Capítulo 2 - El arcoiris durante la lluvia

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Debió haber sabido que ese no sería un buen día cuando vio el tinte gris del cielo esa mañana rumbo a la escuela. Ahora estaba lloviendo. Y medio mundo se había enterado de su puto secreto también, claro. Pero ya nada tenía importancia, ni siquiera estar mojándose de pies a cabeza bajo los truenos. Ni se molestaba en correr, ya. Con el paso tranquilo y lento, como si le pesaran las extremidades y sobretodo la mente, se dirigía hacia ningún lugar en específico, ya que en su casa era seguro que lo regañarían por irse de la escuela.

Malditos padres, también. No lo entenderían ni aunque quisiera explicarlo.

¿Cómo enfentaría, de ahora en más, el tiempo restante de escuela? No tenía idea. Suponía que haría como siempre con todo lo demás: dejar que pase el tiempo, y que las cosas sigan su curso – con suerte, se solucionan solas.

Lo único que sentía que debía hacer era despejar su mente y descansar.

No había hecho más de cinco cuadras de la institución, que la tormenta empezó a empeorar, con un poco de viento amenazante que venía de frente. Aunque tenía cubriéndole su cabeza la capucha de la sudadera azul, casi no podía abrir los ojos.

Demonios, tengo que refugiarme pronto. Pero, ¿dónde?

Para su buena suerte, lo primero que se le vino a la cabeza fue el parque que solía frecuentar cuando quería estar solo. Desde pequeño lo visitaba, por eso conocía ciertos rincones secretos del extenso lugar que suponía no muchos otros conocían. Sin embargo, ninguno de ellos funcionaría – debía haber un reparo contra el viento, y si era posible, también contra la lluvia.

Decidió que lo más sensato era meterse dentro de un juego para niños, conformado por una estructura de plástico grueso, dónde se podía ingresar por un extremo y salir por el otro, deslizándose por la resbaladera. La cual solía estar siempre rodeada de alegres niños haciendo fila para sentir la adrenalina que un pequeño puede sentir al bajar a toda velocidad por allí, además de la aventura de trepar en el principio; pero que ése día se encontraba totalmente vacía en el desolado terreno del parque.

Subió por unos escaloncitos en no más de cinco pasos, pero le costó un poco meterse dentro. Por más que fuese delgado, era alto, y tenía una espalda ligeramente ancha. Con bastante esfuerzo, se las arregló para entrar, y aterrizó con un golpe seco. Se acomodó dentro, sentándose con las rodillas flexionadas hacia su pecho, rodeándolas con los brazos para darse un poco de calor. Pero cuando inclinó su cabeza hacia éstas, sintió su cabello gotear en su pantalón negro, y llevó sus manos sobre ésta para escurrirlo, sacándose la capucha.

Mientras movía sus manos rítmicamente, y su cabello disparaba agua en todas direcciones, oyó un sonido proveniente de afuera. Sonará estúpido, pero entre el sonido de la lluvia y el viento agitando las hojas de los árboles, el joven logró escuchar algo que lo inquietó un poco. Podían ser... ¿pasos?

Trató de evitar su inminente miedo, y prosiguió a seguir secándose el cabello. Pero no mucho después sintió la estructura moverse un poco, y se le tensionaron todos los músculos. En ese mismo momento debería haberse escabullido hacía la resbaladera e irse por allí, pero no consiguió moverse.

Dos manos aparecieron desde afuera, aferrándose de las paredes de plástico para impulsar un cuerpo dentro.

Tyler trató de observar como el otro individuo entraba a su escondite con una destreza excepcional, dado que su cuerpo era igual, o más grande que el suyo. Al verlo bien, con la mitad del torso dentro, descubrió quien era.

El joven que había conocido ese mismo día en el baño de la escuela pasó una de sus piernas casi sin problema, seguida cuidadosamente de la otra, agachando su cuerpo bastante para entar allí.

Escape - enfrentar la realidad (yaoi/gay) [Hiatus]Where stories live. Discover now