su comentario, y un segundo después se le sumó la tribu de idiotas. “Y como pareces saber de eso, te lo pregunto. ¿Siempre lo fuiste, o hace cuánto pasó?”

Ya estaba molestándole a grandes niveles, el infradotado. Notó que habían aflojado un poco el agarre en sus brazos al reírse y con un forcejeo trató de zafarse, pero sin éxito, ya que en seguida volvieron a apretar con fuerza, manteniéndolo en el lugar. Dejo escapar un leve bufido de frustración.

“Ahh, no. No hasta que me contestes, maricón” sentenció Fritz, cruzando los brazos. Con las cejas levantadas y doblando levemente su cuello hacia adelante, continuó con su discurso. “¿Cómo es que el famoso Tyler White, amado por todos, terminó en un día con su reputación?”

Como un golpe de suerte, otros alumnos que se acercaron al círculo interrumpieron el show, abriéndose paso entre los bravucones.

“¿Qué ocurre aquí?” preguntó un joven de cabello rojizo con el ceño fruncido.

¡Rex! Y también sus otros amigos. Genial, estaba salvado.

“Le preguntaba a su amiguito cuándo se hizo marica. ¿Quizás cuando nos desvestimos en gimnasia por primera vez y se dio cuenta que lo ponían duro los–?”

“Ey.” fue interrumpido por el sonido de una voz desconocida que no se dirigía a él.

Una figura oscura de la que nadie se había dado cuenta, parecía haberse abierto paso en algún momento de la conversación. El chico había tomado por los brazos a los captores de la víctima y los apartó de ella con firmeza. Los movimientos fueron tan espontáneos y el personaje tan extravagante que nadie articuló palabra por unos segundos.

Tyler se frotó los brazos, y le dijo “gracias” con la mirada a su salvador.

Los captores se posicionaron para volver a atraparlo, pero obedecieron otra de las señas de mano de Fritz que ésta vez les decía que se detuvieran,

“¿Y tú quién mierda eres?” le demandó al misterioso entromentido, quién creyó no haber visto nunca, y osaba interponerse en uno de sus shows.

“Fritz, ya para” rogó Owen, el amigo rubio de Tyler, serio.

El nombrado pareció cambiar de planes. “Sólo déjame aclararle que las cosas han cambiado” explicó, y dirigiéndose al joven de ojos azules, agregó “Los demás también han perdido respeto por tí”

“Owen te dijo que termines con esta ridiculez” le contestó secamente Tyler mientras se aplanaba las arrugas del suéter, y le habló a sus amigos “Chicos, vamos”.

Ya lléndose entre la multitud, se escuchó una risa asquerosamente burlona. “¡Realmente lo digo en serio!”

Al darse cuenta de que nadie lo seguía, Tyler volteó y vio a sus amigos observándolo sin expresión. Entonces una expresión, pero de desconcierto comenzó a formarse en él.

«Lo de ayer no fue una pesadilla».

“Ellos están conmigo ahora. ¿Cómo terminaste así? Ya nadie te quiere” comentó el bravucón, colocando las manos en sus bolsillos y comenzó a caminar. “Ahora estás sólo” agregó al pasar por su lado, y la manada comenzó a seguirlo, incluidos sus 'amigos', quienes ni siquiera le vieron el rostro.

Bajó su cabeza lentamente, en un leve estado de shock, sin siquiera poder moverse. El chico a su lado, por el contrario, miró por el rabillo del ojo cómo los rodeaba el grupo al irse, y giró su cabeza cuando escuchó que alguien se dirigía a él.

“Hey, tú” dijo el bravucón líder, amo y señor Fritz, que era quién estaba hablándole. “Que a tí también te quede claro que...” hizo una diminuta pausa en lo que sacaba las manos de sus bolsillos, sonándose los dedos, y su voz se volvió más oscura y su mirada más intensa “no volverás a meter tu puto culo de nuevo”.

Poco después, todos los presentes, incluso los mirones, se habían dispersado. Sólo quedaron él, Ian – su salvador – y su dignidad por el suelo.

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⏰ Last updated: Oct 29, 2016 ⏰

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Escape - enfrentar la realidad (yaoi/gay) [Hiatus]Where stories live. Discover now